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Entrar a la Feria Iberoamericana de Arte (FIA) tiene un sentido distinto este año. Para poder sumergirse dentro de las 33 galerías que dicen presente en la feria, es necesario vivir primero la experiencia llamada Carlos Cruz-Diez. Un estallido de sensaciones recorre el cuerpo cuando se camina dentro de los 49 metros de cromosaturación que, desde ayer y hasta el próximo lunes, recibe a los visitantes. Una obra creada por el maestro del arte cinético venezolano especialmente para celebrar la edición número 20 de la FIA. Una bienvenida que no debe ser contada, sino vivida.
"Tuvieron que pasar muchos años para que la propuesta de las Cromosaturaciones fuese asimilada, ya que es una obra en la que el visitante penetra en un ambiente compuesto por cámaras de color que lo sumergen en una situación cromática absoluta; donde percibe y siente el color como algo físico en el espacio sin la ayuda de la forma y sin soporte alguno. En 1968 la presenté por primera vez en la exposición Cinetismo, en la Casa de la Cultura de Grenoble en Francia, pero la gente entraba y salía desconcertada de los espacios sin darse cuenta de todas las sutilezas que allí sucedían. Como no existían formas ni imágenes, pasaban de largo, no había nada que ver. Hoy, la gente la entiende y disfruta, en especial los niños", asegura el maestro vía correo electrónico.
-¿De la retrospectiva Carlos Cruz-Diez: Color in Space and Time en el Museum of Fine Arts, en Houston, tomó referencias para diseñar la obra que mandó a FIA?
-Sus organizadores me han pedido que para los veinte años de la feria, les diseñara una Cromosaturación para la entrada. Los resultados en cada una de las Cromosaturaciones son diferentes, son revelación y descubrimiento a la vez. Como es una obra que debe adaptarse al espacio disponible, las relaciones espaciales nunca son las mismas y los resultados cromáticos tampoco. ¡Siendo yo el que las crea, a veces me sorprendo con los resultados! En la exposición en el Museo de Cuenca, en España, la gente trataba de tocar los colores en el aire.
-¿No cree que una muestra para celebrar sus 70 años de producción, como la de Houston, se debió de realizar en Venezuela?
-Sería para mí un placer y un orgullo que las nuevas generaciones de venezolanos conocieran la totalidad de mi obra. Pero no creo que en estos momentos exista la voluntad y los recursos para una manifestación de esa envergadura. Es una exposición muy costosa por los seguros de las obras prestadas por museos y colecciones privadas, aparte de la serie de ambientaciones y módulos que hay que construir.
-La FIA se ha desarrollado dentro de un país convulsionado. ¿La feria se ha convertido en el reflejo del arte venezolano de las dos últimas décadas?
-En los momentos trágicos y difíciles que a veces padecen los pueblos, los artistas e intelectuales siempre han estado presentes para auxiliar espiritualmentea los que padecen. Que la FIA haya sobrevivido tantos años, es admirable. Es realmente una proeza marcada por la voluntad y capacidad de lucha de sus organizadores. Es la muestra de querer hacer que el país no pierda el tren del arte y de sus nuevas tendencias, sino que viva al ritmo de nuestro tiempo y no en el pasado.
-Con la ausencia de exposiciones internacionales en los museos, ¿cree que la FIA se ha convertido en la cita anual para conocer qué ocurre en el mundo del arte?
-Es una buena intención, pero en las condiciones actuales es utópico. Para que las galerías del mundo se desplacen a traer grandes maestros a Venezuela debe existir un clima de seguridad económica, personal y legal que genere confianza.
-¿Qué le parece la utilización de la tecnología en el arte, incluso en obras de maestros como las recientes de Jacobo Borges?
-Desde el año 1995 estoy inmerso en el mundo digital, que me ha permitido ser más eficaz en lo que quiero decir. Ya no dibujo sobre papel, sino sobre la pantalla de la computadora. Las maquetas ya no son en cartón sino imágenes virtuales en tres dimensiones que puedo ver desde cualquier ángulo. Por supuesto que ha sido gracias a mi hijo Carlos, quien me ha enseñado a manipular ese mágico utensilio.
-Se le encargó crear los 1.600 metros cuadrados del paso peatonal del nuevo Miami Marlins Ballpark. ¿Cómo surgió la propuesta?
-Es muy alentadora y loable la iniciativa (...) Me encomendaron la tarea de animar los espacios de la plaza de acceso al estadio, para lo cual diseñé tres vías peatonales con la propuesta de Inducciones Cromáticas a Doble Frecuencia. Los que transitarán hacia las taquillas y las graderías van a disfrutar el espectáculo de gamas cromáticas que surgen y desaparecen sucesivamente sin estar sobre el soporte. Será parecido a lo que ven los usuarios del aeropuerto Simón Bolívar, al caminar sobre la obra (...) Hay que establecer un diálogo con los arquitectos, técnicos y constructores, para que la obra no resulte una decoración, sino una integración coherente al espacio.
-En estos momentos, ¿cuál obra realizaría Cruz-Diez para Caracas?
-Una obra para la ciudad es voluntad del Estado. No creo que en este momento esa voluntad exista.
CULTURA
La XX edición de la FIA se desarrollará durante cinco días en las instalaciones del Hotel Tamanaco Intercontinental, en Las Mercedes.
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