viernes 6 de abril de 2012
Atrae salud y bienestar a tu vida
Para estar bien por dentro y por fuera, usted debe saber primero cuáles son los signos de un espíritu sano. Sólo así, la armonía de su ser se trasmitirá a los otros aspectos: físico y emocional.
En las culturas primitivas quienes velaban por la salud del cuerpo también lo hacían por la del espíritu. Los sacerdotes, hechiceros, chamanes, alquimistas eran los sabios a los que el pueblo acudía al enfermar y estos recetaban plantas curativas, hacían pases mágicos o ritos para equilibrar las energías sutiles de sus pacientes. Con el tiempo la ciencia se alejó de las disciplinas espirituales, y la medicina dejó de prestar atención al espíritu del hombre que enferma. Por eso, creemos que en la actualidad es tan importante volver a las fuentes y buscar un camino que nos lleve a la salud espiritual para no enfermar físicamente. En esta nota les mostraremos en forma breve qué es necesario para lograr el equilibrio espiritual y convertirnos en un ser pleno en los tres planos: mental, corporal y emocional.
Los 9 síntomas de la armonía y el bienestar
Las personas sanas espiritualmente, que están en armonía con lo divino, suelen tener características bien definidas de lo que desean y tienen como objetivo para su vida. En general, estas características se contraponen a lo que la mayoría de la sociedad espera de un individuo, estas son:
1- Desapego material
Los seres equilibrados espiritualmente no están aferrados a sus pertenencias materiales ya que no las necesitan para ser quienes son, ni se valoran a través de ellas. Simplemente, las utilizan para vivir y pueden llegar a prescindir de todo lo que poseen sin que esto signifique un trastorno. Además, curiosamente, la salud del espíritu permite atraer abundancia a la persona.
2- Desapego emocional
Quien tiene una vida interior lo suficientemente rica, no depende de otras personas para vivir. El verdadero amor, implica que los seres que se aman sean totalmente libres; por este motivo, alguien sano de espíritu no desea aferrarse a sus afectos. El amor que siente no es posesivo, celoso, ni desconfiado, por el contrario es generoso, respetuoso y libre.
3- Espontaneidad
La sencillez y la espontaneidad manifestada en todos los actos de la vida es sinónimo de salud interna. Esto responde a una certera y aguda intuición; este sexto sentido a flor de piel, tan propio de los seres iluminados se manifiesta sin esfuerzo, sin necesidad de recurrir a complejos procesos mentales.
4- Aceptación de lo diferente
Alguien de espíritu fuerte no intenta convencer a nadie de sus creencias. No adoctrina, no indica a nadie lo que se debe hacer, cómo se debe actuar o pensar. Respeta los tiempos y las convicciones ajenas. No es fanático, dogmático ni autoritario y ayuda sólo a quienes están abiertos a recibir un conocimiento.
5- Coherencia de sentimientos, pensamientos y actos
La salud espiritual responde a una perfecta coherencia entre sentimientos, pensamientos y actos. Esto no implica, reprimir los pensamientos o sentimientos dañinos, sino vivir de tal modo que éstos no tengan lugar.
6- Un ego débil
Quienes están en paz interna suelen trascender del “Yo” (es decir, la identidad) ya que no buscan honores, aprobación, halagos ni reconocimiento público. No hacen alarde de sus buenos actos, simplemente predican con el ejemplo.
7- Pureza
Para alcanzar la pureza de espíritu también es necesario equilibrarse con el propio cuerpo. Así, la sana alimentación, la higiene, el ejercicio, la correcta respiración y también una “limpieza” de las emociones negativas son esenciales para la vida interior equilibrada.
8- Concentración y observación
La concentración y la profunda observación del mundo circundante son claves para alcanzar el bienestar espiritual. El espíritu permite entender todo, comprender todo, por eso no se aferra a conceptos establecidos, investiga y comprueba todo por sí mismo. No se deja influenciar por discursos externos, ni se fanatiza con las enseñanzas de maestros o guías espirituales, sino que toma sus mensajes, los analiza y los transforma internamente para evolucionar.
9- Felicidad
La característica más importante, la que permite reconocer a un espíritu sano, es un estado de profunda felicidad. No se trata de una dicha pasajera, atada a los estados de ánimo o a los logros materiales, por ejemplo. Se trata de un estado permanente, profundo e inmutable, aquel que conecta al hombre con la Divinidad universal.
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