Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 15 de junio de 2011

Se me fue otro profesor...ya no quedan ninguno de los que nos enseñaron con fervor de docentes verdaderos

DUELO: Réquiem por Oscar Sambrano Urdaneta, la autoridad de voz ecuánime


Sambrano Urdaneta fue destituido del cargo de director de la Fundación Casa de Bello por el presidente Hugo Chávez, que en 2001 anunció en cadena lo que llamó la revolución cultural.

El dos veces ministro de Cultura fue miembro
activo de la Academia Venezolana de la Lengua

■ El sepelio será hoy, a la 1:00 pm, en el Cementerio del Este.

Ayer amaneció con una mala noticia: el fallecimiento de uno de los intelectuales más completos que habitaba estos días complicados y de tristes divisiones en la cultura venezolana, Oscar Sambrano Urdaneta.

Cardiópata desde hace años, ingresó el fin de semana en al Centro Médico La Trinidad con un coma diabético, cuadro que tuvo su trágico desenlace ayer. El país perdió a un acucioso investigador literario, un importante gestor cultural y un académico ejemplar. El entierro será hoy, a la 1:00 pm, en el Cementerio del Este.

En la esfera pública, se desempeñó como gerente desde muy temprano en su carrera y ocupó puestos como los de director de Cultura del Ministerio de Educación y presidente del Consejo Nacional de la Cultura, ente que dejó de existir en 2008. Además, fue ministro de Cultura en los dos períodos de Rafael Caldera. En la esfera privada, se dedicó a las aulas y a la silente crítica literaria, en la que destacaron sus estudios sobre Andrés Bello, Julio Garmendia y Fernando Paz Castillo, entre otros nombres importantes de las letras del país.


Público y privado:

Hasta el momento de su muerte, Sambrano Urdaneta fue uno de los miembros más activos de la Academia Venezolana de la Lengua, de cuya junta directiva fue presidente en dos períodos consecutivos, entre 2004 y 2006. También se le conoce por ser, junto con Alexis Márquez Rodríguez y Blas Bruni Celli, uno de los impulsores de la renovación de esa institución, proceso que vio frutos recientemente, cuando se juramentó la nueva junta directiva, presidida por Francisco Javier Pérez y llena de sangre joven y de propuestas novedosas para el estudio del idioma.

Hoy parece que pasaron siglos desde la época en la que el intelectual se ocupó desde el Gobierno de la gestión cultural nacional. Sin embargo, apenas ha transcurrido poco más de una década. Cuando la llamada Revolución Bolivariana llegó al poder, Sambrano Urdaneta era uno de los miembros centrales del aparato institucional de la cultura venezolana. No sólo fue ministro de Cultura en dos oportunidades, sino que presidió el Conac entre 1994 y 1999, en medio de las tormentas presupuestarias más graves que había afrontado el sector hasta 1998. Luego, el mal clima no amainó: Oscar Sambrano fue uno de los destituidos por Hugo Chávez en la cadena presidencial de 2001 en la que anunció la revolución cultural. Entonces lo separó de la dirección de la Fundación Casa de Bello, institución a la que estuvo vinculado desde 1977.

Nacido en Boconó, estado Trujillo, en el año 1929, Sambrano Urdaneta comenzó a interesarse desde muy joven por las letras. En 1946 se mudó a la capital para estudiar en el liceo Andrés Bello y comenzó a publicar artículos sobre literatura en los principales periódicos del país, entre ellos E NACIONAL . Desde 1955 mantuvo un ascenso constante en la profesionalización intelectual.

Ese año se graduó del Instituto Pedagógico de Caracas como profesor de Literatura y Latín y cuatro años después era director de la Revista Nacional de Cultura. Y ese fue sólo el principio.

Inédito de inéditos:

La Academia Venezolana de la Lengua publicará a finales de año Obra completa de Julio Garmendiael máximo tributo de Oscar Sambrano Urdaneta a la obra del larense. Allí reúne las publicaciones La tienda de muñecos (1927) y La tuna de oro inéditos como La motocicleta selvática, La hoja que no había caído en su otoñoy Opiniones para después de la muertedaneta escribe el estudio preliminar, Blas Bruni Celli firma el prólogo y Rafael A.

Rivas la bibliografía del libro de casi 800 páginas. El académico fue albacea de los textos del escritor, por decisión de su viuda. Con Del ser y el quehacer de Julio GarmendiaMunicipal de Literatura en 1982. ganó el Premio . Sambrano Ur (1961) con textos , por decisión de su viuda. Con Del ser y el quehacer de Julio Garmendia Municipal de Literatura en 1982.

La sencillez de Oscar

Entre Oscar Sambrano Urdaneta y la realidad venezolana sólo hubo un propósito inicial y definitivo, con el cual soñó y por el cual debería ser recordado: su amor por el hacer de la cultura en sus distintos, hermosos y a veces amargos escenarios. Arribó de las montañas andinas con una ambición a cuestas, ser un sensato profesor de literatura y, a la vez, testigo de todos los movimientos y corrientes literarias que se trasladaban, entre conversación y diatribas, en una Caracas en la cual la cultura era un espacio aparte con dispositivos etéreos que impedían la incursión de los extraños y de los recién llegados.

Era el hijo ausente de nadie porque llegó solo y en busca de un espacio que ya estaba abrumadoramente ocupado. Y sin embargo, con la modestia y el trabajo constante, aconteció lo que era de esperarse: no sólo escribió un manual sobre apreciación literaria (que sigue viviendo sorprendentemente entre los liceístas de hoy), sino que lo hizo en un momento en que el país era sacudido por las vulgares batallas civiles y armadas más violentas del siglo XX.

También hizo de la crítica literaria y de la reflexión de lector acucioso su disciplina principal, y apaciguó, con su tono amable, un campo de batalla que muchas veces ocultaba la verdad de la literatura.

En lo personal debo decir que lo quise expresamente no sólo por su disposición a escuchar y conversar, por su mano abierta y su mirada sincera, por la extrema calidad de su amistad, por la transparencia de su alma.

Lo quise por su dulce sencillez tan venezolana, que negaba siempre la vulgaridad de los enfrentamientos.

Y en eso tenía y tendrá toda la razón.


Por: MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ
ARGENIS MARTÍNEZ
mroche@el-nacional.com0
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EL NACIONAL






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