En un nuevo ejercicio de semántica bolivariana, diversos articulistas, seguidos por algunos compatriotas discutidores callejeros de oficio, utilizan una argumentación que según ellos, acaba con la oposición pensante.
Se trata de uniformar con la bandera y el gentilicio, toda acción del Gobierno y sus ministros, incluyendo los dislates constantes en política económica y en seguridad que se cometen en este país.
Así, si uno se queja de la policía, del Ministro del Interior y de la Guardia Nacional, porque matan 70 personas solo los fines de semana en Caracas y en vez de perseguir a los ladrones, los dejan escaparse de las cárceles con escolta de los guardias, lo que pasa es que uno "está atacando a Venezuela y a sus Fuerzas Armadas" y es mejor que uno se termine de ir para los Estados Unidos. En el caso de que el crítico sea de origen foráneo, que se devuelva a su país, porque "no se puede hablar mal de Venezuela".
Si uno señala que en el extranjero los cónsules trabajan medio día a la semana cuando mucho y comenta como son denunciados frecuentemente por negar los servicios legales por su vivalapepismo a los venezolanos que están radicados en todo el mundo, entonces uno está "dejando mal al país". Y es un "traidor a la patria". Los cónsules son unas maravillas chinas, que atienden a todos, no le retrasan los documentos a nadie, no discriminan a los votantes venezolanos en las elecciones nacionales y trabajan todos los días de la semana en horario normal de oficina. Sí Luis.
Si se trata de que la crisis energética pica y se extiende y las centrales cubanas no solucionan el problema, resulta que no se puede discutir la cubanización de la energía, porque es una decisión del Presidente y de Rodríguez Araque, que "son Venezuela".
Cuando se desaparece la leche, el café, las toallas sanitarias, el pollo, la carne, o lo que sea y Mercal vende artículos de tercera, no se puede criticar, porque se "hace todo lo posible", "los escuálidos solo quieren ver lo malo, sin darse cuenta de todo lo que se sacrifican los revolucionarios" porque al final, están "haciendo un esfuerzo por Venezuela". La reserva da risa, pero uno no se puede reír, porque es que la tercera edad "está dando todo por la Patria".
Para mí, es un argumento de fondo ridículo, pero vestido con lenguaje pretendidamente técnico, histórico o altisonante. Es como cuando declaran que Cadivi le va a "conceder" unos dólares a las empresas farmacéuticas o a las de alimentos. Vaya usted a pedir dólares para su empresa sin tener capital, a ver si se lo dan por gracia del presidente Chávez. No hay concesión que valga. Esa plata no es de Cadivi, es de quien la necesita para vivir o trabajar y está secuestrada temporalmente por el Gobierno de turno. Así las cosas, aclarado el punto de que uno tiene el deber y el derecho de criticar, porque los gobernantes y sus decisiones son producto de elecciones y no son La Patria, sino unos gobernantes, empleados nuestros perfectamente variables y sustituibles en el tiempo y en el espacio, hay que añadir que por ejemplo en el caso de las reservas internacionales, nadie nos garantiza no solamente que los bancos rusos, chinos o brasileños sean más fuertes o más confiables que aquéllos en donde están ahora, sino que con el ladronismo generalizado que hay, es posible que se desaparezcan las barras de oro algunos días después de que lleguen al Banco Central, y alguien ponga la misma cara de ponchado que cuando después de un mes de resistencia, uno de los pranes y casi un centenar de presos se escaparon de la cárcel de El Rodeo, rodeados por cinco mil guardias nacionales, con más de mil millones de bolívares y armados hasta los dientes: "¡ Ayyyy, se las llevaron!", dirán. "¿Vamos a investigar hasta sus últimas consecuencias!!!" Y hasta ahí había oro en barras en el BCV.
Hay una frase criolla que describe muy bien el caso de la devolución de las reservas: Chivo cuidando jardín. Las autoridades del Gobierno bolivariano tienen una historia de corrupción que nos hace terriblemente sospechosa la devolución de las barras de oro, tanto como el traslado a bancos de países amigos del Gobierno, de los dólares de las reservas nacionales. Vamos a estar claros: este Gobierno es sospechoso de proporcionar impunidad a distinta mafias: políticas, delincuenciales y de narcotráfico. Su Gobierno, sus amigos, su política, sus relaciones con la narcoguerrilla, su historial en corrupción administrativa, dan lugar a requetesospechas. Y a lo mejor no mucha gente lo dice abiertamente, pero todo el mundo lo piensa. Y no me vengan ahora, con que estoy "denigrando de la patria de los Libertadores y de todos los venezolanos" porque Chávez, Merentes y Giordani, "son" Venezuela. ¡Hasta cuándo!
(*) Periodista; editora jefe de la corresponsalía de Notitarde en Caracas.
E-mail: nuevatoledo@gmail.com
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