La magia de mundos surrealistas: Hace 125 años nació Marc Chagall
Chagall, que nació el 7 de julio de 1887 en Vitebsk (Bielorrusia), fue calificado a menudo de pintor-poeta, pero él siempre rechazó esa acepción.
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Chagall plasmó un mundo mágico (Google)
EL UNIVERSAL
jueves 5 de julio de 2012 10:46 AM
París.- Parejas abrazadas que vuelan, prestidigitadores a caballo y vacas sobre los tejados: el pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall plasmó sobre sus lienzos un mundo mágico. Nacido hace 125 años, este artista logró componer cuadros de potente colorido, cuyo universo de cuento esconde secretos que sólo afloran si se observan minuciosamente. Motivos cargados de simbolismo procedentes sobre todo de la Biblia y el circo.
Chagall, que nació el 7 de julio de 1887 en Vitebsk (Bielorrusia), fue calificado a menudo de pintor-poeta, pero él siempre rechazó esa acepción. "Cuando en un cuadro corto la cabeza a una vaca y la pongo del revés, o pinto toda la imagen del revés, no es para hacer literatura. Quiero que mi cuadro provoque conmoción en el plano psíquico", explicó una vez sobre su arte.
Fallecido el 28 de marzo de 1985 en Sain-Paul-de-Vece, en el sur de Francia, dejó una amplio legado en el que, pese a coquetear con los distintos estilos de arte moderno, no se casó con ninguno. En París, donde se estableció en septiembre de 1910, comenzó primero con desnudos y se aproximó al fauvismo gracias a la influencia de su compatriota Chaïm Soutine. Frecuentó a la vanguardia de Montparnasse: poetas como Guillaume Apollinaire o Blaise Cendrars y pintores como Robert Delaunay, Albert Gleizes o Fernand Léger, y participó en los círculos artístico-literarios cubistas.
Sin embargo, Chagall, que había estudiado arte en San Petersburgo, no se plegó a ninguna tendencia. "Llegué aquí (...), ninguna academia podría haberme dado lo que descubrí en las exposiciones, los escaparates de las galerías y los museos de París", escribió en su autobiografía Mi vida. En París, Chagall encontró la agitación que deseaba para su arte.
Por motivos personales, el pintor regresó a Rusia en 1914. Durante su estancia estalló la Primera Guerra mundial, y las fronteras se cerraron. Fue en aquella época cuando pintó su realidad: soldados, su familia, escenas callejeras y los paisajes en torno a Vitebsk. Entre 1923 y 1941, el artista volvió a vivir en París, y después huyó con su familia a Estados Unidos antes de que en el verano de 1948 se instalara definitivamente en Francia. Su esposa Bella había fallecido cuatro años antes, y muchos de los cuadros del artista están impregnados de nostalgia.
En los lienzos de Chagall se arremolinan las formas, atentando contra el lenguaje academicista: vacas flotantes, violines que tocan sobre los tejados, pero también bueyes sobre paisajes nevados, gallos y otro tipo de aves y Jesucristos sobre cruces en llamas. Las imágenes nacen de sus fantasías y del recuerdo de su patria, como los violines que encabezan las bodas judías o los bueyes y vacas de su infancia en el campo.
En sus composiciones se entretejen cuestiones biográficas con la tradición judía, la actualidad o la temática cristianas. En La caída del ángel, que representa a un ángel de rojo cayendo de cabeza en el abismo, cobran vida el dolor y la esperanza, como sucede frecuentemente en muchas de sus composiciones. El dolor de bueyes bramando, de judíos que huyen con la Torá o de mártires crucificados, frente a la luz de las velas o de un sol que ahuyenta la oscuridad.
Así, a lo largo de su extensa trayectoria creativa Chagall peregrinó entre distintos mundos: de pintor-poeta a soñador, testigo de su tiempo, individualista o místico. Un hombre que en una época marcada por las tragedias mundiales buscaba armonía y esperanza, reseñó Dpa.
Chagall, que nació el 7 de julio de 1887 en Vitebsk (Bielorrusia), fue calificado a menudo de pintor-poeta, pero él siempre rechazó esa acepción. "Cuando en un cuadro corto la cabeza a una vaca y la pongo del revés, o pinto toda la imagen del revés, no es para hacer literatura. Quiero que mi cuadro provoque conmoción en el plano psíquico", explicó una vez sobre su arte.
Fallecido el 28 de marzo de 1985 en Sain-Paul-de-Vece, en el sur de Francia, dejó una amplio legado en el que, pese a coquetear con los distintos estilos de arte moderno, no se casó con ninguno. En París, donde se estableció en septiembre de 1910, comenzó primero con desnudos y se aproximó al fauvismo gracias a la influencia de su compatriota Chaïm Soutine. Frecuentó a la vanguardia de Montparnasse: poetas como Guillaume Apollinaire o Blaise Cendrars y pintores como Robert Delaunay, Albert Gleizes o Fernand Léger, y participó en los círculos artístico-literarios cubistas.
Sin embargo, Chagall, que había estudiado arte en San Petersburgo, no se plegó a ninguna tendencia. "Llegué aquí (...), ninguna academia podría haberme dado lo que descubrí en las exposiciones, los escaparates de las galerías y los museos de París", escribió en su autobiografía Mi vida. En París, Chagall encontró la agitación que deseaba para su arte.
Por motivos personales, el pintor regresó a Rusia en 1914. Durante su estancia estalló la Primera Guerra mundial, y las fronteras se cerraron. Fue en aquella época cuando pintó su realidad: soldados, su familia, escenas callejeras y los paisajes en torno a Vitebsk. Entre 1923 y 1941, el artista volvió a vivir en París, y después huyó con su familia a Estados Unidos antes de que en el verano de 1948 se instalara definitivamente en Francia. Su esposa Bella había fallecido cuatro años antes, y muchos de los cuadros del artista están impregnados de nostalgia.
En los lienzos de Chagall se arremolinan las formas, atentando contra el lenguaje academicista: vacas flotantes, violines que tocan sobre los tejados, pero también bueyes sobre paisajes nevados, gallos y otro tipo de aves y Jesucristos sobre cruces en llamas. Las imágenes nacen de sus fantasías y del recuerdo de su patria, como los violines que encabezan las bodas judías o los bueyes y vacas de su infancia en el campo.
En sus composiciones se entretejen cuestiones biográficas con la tradición judía, la actualidad o la temática cristianas. En La caída del ángel, que representa a un ángel de rojo cayendo de cabeza en el abismo, cobran vida el dolor y la esperanza, como sucede frecuentemente en muchas de sus composiciones. El dolor de bueyes bramando, de judíos que huyen con la Torá o de mártires crucificados, frente a la luz de las velas o de un sol que ahuyenta la oscuridad.
Así, a lo largo de su extensa trayectoria creativa Chagall peregrinó entre distintos mundos: de pintor-poeta a soñador, testigo de su tiempo, individualista o místico. Un hombre que en una época marcada por las tragedias mundiales buscaba armonía y esperanza, reseñó Dpa.
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