Caracas desde lo personal
Oscar Tenreiro Degwitz
Domingo, 29 de julio de 2012
Foto: Maqueta de El Silencio 1940
No soy muy dado a celebrar aniversarios a pesar de que por razones familiares debo hacerlo con frecuencia. Y menos aún me inclino a rendir tributo a aniversarios de ciudades como es el caso de Caracas cada 25 de Julio. Pero desde la Dirección de TalCual, el diario en el que publico semanalmente mis escritos, me pidieron que escribiera sobre esta ciudad. Lo hago desde una particular perspectiva personal, que quise remitir a la niñez porque de ella guardo muchas memorias idealizadas por el recuerdo que darían para, por lo menos, el capítulo de un libro autobiográfico que a veces digo que escribiré. Y me desdigo al pensar que por supuesto no le interesará a nadie, salvo a los amigos. Porque los familiares un poco lejanos ni le harán caso, como ocurre con estas incursiones semanales: Nemo propheta in patria.
Desde luego que soy un caraqueño bien afirmado a esta difícil ciudad, Nací aquí y en cierto modo eso era mi timbre de orgullo ante mis cuatro hermanos que eran de Maracay o de Valencia. Yo era el único capitalino podía decir a mucha honra. Pero esta ciudad se me ha transformado de una manera tan agresiva y desconsiderada que con frecuencia me pregunto si cabe algún tipo de orgullo en relación a un panorama urbano tan contradictorio.
Por un lado brillantez, paisaje hermoso, cosas que no están mal; y por otro lado deterioro, abandono, suciedad, confusión Y precariedad, no siempre indigna por cierto, en la “ciudad informal” que ha progresado a lo largo de décadas ante nuestros ojos sin que haya nunca habido un intento serio de asumir una acción pública coherente, distinta al regalo de materiales de construcción, láminas metálicas, potes de pintura, construcción de escalinatas, o timidísimos intentos de construcción de viviendas más organizadas. Campo propicio para los modos del malhadado populismo político.
Por un lado brillantez, paisaje hermoso, cosas que no están mal; y por otro lado deterioro, abandono, suciedad, confusión Y precariedad, no siempre indigna por cierto, en la “ciudad informal” que ha progresado a lo largo de décadas ante nuestros ojos sin que haya nunca habido un intento serio de asumir una acción pública coherente, distinta al regalo de materiales de construcción, láminas metálicas, potes de pintura, construcción de escalinatas, o timidísimos intentos de construcción de viviendas más organizadas. Campo propicio para los modos del malhadado populismo político.
Es indudable que harán falta muchos años para que alcancemos en esta urbe una calidad de vida razonable. Los gobiernos democráticos anteriores a la ridícula opereta autoritaria-revolucionaria que rige hoy el país, nunca pudieron diseñar un plan de acción sostenido en el tiempo. Dos facciones disputándose el Poder acusándose mutuamente de las cosas peores (que eran parcialmente ciertas) y con ello interrumpiendo cada cinco años cualquier anterior iniciativa, Era un ping-pong perverso muy parecido por cierto al que se ve hoy en la muy culta España donde parece increíble que no pueda darse un acuerdo político ante la enorme crisis que allí se vive: cada quien en su casilla. Y ante una realidad así es imposible que en un medio de tan escasas tradiciones urbanas como el nuestro, pueda prosperar una política de Estado sobre el tema urbano y en particular sobre Caracas. Por lo que debemos suponer que a partir de Octubre cuando derrotaremos democrática y pacíficamente a quienes han sumido a Venezuela en la más caricaturesca regresión, pueda ser posible “concertarse” para hacer lo que se debe hacer durante dos décadas por lo menos.
Y uso adrede la palabra “concertar” porque podemos aprender por ejemplo del Chile Post-dictadura, que los partidos democráticos pueden, deben, dar los pasos necesarios para crear condiciones políticas para una acción pública estable en el tiempo.
He dicho muchas veces que Chile y Venezuela son como una díada, como un Yin y Yang, de modo que lo que se da allá también se da acá pero de modo complementario. El Komandante actual de acá no es distinto al Komandante de entonces allá. Son lo mismo pero no son iguales. Y es de esperarse entonces que lo que allá ocurrió después de la tragedia pueda ocurrir, de modo análogo, aquí.
Esa es por supuesto mi esperanza. Porque la crisis urbana venezolana es de tal magnitud que nunca será superada si no hay continuidad en la acción.
El rescate del espacio público por ejemplo es una urgencia enorme. Junto con otras cosas tremendamente negativas, claro está, como la movilidad y la marginalidad que ya mencioné. Y en ese rescate debe cumplir un papel esencial una clara visión sobre la necesidad de construir la ciudad y dejar de lado una visión ñoña, mediocre, mínima frente a las enormes carencias, que parece haberse posesionado de la visión periodística y memoriosa de Caracas. Esta ciudad tiene que transformarse, ni más ni menos, Y ese esfuerzo exige miras no carentes de ambición, capaces de superar, no por ilegítimas, sino por secundarias, la mentalidad de los ghettos vecinales de clase media que a veces acaparan toda la atención. Y no es que lo vecinal no deba ser un punto de apoyo muy importante, sino que tiene que estar bien consciente de las complejas demandas de los casi cuatro millones de habitantes de la Gran Caracas.
Ya veremos si allá podremos llegar. Y mientras tanto sigamos esperando.
El rescate del espacio público por ejemplo es una urgencia enorme. Junto con otras cosas tremendamente negativas, claro está, como la movilidad y la marginalidad que ya mencioné. Y en ese rescate debe cumplir un papel esencial una clara visión sobre la necesidad de construir la ciudad y dejar de lado una visión ñoña, mediocre, mínima frente a las enormes carencias, que parece haberse posesionado de la visión periodística y memoriosa de Caracas. Esta ciudad tiene que transformarse, ni más ni menos, Y ese esfuerzo exige miras no carentes de ambición, capaces de superar, no por ilegítimas, sino por secundarias, la mentalidad de los ghettos vecinales de clase media que a veces acaparan toda la atención. Y no es que lo vecinal no deba ser un punto de apoyo muy importante, sino que tiene que estar bien consciente de las complejas demandas de los casi cuatro millones de habitantes de la Gran Caracas.
Ya veremos si allá podremos llegar. Y mientras tanto sigamos esperando.
Siguen fotos de Villanueva en 1940, una caricatura por RAS, los patios internos, modernos, de El Silencio, dibujos de Villanueva como referencia para los portales, fotos de las viejas maquetas de El Silencio y de la Ave. Bolívar, el Silencio hoy. Y la ciudad informal dentro de la ciudad formal.
CARACAS DESDE LO PERSONAL
Oscar Tenreiro / 28 Julio 2012
Oscar Tenreiro / 28 Julio 2012
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