Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 25 de junio de 2011

"En el fondo, Paria, es un viaje hacia la búsqueda de la pintura" Adrián Pujol, artista plástico.

"En el fondo, Paria, es un viaje hacia la búsqueda de la pintura"

"Tampoco tengo la pretensión de hacer grandes obras, sino de trasladar la emoción que puede transmitir", expresa Adrián Pujol, artista plástico.

La exposición de Adrián Pujol "Pariaiso 1996" se inaugura mañana en la Galería Gsiete, en Los Chorros OSWER DÍAZ
DUBRASKA FALCÓN , ADRIÁN PUJOL , ARTISTA PLÁSTICO | EL UNIVERSAL
sábado 25 de junio de 2011 12:00 AM
Esta historia se comienza a pintar en el año 1996. Se desarrolla en la Península de Paria, mar adentro. Un peñero, un pintor, un cuaderno, un bolígrafo y un paisaje único protagonizan la narración. Adrián Pujol (Palma de Mallorca, España 1948) lo hizo de nuevo. El llamado "pintor viajero" se adentro en la geografía venezolana y dejó que el paisaje conquistará su creación. El resulta es Pariaiso 1996, exposición que mostrará desde mañana en la Galería Gsiete, en el Centro de Arte Los Galpones.

Como lo había hecho en cinco ocasiones diferentes, Pujol iba a Paria a pintar. Pero un impedimento en su pierna hizo que sus planes cambiaran. No podía pintar de pie. Por eso tomó un cuaderno y se adentró en un peñero a dibujar lo que sus ojos contemplaban. Su bolígrafo comenzó a definir las curvas de las costas, de Río Caribe, Playa Medina Cerezo, Aguafría, la Llanada de Cangua y Querepare, San Juan de las Galdonas.

"Era ir al encuentro de algo desconocido. Sabes que yo recorro Venezuela y no me especializo ni en El Ávila, ni Margarita, ni Los Llanos. Significa que las posibilidades están abiertas; que la tierra es basta y que el hombre puede sorprenderse no solo de lo grandioso sino de cualquier espacio natural; de cualquier roca por insignificante que pareciera. Tampoco tengo la pretensión de hacer grandes obras sino de trasladar la emoción que pueda transmitir cierto espacios naturales", confianza Adrián Pujol.

En Pariaiso 1996 se desplegará en cinco libros -que estarán a la venta- y 51 piezas gráficas, 27 de ellas pruebas de artista, y 24 pruebas únicas, iluminadas con acuarela. Los dibujos que realizó cayeron en las manos de Mikel de Viana SJ y Federico Vegas. Al verlo decidieron hacer dos libros: Al paraíso me lleva la esperanza y no la melancolía, escrito en 1998, y Pariaiso, en 1999, respectivamente. "En los libros ellos hablan de lo que quieren, así se constituyo un cuerpo de trabajo con mis dibujos incluidos. Cada uno es pieza única por la iluminación de las obras".

Durante siete días fue dibujando mientras surcabas las aguas. Realizó un promedio de 100 dibujos, que durante los años siguientes hasta ahora fue convirtiéndolos en grabados.

"A mí de alguna manera me no me interesaba el canon moderno: lo abstracto, lo geométrico. Me decide por un plástica sin pararle demasiado a eso. ¡Todo como una posibilidad expresiva! Yo quería algo más figurativo; que expresará a la Venezuela recóndita, que todavía es virginal, salvaje, por decirlo de alguna manera, en el fondo Paria es un viaje hacia la búsqueda de la pintura, como única posibilidad mía", afirma.

En el mundo natural Adrián Pujo no solo halló un territorio hermoso, también se descubrió... encontró un nuevo foco a la pintura. Su pincel renuncia en 1985 al tiempo histórico de la realidad venezolana. Se cambia de tela hacia el tiempo de la naturaleza. "Cuando llegué a Venezuela trabajé con una especie de crítica sutil a la cultural, que era mi realidad. Tenía que comunicar algo y consideré que esta intencionalidad no se correspondía con lo que yo había intuido podía ser la pintura: una expresión ligada a lo simple y llanamente a mis propias motivaciones, a las más auténticas. Por eso consideré que la naturaleza era la salida a este callejón sin salida, a ese laberinto que significaba la pintura. Ya no era el hombre ni si cultura. Me salí del tiempo humano y entré en el tiempo cósmico que era el de la naturaleza fuera de tiempo, porque en la naturaleza no hay tiempo", remata.

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