Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 1 de agosto de 2011

SERGIO RAMÍREZ: Un partido como iglesia ¡Heil Hitler! en Cuba,Managua y Caracas

Cuando en 1973 presenté en el

paraninfo de la UCAB mi tesis

de grado para graduarme en

la Promoción "Dr.Domingo

Miliani" en Letras, tutoreada

por Joaquín Marta Sosa y con el "abogado del diablo" el Padre Jesús Gazo sj.
estaban en el presidium del paraninfo donde no cabía un alma, dos profesores
de la Universidad de Carabobo que publicaron la obra de Ernesto
ardenal creo que se llamaba Antidio cabal y su esposa,y de los cuales no he
sabido más incluso viviendo en Valencia a partir
de un año después de ese hecho. El acto terminó a golpes, pero en mi alma
surgió un asunto que entre cartas que iban y venían entre Cerdenal y yo y
luego personalmente cuando llegó a Venezuela ese mismo año, discutimos,
me gustaba el monje trapense del único libro en prosa que tenía hasta ese momento:
"Vida en el amor" sobre el cual basé mi trabajo, no el político después execrado
por los sandinistas y me enamoré de la contemplación
cristiana y sobre todo de la figura de THOMAS MERTON, a cuyo hilo me agarré
por aÑOS
porque la discusión sobre la Teología de la Liberación era la moda y nunca acepté
esa violencia tan marcada que desviaba el mensaje de Jesús de sus raíces, pero lo
que me desesperaba más era que no encontraba CURA con quien hablar sobre
esas raíces de mi fe, y había que irse al Budismo para tocar esos temas.
THOMAS MERTON es
hasta hoy el hombre que me salvó la vida y a cuyo recuerdo recurro cuando
después de
mi encuentro con la contemplación cristiana y todo lo que el budismo y sufismo
supuestamente tienen "y la Iglesia católica perdón, el cristianismo no" según mis
amigos que sin saber un carajo de cristianismo básico se van como la señora Ortega,
poetisa y claro ejemplo de la mezcolanza que tenemos en América latina de religión
y política. Gracias a los benedictinos de la Abadía "San José" de Güigüe me encontré
con mi espiritualidad genuina, con la que me calza a perfección y dejé de ser esa brizna
de paja en el
viento que era dando más vueltas que un perdido en la noche, pues me he negado y
negaré siempre a deificar seres humanos y a ser el ridículo vistiéndome de budista y
hablando vainas que no se si son groserías en ¿sánscrito?, además, no niego nada
sin conocerlo primero. Me importa un carajo la pederastia de los curas, que Ratzinger
tenga la mirada horrible, que los curas se acuesten con mujeres (ojalá lo hagan con
mujeres) el cristianismo y el catolicismo es algo más que los que nos metieron los
jesuitas vascos y las viejas rezanderas, es un verdadero Camino de Fe...Por esa
comprensión universal respeto más al Dalai Lama y a quien en verdad siga un camino
espiritual definido, pues la raíz es común a todos y no lo que los ritos nos han
marcado menos áun desconociendo su simbología profunda.



SERGIO RAMÍREZ:

Un partido como iglesia


Ahora se trata de inventar
es un partido confesional

Una iglesia política, que toma prestados, sin ningún permiso, los símbolos y los rituales de la Iglesia.

El choque entre la jerarquía de la Iglesia católica de Nicaragua y el presidente Daniel Ortega ha sido constante, debido al abuso de los símbolos religiosos por parte del partido oficial; pero ahora la protesta de los obispos ha detonado con virulencia debido a un discurso que la señora de Ortega pronunció el 12 de julio de este año delante de una asamblea de militantes en Managua, donde dijo textualmente, refiriéndose a la celebración del aniversario de la revolución de 1979: “El sandinismo es… fe, creencias, prácticas, rituales. Ese acto del 19 de julio todos los años es como una gran misa, Dios me perdone si a alguien ofendo, ¡pero eso es! Nosotros vamos a una misa revolucionaria, vamos a cantar, vamos a llenarnos del Dios de los pobres, de amor al prójimo. Porque Dios está en todas partes…”.

Los ejes de propaganda ideados por la primera dama se han venido tiñendo de un color mesiánico, y el lenguaje que impregna esa propaganda es en todo religioso, de modo que la distancia entre el rito católico y la práctica política ha venido borrándose en las orientaciones impartidas a los militantes. Se trata nada menos que de un secuestro del lenguaje y de los valores religiosos para alimentar una campaña política que no mira simplemente hacia las elecciones presidenciales del mes de noviembre de este año, sino mucho más allá; desde luego que el proyecto político, basado en las sucesivas reelecciones del comandante Ortega, no tiene plazos. Más que una elección, se trata de una consagración.

Más que una fe política, lo que se busca implantar es una fe religiosa, como si se tratara de la fidelidad a una iglesia, más que a un partido, no desde un concepto genérico de cristianismo, sino desde el catolicismo mismo, como podemos apreciarlo en otra parte del mismo discurso: “Esa caminata del repliegue… es nuestra procesión ¡son nuestras procesiones! La caminata del fortín, las caminatas que hacen en cada departamento conmemorando sus propias fechas revolucionarias… esos son rituales. Y la gente recorre esas procesiones, cumple con esos rituales, porque necesita tomar contacto con su fe…”.

Rito, ritual. La fe política convertida en fe religiosa. La misa.

La procesión. Los altares enflorados. Los árboles de Navidad encendidos todo el año, donde la estrella de Belén es sustituida por cubos de colores con eslóganes. Pero no sólo las formas del culto. También se abarca la identidad de fondo entre iglesia y partido, de acuerdo siempre con la primera dama: “Yo muchas veces digo que el Frente Sandinista y el sandinismo son como una religión. ¡Porque vienen, precisamente, de una religión! Y espero no ofender a nadie. Porque cuando digo que es como una religión, me refiero a que nosotros estamos siempre llenos de fe…”.

Desde allí, el discurso busca inventar un pasado del Frente Sandinista como partido religioso, de militantes que desde el principio eran practicantes del catolicismo, algo que entra ya en el territorio del mito.

Vuelvo a citar a la señora Ortega: “El compañero Carlos, que me impresionó mucho, siempre andaba con una cruz al cuello… y los oías hablar, y era como que estabas hablando con delegados de la Palabra… era gente que estaba viéndose a sí misma como misionera…

Vean desde dónde venimos, promoviendo el cristianismo, el amor…”.

Ésta es, por supuesto, una falsificación de la historia. La mística de los combatientes originales del Frente Sandinista, se basaba, en verdad, en una entrega sin reservas a la causa, en una disposición al sacrificio que se parecía mucho a la de los cristianos de las catacumbas perseguidos por la mano implacable del poder. Incorruptibles, hacían voto de pobreza, vivían una santidad laica, y no entraron en la clandestinidad pensando alguna vez enriquecerse y llegar a tener poder económico.

Pero eran ateos. Si cuando ella dice el “compañero Carlos” se está refiriendo a Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista, la cruz colgada en el cuello no va con la verdad porque no era creyente, y nunca habría usado un símbolo de esa magnitud para engañar, dado su sentido del honor. Era ateo porque era marxista, y en aquellos años el marxismo era incompatible con las creencias religiosas, sobre todo para quienes creían en las virtudes insustituibles del modelo cubano. En el Partido Comunista de Cuba no se podía ser creyente; para ser revolucionario probado era necesario ser a la vez ateo, algo que no varió sino muchos años después, en el IV Congreso de 1991, cuando ya el sandinismo estaba fuera del poder.

Claro que en la década de los setenta muchos cristianos de base, muchachos y muchachas salidos de los colegios religiosos principalmente, se incorporaron a las filas sandinistas desde su fe cristiana, pero en la medida en que se comprometían en la lucha armada, e iban radicalizando sus posiciones y abrazando el marxismo, iban perdiendo su fe, como puede leerse en no pocos de sus testimonios. Esto no niega la alianza que se dio en la revolución entre cristianos y marxistas; pero eran cristianos que rechazaban toda obediencia a la jerarquía católica encabezada por el arzobispo de Managua, monseñor Miguel Obando y Bravo, luego elevado a cardenal precisamente por su feroz resistencia a la revolución, convencido de que se quería crear, de manera paralela, una iglesia popular, una “iglesia de los pobres”.

Al aprobarse la Constitución Política promulgada en 1987, el Frente Sandinista se negó a admitir que se invocara el nombre de Dios en el preámbulo, como es usual en América Latina. La Constitución se promulga en nombre de los héroes, de los caídos, de los mártires, de los obreros y campesinos…; y en uno de los apartados, también “en nombre (…) de los cristianos que desde su fe en Dios se han comprometido e insertado en la lucha por la liberación de los oprimidos…”. Es decir, los cristianos aparte.

Ahora lo que se trata de inventar es un partido confesional, una iglesia política, que toma prestados, sin ningún permiso, los símbolos y los rituales de la Iglesia, con un pasado católico, inventado también, que nunca tuvo.


Por: SERGIO RAMÍREZ
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