Julio César Pineda || Brújula Internacional
Debacle en la Eurozona
jcpineda01@gmail.com; @jcesarpineda
En el viejo continente, analistas internacionales y políticos se preguntan si no estamos viviendo los últimos años de la Unión Europea. Todo por la crisis económica y financiera, pero fundamentalmente por el egoísmo de algunos Estados. Las grandes economías continúan pensando más en ellas que en la solidaridad y la cooperación, base esencial de todo el proyecto de la construcción europea. Francia y Alemania prefieren este nuevo espacio geopolítico como un gran mercado interior y no dirigir el presupuesto comunitario hacia todos los sectores y hacia todas las regiones. Inglaterra se ha mantenido al margen del euro. Hay culpa de economías deficitarias como es el caso de Grecia, donde se han maquillado cifras y errores en la conducción económica de países como España y Portugal. Alemanes y franceses están dispuestos a préstamos a estas economías pero con altas tasas de interés. Hoy la Unión Monetaria Europea atraviesa el peor momento, el euro une economías demasiado asimétricas. Puede ser el fin de la moneda común. Recientemente la revista alemana Der Spiege titulaba un artículo "Réquiem para una divisa", señalando que el euro como fue concebido ya no existe, y que la Unión Monetaria en el continente ya no funciona, hace falta un Plan B.
El pasado lunes, el acuerdo entre París y Berlín para ayudar a la reestructuración de la deuda griega fue un fracaso. No se pudo concretar la ayuda de 12.000.000 de euros esenciales para la subsistencia de la economía griega. El gobierno de Papandreu se ahoga frente a las propuestas sociales por los planes de austeridad. Pareciera que Grecia no tiene opciones y este desencanto se extiende a España y Portugal, escenarios propicios para una nueva rebelión política y social de los indignados. La política europea no ha permitido la acción común y el propio Fondo Monetario Internacional alerta de la expansión de la crisis. Caen las bolsas europeas y los diferenciales de la deuda suben. La desintegración de la Unión Monetaria podrá implicar el freno a la Unión Europea, hará retroceder a Europa, amenazada ya con las nuevas potencias asiáticas y con la inestabilidad del mercado estadounidense. Por eso el esfuerzo de los 27 miembros de la UE en la defensa del euro y la necesidad de planes de salvamento en la Zona Euro. Dos opciones se ofrecen: o abandonan los países problemáticos a su propia suerte o estos Estados aplican medidas de rigor para sanear su economía. En ambos casos estas situaciones no resuelven el problema si no hay una acción conjunta de las grandes economías europeas, Francia y Alemania. En el extremo, Grecia podría volver al dragma, dejando de lado la Unión Monetaria y retornar a la competitividad a la Unión Europea con la necesaria devaluación de su moneda nacional. Pero esto tendría una consecuencia sobre las otras economías, por la deuda que este país ha venido adquiriendo en los últimos meses. Lo cierto es que hoy la UE seguirá con las grandes economías con moneda fuerte y en caso de ruptura financiera las otras con moneda débil. La desintegración de la Unión Monetaria formaría parte de la desintegración de la Unión Europea, un paradigma de la cooperación y de integración en el siglo XXI, en el que 27 Estados han elaborado un espacio común en lo jurídico, político, económico y financiero.
La crisis económica y financiera que vive la Unión Europea puede terminar con este ambicioso proyecto de integración regional, paradigma para todos los sistemas de integración en el mundo, especialmente en América Latina, ahora con UNASUR y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). Durante año y medio las altas autoridades de los países de la Zona Euro presentan alternativas ante el fracaso económico y la crisis de la deuda de países como Irlanda, España, Portugal y especialmente Grecia. Dos bloques se perfilan, las economías que necesitan dinero y los que deben financiar bajo el criterio de cooperación concebido en los tratados de la UE. El proyecto político exitoso ahora está amenazado con una guerra económica entre sus miembros. El euro que como moneda común fundamentó una esperanza de desarrollo y crecimiento armónico, ahora es una amenaza directa para el futuro de la UE.
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