USLAR PIETRI Y EL MESTIZAJE
Enrique Viloria Vera
Es sobre la base de este mestizaje fecundo y poderoso
donde
puede afirmarse la personalidad de la América hispana,
su originalidad y su tarea creadora. Con todo lo que le llega
del pasado y del presente,
puede la América
hispana definir un
nuevo tiempo, un nuevo rumbo y un nuevo lenguaje para la
expresión del hombre, sin adulterar lo más constante y valioso
de su ser colectivo, que es su aptitud para el mestizaje
viviente y creador.
Arturo Uslar
Pietri
Enfáticamente
Uslar Pietri afirma que “lo verdaderamente importante y
significativo fue el encuentro de hombres de distintas culturas en el sorprendente
escenario dela América. Este y no
otro es el hecho definidor del Nuevo Mundo.”
Esta insistencia del escritor no implica, sin embargo, el desconocimiento
u omisión del hecho sanguíneo, es decir, el mestizaje entre seres humanos
provenientes de etnias diferentes: la indígena con marcados rasgos de tipo
mongoloide, que era la originaría de las tierras encontradas; la caucásica
que vino de Europa y la negroide que – forzada - provino del África.
significativo fue el encuentro de hombres de distintas culturas en el sorprendente
escenario de
Esta insistencia del escritor no implica, sin embargo, el desconocimiento
u omisión del hecho sanguíneo, es decir, el mestizaje entre seres humanos
provenientes de etnias diferentes: la indígena con marcados rasgos de tipo
mongoloide, que era la originaría de las tierras encontradas; la caucásica
que vino de Europa y la negroide que – forzada - provino del África.
Este mestizaje étnico tuvo
como elementos conformadores las razas o
etnias ya comentadas: la blanca, la india y la negra, cada una de ellas,
al decir de Uslar, le otorgará también características propias para que
el mestizaje sea uno de los principales componentes de nuestra
Venezolanidad.
etnias ya comentadas: la blanca, la india y la negra, cada una de ellas,
al decir de Uslar, le otorgará también características propias para que
el mestizaje sea uno de los principales componentes de nuestra
Venezolanidad.
- Los Blancos
Recordemos que la discusión sobre la
denominada raza blanca, sobre el
llamado hombre blanco es, al decir de Luis Moreno Gómez, “tan genérica
como la que se produce alrededor de cualquier otro color para denominar
a los seres humanos.” En efecto, esta denominación, hace ya un
tiempo dejada de lado por antropólogos y etnólogos continúa, sin embargo,
siendo utilizada por aquellos que buscan establecer una diferenciación
entre seres humanos de origen caucásico y de origen negro – africano. En el
caso dela Conquista y Colonización
de América, la raza blanca estuvo
representada, en primer término, por españoles - originarios fundamentalmente
de Al – Andalus y de Extremadura - que salieron durante los primeros años
dela Empresa de Indias por los puertos de Cádiz y
Sevilla, en búsqueda
de una nueva ruta para dirigirse a las Indias, y se toparon súbitamente con
este nuevo, desconocido y desconcertante continente, ampliando así la visión del ecumene que para chinos, árabes y europeos estaba representada exclusivamente por el viejo mundo, al que ahora habría que incorporar este Nuevo Mundo inédito, ignoto y sin nomenclatura, producto del encuentro fortuito entre dos razas, dos civilizaciones, la blanca y la indígena, a la que más tarde se añadiría la africana. En el caso de Venezuela, podemos afirmar entonces que nuestra historia blanca comienza en 1498, cuando en su tercer viaje a las Indias Occidentales, Colón se encuentra con la entonces denominada Tierra de Gracia.
llamado hombre blanco es, al decir de Luis Moreno Gómez, “tan genérica
como la que se produce alrededor de cualquier otro color para denominar
a los seres humanos.” En efecto, esta denominación, hace ya un
tiempo dejada de lado por antropólogos y etnólogos continúa, sin embargo,
siendo utilizada por aquellos que buscan establecer una diferenciación
entre seres humanos de origen caucásico y de origen negro – africano. En el
caso de
representada, en primer término, por españoles - originarios fundamentalmente
de Al – Andalus y de Extremadura - que salieron durante los primeros años
de
de una nueva ruta para dirigirse a las Indias, y se toparon súbitamente con
este nuevo, desconocido y desconcertante continente, ampliando así la visión del ecumene que para chinos, árabes y europeos estaba representada exclusivamente por el viejo mundo, al que ahora habría que incorporar este Nuevo Mundo inédito, ignoto y sin nomenclatura, producto del encuentro fortuito entre dos razas, dos civilizaciones, la blanca y la indígena, a la que más tarde se añadiría la africana. En el caso de Venezuela, podemos afirmar entonces que nuestra historia blanca comienza en 1498, cuando en su tercer viaje a las Indias Occidentales, Colón se encuentra con la entonces denominada Tierra de Gracia.
Uslar Pietri,
al referirse al español que llegó a aportar tanto su sangre como su concepción
imperante del mundo al Nuevo Mundo, nos recuerda: " Los hombres que
llegaron detrás de Colón eran los portadores de un complejo pasado cultural.
Eran castellanos, cristianos viejos, hijos de la historia mediterránea. (…)
Estos castellanos que vinieron a establecerse en la nueva tierra representaban
la hora en que la Romania ,
salida de la Edad Media ,
creaba el Renacimiento. Eran hijos de las empresas y de los motivos de esa
hora, pero a la manera castellana”.
2. Los indios
A los blancos provenientes
de España inevitablemente se unieron, en ese indetenible proceso de entrevero
racial, los habitantes originales de América, los indígenas amerindios,
quienes, en pasadas épocas, llegaron al continente americano provenientes del
Asia y de las Islas del Pacífico, tal como lo evidencian las investigaciones
históricas, y en especial las genéticas, como la desarrollada por el Dr. Tulio
Arends, quien denominó Diego a un
factor sanguíneo encontrado tanto en la sangre de los indios venezolanos como
en otros contingentes humanos de diversos países asiáticos.
Los aborígenes del Nuevo
Mundo pertenecían a muy variadas y
diversas etnias que, en algunos casos, como ocurrió básicamente con los incas y
los aztecas, eran dueños de verdaderos imperios, de imponentes civilizaciones,
que podían competir en pie de igualdad, en términos de organización social y
política, de construcciones e infraestructura, de protocolos y riquezas, de
gastronomía, con las de los europeos que contaban, empero, con una mejor
preparación para la guerra, y con mejores instrumentos para el combate y la
exterminación de sus semejantes.
En Venezuela, como
acertadamente lo recuerda Moreno Gómez: “contrariamente a lo que sucedió en
Perú y en México, no hubo un imperio incaico ni azteca (…) Lo cierto es que el
indio venezolano está allí desde el
Génesis y toma sus diferentes nombres según sus tribus u organizaciones
primitivas, organizaciones ad hoc para su entorno, sus necesidades, sus
aspiraciones y su comprensión del mundo y del universo al cual pertenecen.
Hablan su propio idioma, que no es siempre el mismo entre todos los grupos
según las regiones donde están establecidos. Tienen sus nombres propios, los
cuales resultaron ser castellanizados…”
Por su parte,
Uslar refuerza la presencia decisiva del elemento indígena en nuestra
Venezolanidad: "Hubo, por descontado, el indio, que representa el elemento
más telúrico en nuestro sentimiento de nacionalidad. Sentimos la tierra
personificada en el indio. Eso explica la paradoja sentimental de que sintamos
más como nuestro héroe al Guacaipuro derrotado que al Losada vencedor, a pesar
de que nuestras características nacionales sean un resultado de la victoria de
éste. En vastos aspectos sociales está presente el indio, en el maíz, en la
arepa, en el cazabe, en la coa de cultivar, en el rancho en que habita nuestra
gente humilde y en el gran hecho social y económico del conuco, como sistema
tradicional de trabajo, vida y producción para la mayoría de nuestro pueblo en
lo más de su historia”.
3. Los negros
En lo concerniente al aporte sanguíneo
africano al mestizaje americano, es conveniente recordar que en los tiempos de
la colonización, según Guerra Cedeño "al indígena americano casi se le
exterminó ‘porque su pereza, su resistencia soberbia y su pensamiento profano’
no producían beneficios importantes para Europa: como consecuencia de ello se
recurrió al negro africano para explotar al máximo su fortaleza animal y su
escaso valor cívico”.
Por estas razones,
vino a dar a América un importante contingente de negros que, en calidad de
esclavos, llegaron al Nuevo Mundo para contribuir también, con su sangre
primero y con su concepción del mundo después, a conformar el mestizaje
americano. En este sentido, es conveniente recordar que las dos grandes
procedencias del negro que llegó a América en condición de esclavo, se ubican
en las regiones Sudán, al noroeste de África, y Bantú, al suroeste del mismo
continente, de donde vendrían, respectivamente, los genéricamente denominados mandinga y
angola.
De acuerdo con
Jesús García “en Venezuela la introducción de esclavos negros mediante
licencias, asientos y otras formas legales comenzó alrededor de 1530. En 1543
se menciona la introducción por el Cabo de la Vela y desde 1561 hasta 1565 por las costas
Borburata. En la Guaira
desembarcaron esclavos a partir de 1580 y desde allí fueron distribuidos a
diversas regiones del país principalmente a la provincia de Caracas, donde se
concentró gran parte de la población negra llegada a Venezuela. Igualmente,
hubo una alta entrada y concentración de esclavos negros en las ciudades de San
Felipe, Coro y las Costas Orientales. En la provincia de Caracas, una numerosa
población de negros esclavos fue instalada en la región de Barlovento para
explotar el cultivo de cacao.”
En lo
concerniente al aporte negro al mestizaje, a ese clave elemento de nuestra Venezolanidad, Uslar comenta que: "En la
sentina de los barcos negreros con el cargamento de dolorosos brazos
encadenados, venían lenguas, creencias, mitos, cantos, danzas, concepciones
mágicas del mundo. Esta influencia, no sólo como fuerza de trabajo en la
producción de los grandes cultivos coloniales como el cacao y la caña de
azúcar, sino como contribución espiritual tuvo gran importancia como pueblo. Se
ha estudiado poco la que pudiéramos llamar la pedagogía de los esclavos en la
formación de nuestra alma colectiva”.
En fin,
concluyamos con esta abarcadora cita de Uslar Pietri: "Este fecundo y
original proceso de mestizaje que nos caracteriza está presente en todas las
formas de nuestra vida social y cultural. Hay mestizaje vivo en nuestra lengua,
en nuestro folklore, en nuestra literatura, en nuestras costumbres: Son
mestizas nuestras técnicas de producción y nuestra arquitectura. La chícura va
con el arado romano y la pared de bahareque con el techo de tejas. Junto a
variantes activas del romancero castellano, está en la mente de nuestro pueblo,
lleno de enseñanzas e incitaciones, el vasto ciclo pedagógico de las aventuras
de Tío Tigre y Tío Conejo que nos dieron los africanos. Hay todo un muestrario
del mestizaje, en una fiesta como la de los diablos del Día de Corpus, y lo hay
también en la evolución del barroco en las fachadas de nuestra iglesia, en el
mobiliario del hogar tradicional, y en muchas de prácticas medicinales o
mágicas. Es mestiza nuestra cocina (...) Nuestro quehacer histórico, nuestra
originalidad histórica, tiene que ver esencialmente con ese proceso consciente
e inconsciente de creación de formas, de concepciones y actitudes por medio del
mestizaje”.
¿Llevamos el rancho en la cabeza?
TOMAS HORACIO HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
domingo 29 de julio de 2012
Fuerte esta expresión ¿no? Lamentablemente pareciera que es verdad. Les
cuento.La semana pasada tuve la oportunidad de competir en la Copa Simón Bolívar de Karate la cual es organizada por la Federación Venezolana de Karate Do. Este evento es probablemente el evento más importante del año en el mundo del karate en nuestro país ya que mide prácticamente a todas las organizaciones a nivel nacional y unas cuantas a nivel internacional. Más de 1.500 karatecas compitieron ese día y debo decir que el nivel estuvo a la altura; muy bueno. Sin embargo hubo ciertos factores que opacaron objetivamente el evento.
La basura. Generada por los propios atletas y por los espectadores. Bolsas de chucherías, potes plásticos, papeles, comida, agua, latas, chicle, en fin, todo esto se veía en el piso. Con mis propios ojos veía a muchos atletas, no todos afortunadamente, botando basura por donde pasaban. Al perder la paciencia y preguntarle a uno que por qué no tiraba ese papel en el piso de su casa me respondió sin vergüenza: es que ahí también lo hago.
Los robos. El campeonato duró tres días y supe por entrenadores y amigos que el día viernes se produjeron diversos robos en los baños del recinto. De la misma manera se robaron bolsos y teléfonos celulares en las gradas.
El agua. No había agua en el sitio más importante de todos: los baños. Los baños eran simplemente nauseabundos. Usted estimado lector se podrá imaginar el estado de un baño utilizado por 2.000 personas en un fin de semana. Paradójicamente donde sí hubo agua fue en el área de competencia. Lamentablemente en distintos puntos había cierta humedad producto de unas goteras en el techo del polideportivo.
La luz. El día sábado en la noche en plena competencia hubo una falla fuerte de luz. Se "cayó" una fase por más de 20 minutos y el torneo tuvo que continuar en ese estado.
Lo más triste de todo, tanto para usted como para mi persona, es que nada de esto resulta sorprendente. Lamentablemente nos hemos acostumbrado a sobrevivir en un país donde las condiciones para desarrollarse como profesional y como atleta son sumamente complejas. La inseguridad nos asfixia hasta en los momentos menos esperados y el mal servicio, en este caso del agua, ya prácticamente es el día a día.
En Venezuela tenemos un altísimo nivel de Karate. Independientemente de la organización que uno representa cada vez que alguien luce la chaqueta tricolor afuera y se monta en un pódium como venezolano nos llenamos de orgullo. Por eso es lamentable que un campeonato de este calibre, con un nivel técnico tan alto especialmente en combate, se tenga que presenciar lo anteriormente mencionado.
La cantidad de basura en el piso, vuelvo y repito, generada por los propios atletas y por los espectadores, fue francamente la gota que derramó el vaso. Un verdadero asco. Aquí no estamos tratando de señalar a alguien en específico, es importante que eso quede claro. Se trata simplemente de resaltar un problema estructural que atraviesa nuestro país y en consecuencia el deporte nacional.
Ante todo esto es natural que nos preguntemos lo siguiente: ¿será que nos hemos acostumbrado a vivir así? ¿Será que ya hemos perdido la noción de ver limpio nuestro alrededor?
¿Será que ahora simplemente llevamos el rancho en la cabeza?
La evidencia desafortunadamente habla por sí sola.
1 comentario:
He leido el comentario señalado anteriormente, en verdad yo entiendo que llevamos un rancho en la cabeza, para mejor decir, un animal oculto que no reconoce los derechos a las demas personas, pero ya no nos pueden cambiar por formar dicha conducta parte de nuestra personalidad; por eso creo que este comentario no tiene sentido plantearlo. Lo que si debe plantearse, es la forma como hacer para que tal rancho o animal influya en lo minimo en nuestra conducta. Desde mi punto de vista, pienso que tal situacion se puede lograr con un gobierno represivo, o no tanto represivo sino con un gobierno que haga cumplir las leyes, sancionando a los que no la cumplan. En este sentido, la persona que lanza basura a la calle, deje que su perro evacue en las aceras o calle u otro, al ser sancionada con un castigo fisico, tendra la tendencia a no cometer tales hechos punibles nuevamente
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