Chávez, el no-líder
RICARDO GIL OTAIZA | EL UNIVERSAL
viernes 27 de julio de 2012 03:40 PM
El liderazgo, entendido como esa capacidad que poseen algunos para influir en los otros, deberá reinterpretarse a la luz de los diversos casos de liderazgo negativo, o de no-líderes, que pululan (hoy y siempre) en el orbe y que han marcado (y marcarán) la historia de la humanidad con sangre y con dolor. Suelen utilizarse en las clases de gerencia (yo lo he hecho, me confieso) imágenes arquetípicas de personajes de la actualidad (o del pasado) que de alguna manera ilustran a la perfección los tipos de liderazgo. Por decir algo, se menciona el nombre de Adolfo Hitler para referirse a un liderazgo autocrático, impositivo, pervertido -transijo-, pero liderazgo al fin, y los estudiantes de inmediato captan la intención y comprenden su significado. Igual se aplica para los casos de Augusto Pinochet en Chile, Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, y tantos otros nefastos personajes, que dejaron huella trágica en el devenir de nuestras naciones latinoamericanas.
De igual forma, se refuerza el liderazgo positivo con figuras como la Madre Teresa de Calcuta, Karol Wojtyla (Juan Pablo II), Martin Luther King y Mahatma Gandhi, entre otros, para ilustrar cómo estas personas alcanzaron extraordinarias metas (generalmente altruistas y generosas) prodigando amor y paz y condujeron a sus seguidores (miles; tal vez millones en todo el planeta) a luchar por causas justas, que nos devolvieron a todos la esperanza por un mundo mejor y más humano.
Contraponiendo ambas vertientes surge de inmediato una pregunta que de alguna manera nos lleva a la reflexión: ¿cómo llamar líderes a quienes con el uso del miedo, la intimidación, la fuerza, la mentira, el chantaje, el insulto y la violencia logran que ingentes masas de hombres y mujeres estén literalmente a sus pies y los sigan hasta la inmolación? ¡Caramba!, esto nos mueve el piso, sobre todo a aquellos (entre los que me cuento) que de alguna manera hemos utilizado sus nombres y sus imágenes para significar (ilustrar) lo que es en suma un líder.
Siguiendo al presidente Chávez en una de sus tantas apariciones televisivas, me quedé atónito al ver sus gestos grotescos, al escuchar sus insultos y mentiras, y al constatar cómo manipulaba a su audiencia de tal forma de inflamar sus corazones y espíritus. Pero lo que me dejó en la lona fue escuchar la vejación a la que sometió a su contendor Capriles Radonski, paseándose por un espectro de frases soeces y de vulgaridades que más decían de sí mismo, que del otro. Y lo cumbre de todo esto fue constatar la reacción de sus seguidores, quienes gritaban a rabiar en clara demostración que aquel discurso tercermundista y mediocre, plagado de incorrecciones, lleno de amargura y de atavismos, les calaba muy hondo.
Al apagar el televisor comprendí que aquel ser, lleno de odio, insaciable de poder y de adulancia, no podía llamarse líder. En el mejor de los casos: un líder negativo o un no-líder. De inmediato recordé un viejo principio gerencial que debemos tener presente en cada momento quienes de alguna manera llevamos en nuestras manos algunos procesos: "El liderazgo jamás deberá humillar". Es más, en lo particular creo en el liderazgo sustentando en valores. Un líder deberá ser probo, moral, honesto, íntegro, recto, respetuoso y tolerante. El líder no deberá hundir en el fango a sus seguidores; todo lo contrario: buscará elevarlos a un nivel superlativo de autorrealización (recordando a Maslow). En el caso del presidente de una nación, buscará en todo momento -y desde su influencia y poder- elevar a la sociedad a cimas de crecimiento y excelsitud, así como empeñarse en cada momento en el bien común y en el servicio a todos los ciudadanos.
¡Bien difícil por ahora de alcanzar en nuestro medio!, porque los que hoy ostentan el poder, que no líderes (y en particular el Presidente), se interesan más por su beneficio y el de los suyos, que por poner las riquezas del país al servicio de los grandes intereses nacionales y, sobre todo, sin distingos de ninguna naturaleza (ideología, credo, raza, condición social). Toquemos madera para que todo esto cambie.
rigilo99@hotmail.com
@GilOtaiza
De igual forma, se refuerza el liderazgo positivo con figuras como la Madre Teresa de Calcuta, Karol Wojtyla (Juan Pablo II), Martin Luther King y Mahatma Gandhi, entre otros, para ilustrar cómo estas personas alcanzaron extraordinarias metas (generalmente altruistas y generosas) prodigando amor y paz y condujeron a sus seguidores (miles; tal vez millones en todo el planeta) a luchar por causas justas, que nos devolvieron a todos la esperanza por un mundo mejor y más humano.
Contraponiendo ambas vertientes surge de inmediato una pregunta que de alguna manera nos lleva a la reflexión: ¿cómo llamar líderes a quienes con el uso del miedo, la intimidación, la fuerza, la mentira, el chantaje, el insulto y la violencia logran que ingentes masas de hombres y mujeres estén literalmente a sus pies y los sigan hasta la inmolación? ¡Caramba!, esto nos mueve el piso, sobre todo a aquellos (entre los que me cuento) que de alguna manera hemos utilizado sus nombres y sus imágenes para significar (ilustrar) lo que es en suma un líder.
Siguiendo al presidente Chávez en una de sus tantas apariciones televisivas, me quedé atónito al ver sus gestos grotescos, al escuchar sus insultos y mentiras, y al constatar cómo manipulaba a su audiencia de tal forma de inflamar sus corazones y espíritus. Pero lo que me dejó en la lona fue escuchar la vejación a la que sometió a su contendor Capriles Radonski, paseándose por un espectro de frases soeces y de vulgaridades que más decían de sí mismo, que del otro. Y lo cumbre de todo esto fue constatar la reacción de sus seguidores, quienes gritaban a rabiar en clara demostración que aquel discurso tercermundista y mediocre, plagado de incorrecciones, lleno de amargura y de atavismos, les calaba muy hondo.
Al apagar el televisor comprendí que aquel ser, lleno de odio, insaciable de poder y de adulancia, no podía llamarse líder. En el mejor de los casos: un líder negativo o un no-líder. De inmediato recordé un viejo principio gerencial que debemos tener presente en cada momento quienes de alguna manera llevamos en nuestras manos algunos procesos: "El liderazgo jamás deberá humillar". Es más, en lo particular creo en el liderazgo sustentando en valores. Un líder deberá ser probo, moral, honesto, íntegro, recto, respetuoso y tolerante. El líder no deberá hundir en el fango a sus seguidores; todo lo contrario: buscará elevarlos a un nivel superlativo de autorrealización (recordando a Maslow). En el caso del presidente de una nación, buscará en todo momento -y desde su influencia y poder- elevar a la sociedad a cimas de crecimiento y excelsitud, así como empeñarse en cada momento en el bien común y en el servicio a todos los ciudadanos.
¡Bien difícil por ahora de alcanzar en nuestro medio!, porque los que hoy ostentan el poder, que no líderes (y en particular el Presidente), se interesan más por su beneficio y el de los suyos, que por poner las riquezas del país al servicio de los grandes intereses nacionales y, sobre todo, sin distingos de ninguna naturaleza (ideología, credo, raza, condición social). Toquemos madera para que todo esto cambie.
rigilo99@hotmail.com
@GilOtaiza
Caracas: la sucursal del infierno
CIPRIANO HEREDIA S. | EL UNIVERSAL
viernes 27 de julio de 2012 03:43 PM
Hace pocos días fueron dados a conocer los índices de homicidios en todo el país relativos al primer semestre de 2012. Como era de esperarse, las cifras presentadas no constituyen en lo absoluto buenas noticias, sino que por el contrario indican que el problema de inseguridad tiende a agravarse en lugar de mejorar. De hecho, la proyección sugiere que muy probablemente cerraremos con más de 20 mil homicidios en toda Venezuela para 2012, ya que en el primer semestre se registraron 9.510 muertes violentas, mientras que en 2011 fueron 8.830 en el mismo período; es decir, hubo 680 homicidios más este año, y ahora viene el segundo semestre, que usualmente es un poco más violento.
Dicho esto, vale ahora la pena resaltar que el Gobierno Nacional tiene toda una campaña montada -obviamente con fines electorales- para tratar de hacer creer que la vitrina de exhibición de la violencia y la criminalidad nacional es el estado Miranda. No obstante, cuando se echa un vistazo a los números oficiales y a los informes que existen sobre el tema, nos damos cuenta de que la realidad es otra, y que es Caracas, no Miranda, el verdadero epicentro de la violencia en Venezuela, siendo que en el Área Metropolitana los homicidios aumentaron para este primer semestre del año de 1.472 a 2.305, lo cual significa un crecimiento relativo de nada más y nada menos que 57%.
Sin embargo, cuando aumentamos el nivel de detalle de las cifras y auscultamos la ciudad, nos encontramos con algo mucho más contundente y llamativo: el Municipio Libertador o Distrito Capital (que a estos efectos es lo mismo) es el campeón absoluto en homicidios de la ciudad de Caracas y del país. Esta entidad exhibe la macabra cifra de 1.934 homicidios registrados en el primer semestre de 2012, lo cual constituye un aumento de 72% respecto al año pasado, cuando se registraron 1.123 muertes violentas en el mismo período, y a su vez representa el 84% de todos los homicidios ocurridos en el Área Metropolitana de Caracas, y el 20% de los ocurridos en todo el país.
En otras palabras, estimado lector, en el municipio que gobierna el alcalde Jorge Rodríguez, jefe del Comando de Campaña Nacional del candidato del continuismo caudillista y procomunista, y que a su vez es la misma base geográfica del gobierno de la usurpadora Jaqueline Faría, jefe del Distrito Capital, quienes controlan a la Policía Municipal y a la Policía Nacional Bolivariana que actúa en ese ámbito -a las cuales ni les recortan el presupuesto o armamento ni les persiguen a sus directivos e integrantes-, allí mueren de manera violenta 8 de cada 10 caraqueños asesinados, y 2 de cada 10 venezolanos víctimas del hampa. ¿No es ésta acaso una cifra asombrosa para el nivel de recursos y control político que el oficialismo ejerce en la zona?
Así vemos pues como el Gobierno busca la paja de la inseguridad en el ojo del estado Miranda, cuando en su Municipio Libertador, donde es 100% responsable de la seguridad ciudadana, carga una tremenda viga de criminalidad y muerte. "Así son las cosas", diría el sabio Oscar Yanes.
Sub Sec. Gral. Nacional de ABP y Sec. Ejec. del Comando Venezuela Metropolitano
cipriano.heredia@gmail.com
Dicho esto, vale ahora la pena resaltar que el Gobierno Nacional tiene toda una campaña montada -obviamente con fines electorales- para tratar de hacer creer que la vitrina de exhibición de la violencia y la criminalidad nacional es el estado Miranda. No obstante, cuando se echa un vistazo a los números oficiales y a los informes que existen sobre el tema, nos damos cuenta de que la realidad es otra, y que es Caracas, no Miranda, el verdadero epicentro de la violencia en Venezuela, siendo que en el Área Metropolitana los homicidios aumentaron para este primer semestre del año de 1.472 a 2.305, lo cual significa un crecimiento relativo de nada más y nada menos que 57%.
Sin embargo, cuando aumentamos el nivel de detalle de las cifras y auscultamos la ciudad, nos encontramos con algo mucho más contundente y llamativo: el Municipio Libertador o Distrito Capital (que a estos efectos es lo mismo) es el campeón absoluto en homicidios de la ciudad de Caracas y del país. Esta entidad exhibe la macabra cifra de 1.934 homicidios registrados en el primer semestre de 2012, lo cual constituye un aumento de 72% respecto al año pasado, cuando se registraron 1.123 muertes violentas en el mismo período, y a su vez representa el 84% de todos los homicidios ocurridos en el Área Metropolitana de Caracas, y el 20% de los ocurridos en todo el país.
En otras palabras, estimado lector, en el municipio que gobierna el alcalde Jorge Rodríguez, jefe del Comando de Campaña Nacional del candidato del continuismo caudillista y procomunista, y que a su vez es la misma base geográfica del gobierno de la usurpadora Jaqueline Faría, jefe del Distrito Capital, quienes controlan a la Policía Municipal y a la Policía Nacional Bolivariana que actúa en ese ámbito -a las cuales ni les recortan el presupuesto o armamento ni les persiguen a sus directivos e integrantes-, allí mueren de manera violenta 8 de cada 10 caraqueños asesinados, y 2 de cada 10 venezolanos víctimas del hampa. ¿No es ésta acaso una cifra asombrosa para el nivel de recursos y control político que el oficialismo ejerce en la zona?
Así vemos pues como el Gobierno busca la paja de la inseguridad en el ojo del estado Miranda, cuando en su Municipio Libertador, donde es 100% responsable de la seguridad ciudadana, carga una tremenda viga de criminalidad y muerte. "Así son las cosas", diría el sabio Oscar Yanes.
Sub Sec. Gral. Nacional de ABP y Sec. Ejec. del Comando Venezuela Metropolitano
cipriano.heredia@gmail.com
@CiprianoHeredia
El rostro de Bolívar
MARIANO NAVA CONTRERAS | EL UNIVERSAL
viernes 27 de julio de 2012 03:46 PM
Ahí estaba. Con escrupulosa puntualidad se cumplió lo prometido (y fíjense que es rarísimo que en este país se cumpla una promesa con puntualidad): el pasado 24 de julio, fecha de su 229 cumpleaños, el Presidente develó ante la atónita mirada de los venezolanos el verdadero rostro del Libertador, reconstruido según las más adelantadas técnicas de la medicina forense. Para restituir los volúmenes y principales protuberancias se midieron las magnitudes de su cráneo; para recrear los estragos de su piel enferma y trajinada se hicieron muestras de la piel de hombres reales, de su misma tierra, expuestos a su mismo sol y a sus mismas enfermedades; para reproducir el color de sus cabellos, de sus ojos, de sus labios, se tomaron como referencia los retratos más fidedignos de todos cuantos se le hicieron; para restablecer lo poco que se ve de sus ropajes se eligieron algunos de los que se conservan. El resultado, una composición en tres dimensiones de asombroso realismo, en la que pueden notarse nítidamente hasta los poros.
Eché de menos, no lo puedo negar, una mayor profundidad en los surcos de la frente de un hombre al que siempre atenazaron las preocupaciones. Esperaba, tal vez, algunas canas en la cabellera de este adulto de 47 años, que sin embargo luce impecablemente negra y frondosa, peinada a la usanza. Y sin embargo, el resultado es impactante. Allí están los estragos del sol y los trasnochos, de las privaciones y de la vida azarosa en la piel marchita y arrugada, especialmente alrededor de los ojos, en las cuencas que lucen irremediablemente profundas; el surco elocuente que se abre desde la nariz aguileña por ambos lados de la boca, y que denota la fatiga y el cansancio, quizás la amargura. Y sobre todo, están allí esos pequeños ojos chispeantes y vivaces, colmados de brillante inteligencia, a los que no dejó de referir la mayoría de los que lo conocieron.
Sin embargo, ese no es Bolívar. Es una recreación en computadora que no refleja en lo más mínimo, ni puede hacerlo, sus pensamientos y sus sentimientos, el hombre, en fin, que hay detrás de cada rostro. No están allí la profunda decepción que debió haber sentido por aquellos días en que todo era fracaso, el inmenso dolor por la muerte de Sucre, las amargas cavilaciones que debió hacerse aquél que se precipitó de la apoteosis a la desesperanza, la angustia misma por su suerte, en fin, la inenarrable tristeza que lo mató. Nada de eso puede reflejarlo una computadora. Pueden, sí, sus escritos, la fuente tradicional a la que hemos recurrido antiguos y modernos. A la que aún recurrirán los que quieran conocer al hombre real.
Sorpresas, la verdad, no hubo ninguna. El alarde científico solo sirvió para confirmar que la mayoría de sus retratistas no mintió: Bolívar tenía, hay que reconocerlo, cara de español. Paradojas aparte, no podía tener cara de otra cosa, siendo hijo de quienes era y habiendo vivido el mundo que vivió, pese a las alucinadas pretensiones de algunos. Al final, para lo que sí sirvió este profanar de tumbas, este hurgar de muestras y esqueletos, este trajín de softwares y computadoras, fue para confirmarnos lo que algunos venezolanos se empecinan en ignorar: que Bolívar era un ser humano con arrugas, dolores, enfermedades, hongos y bacterias. Un hombre, ni más ni menos, de carne y hueso. Una realidad que aún resulta, para algunos, políticamente incorrecta.
marianonava@gmail.com
Eché de menos, no lo puedo negar, una mayor profundidad en los surcos de la frente de un hombre al que siempre atenazaron las preocupaciones. Esperaba, tal vez, algunas canas en la cabellera de este adulto de 47 años, que sin embargo luce impecablemente negra y frondosa, peinada a la usanza. Y sin embargo, el resultado es impactante. Allí están los estragos del sol y los trasnochos, de las privaciones y de la vida azarosa en la piel marchita y arrugada, especialmente alrededor de los ojos, en las cuencas que lucen irremediablemente profundas; el surco elocuente que se abre desde la nariz aguileña por ambos lados de la boca, y que denota la fatiga y el cansancio, quizás la amargura. Y sobre todo, están allí esos pequeños ojos chispeantes y vivaces, colmados de brillante inteligencia, a los que no dejó de referir la mayoría de los que lo conocieron.
Sin embargo, ese no es Bolívar. Es una recreación en computadora que no refleja en lo más mínimo, ni puede hacerlo, sus pensamientos y sus sentimientos, el hombre, en fin, que hay detrás de cada rostro. No están allí la profunda decepción que debió haber sentido por aquellos días en que todo era fracaso, el inmenso dolor por la muerte de Sucre, las amargas cavilaciones que debió hacerse aquél que se precipitó de la apoteosis a la desesperanza, la angustia misma por su suerte, en fin, la inenarrable tristeza que lo mató. Nada de eso puede reflejarlo una computadora. Pueden, sí, sus escritos, la fuente tradicional a la que hemos recurrido antiguos y modernos. A la que aún recurrirán los que quieran conocer al hombre real.
Sorpresas, la verdad, no hubo ninguna. El alarde científico solo sirvió para confirmar que la mayoría de sus retratistas no mintió: Bolívar tenía, hay que reconocerlo, cara de español. Paradojas aparte, no podía tener cara de otra cosa, siendo hijo de quienes era y habiendo vivido el mundo que vivió, pese a las alucinadas pretensiones de algunos. Al final, para lo que sí sirvió este profanar de tumbas, este hurgar de muestras y esqueletos, este trajín de softwares y computadoras, fue para confirmarnos lo que algunos venezolanos se empecinan en ignorar: que Bolívar era un ser humano con arrugas, dolores, enfermedades, hongos y bacterias. Un hombre, ni más ni menos, de carne y hueso. Una realidad que aún resulta, para algunos, políticamente incorrecta.
marianonava@gmail.com
"Un letrado en la Venezuela Bolivariana"
JOSÉ AGUILAR LUSINCHI | EL UNIVERSAL
sábado 28 de julio de 2012 01:00 PM
Debo confesar que causa una enorme conmoción observar a estudiantes que están por culminar sus estudios de leyes, convocar caravanas y celebraciones, con motivo a su pronta graduación. Claro, después de cinco años de ávidas lecturas, incuantificables horas de estudio e incontables finales, con el fin último de obtener un título como Abogados de la República Bolivariana de Venezuela, es normal su celebración; no se deben imaginar que el camino que les espera sea aún más difícil y temeroso.
Deben estar emocionados de colocar en práctica todo lo que aprendieron en aulas, desafortunadamente, la realidad de la universidad de la vida es totalmente distinta, y esa imagen tan sublime como lo es la teoría, se ve menoscabada en la justicia manejada que se es latente dentro de nuestra administración de justicia. Sí, "justicia manejada". Existen algunos tribunales que son controlados y manejados desde un poder externo a nuestros juzgados, esto, de palabras textuales de los exmagistrados Eladio Aponte y Luis Velásquez Alvaray en la televisora "SOY T" .
Ahora, estos nuevos letrados, deberán preparar su convicción, deberán asumir posiciones en el campo de batalla dentro de los tribunales y poner a prueba su valor en cada conflicto en el que se coloque en juego, el Estado de Derecho de nuestro país. Pueda, que algunos coloquen en duda razonable toda la hermosa teoría que con esfuerzo estudiaron durante años, producto de la extraña área laboral en la que se están desenvolviendo. Otros podrán caer en el hecho de rendirse y olvidarse del concepto legal que debieron observar y analizar en las aulas mediante leyes o doctrina. Pero existen aquellos que combaten y agotan todo recurso jurídico disponible, en contra de la prenombrada "justicia manejada".
Después de conocer estos hechos, comprendo las deserciones de muchos letrados, en la práctica de la carrera. Pero también sé, que existen aquellos letrados que actúan con espíritu combatiente, aquél que describe Joanne Gordon, en su libro sobre "Starbucks", ese espíritu que te hace tomar decisiones peligrosas, a pesar de tener toda clase de riesgos y argumentos racionales en contra. Es el caso, de nuestra juez María Lourdes Afiuni, llamada por el mismo Eladio Aponte, como una mujer valiente, una jurista que representa muy bien al sistema judicial en Venezuela.
Letrados como ella, se niegan a ser meros espectadores aunque no sepan con exactitud adonde los van a conducir sus actos, quizás, los puedan conducir a la realización de un cambio en la administración de justicia, porque en lo personal, considero que esta convicción apasionada, de tomar decisiones que puedan tener repercusiones políticas en su contra, es aquella convicción que hace nacer romances, ganar batallas, y que conduce a personas a perseguir sueños que otros no se atreverían siquiera a soñar.
Solo esperemos que alguno, de esta nueva generación de letrados del país, tenga el sueño irrenunciable, de entregarse de manera permanente, al cambio en la administración de justicia; ya que a esa dama ciega, la Diosa Temis, hay que enseñarle el buen camino.
joseaguilarlusinchi@yahoo.com
@jaguilalusinchi
Deben estar emocionados de colocar en práctica todo lo que aprendieron en aulas, desafortunadamente, la realidad de la universidad de la vida es totalmente distinta, y esa imagen tan sublime como lo es la teoría, se ve menoscabada en la justicia manejada que se es latente dentro de nuestra administración de justicia. Sí, "justicia manejada". Existen algunos tribunales que son controlados y manejados desde un poder externo a nuestros juzgados, esto, de palabras textuales de los exmagistrados Eladio Aponte y Luis Velásquez Alvaray en la televisora "SOY T" .
Ahora, estos nuevos letrados, deberán preparar su convicción, deberán asumir posiciones en el campo de batalla dentro de los tribunales y poner a prueba su valor en cada conflicto en el que se coloque en juego, el Estado de Derecho de nuestro país. Pueda, que algunos coloquen en duda razonable toda la hermosa teoría que con esfuerzo estudiaron durante años, producto de la extraña área laboral en la que se están desenvolviendo. Otros podrán caer en el hecho de rendirse y olvidarse del concepto legal que debieron observar y analizar en las aulas mediante leyes o doctrina. Pero existen aquellos que combaten y agotan todo recurso jurídico disponible, en contra de la prenombrada "justicia manejada".
Después de conocer estos hechos, comprendo las deserciones de muchos letrados, en la práctica de la carrera. Pero también sé, que existen aquellos letrados que actúan con espíritu combatiente, aquél que describe Joanne Gordon, en su libro sobre "Starbucks", ese espíritu que te hace tomar decisiones peligrosas, a pesar de tener toda clase de riesgos y argumentos racionales en contra. Es el caso, de nuestra juez María Lourdes Afiuni, llamada por el mismo Eladio Aponte, como una mujer valiente, una jurista que representa muy bien al sistema judicial en Venezuela.
Letrados como ella, se niegan a ser meros espectadores aunque no sepan con exactitud adonde los van a conducir sus actos, quizás, los puedan conducir a la realización de un cambio en la administración de justicia, porque en lo personal, considero que esta convicción apasionada, de tomar decisiones que puedan tener repercusiones políticas en su contra, es aquella convicción que hace nacer romances, ganar batallas, y que conduce a personas a perseguir sueños que otros no se atreverían siquiera a soñar.
Solo esperemos que alguno, de esta nueva generación de letrados del país, tenga el sueño irrenunciable, de entregarse de manera permanente, al cambio en la administración de justicia; ya que a esa dama ciega, la Diosa Temis, hay que enseñarle el buen camino.
joseaguilarlusinchi@yahoo.com
@jaguilalusinchi
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