Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 7 de julio de 2012

Enseñanza y legado indígena (Continuación)


El Carabobeño 06 julio 2012

Alfonso Betancourt || Desde el Meridiano 68

Enseñanza y legado indígena (Continuación)
En artículo anterior señalábamos las que consideramos causas principales para que el indio y su mundo existieran en la marginalidad más deprimente del cuadro actual de la sociedad venezolana. No tanto por un desbordamiento de complejos que han sedimentado en el alma del venezolano a través de los siglos sino por una actitud, si se quiere de matiz imperialista, para hacer pareja con extranjeros explotadores que le han hecho la vida imposible a las comunidades indígenas. Indicábamos, así mismo, que una educación falseada en cuanto a los verdaderos valores de lo que son el indio y su mundo nos había servido de patrón para modelarnos en pensamiento y acción, una conducta repudiable hacia el mismo, lo cual no se compagina con nuestro tradicional espíritu hospitalario y de solidaridad con otros pueblos extraños al nuestro, máxime cuando los indígenas que habitan el territorio nacional son tan venezolanos o más y, por tanto, con derechos que hasta el momento se les han negado, entre otros el de ser partícipes de la inmensas riquezas del país y, sobre todo, el de obtener respeto al derecho de existir de sus comunidades hasta tanto, por una asimilación que indefectiblemente el tiempo traerá, se confundan y amalgaman en la totalidad de la población venezolana con todo el bagaje étnico y cultural que las mismas representan. Como esta cuestión inevitable, repito, que el tiempo traerá, nuestra conducta hacia el indio y su mundo, en un campo de visión y acción humanizadas, deberá cambiar a través de la educación impartida desde primaria, para que esa asimilación se produzca sin traumas para lo cual el indio y lo que él representa deban ser objeto de estudio con tanta o mayor exigencia que la que aplicamos a otros orígenes que han aportado sus valores a la formación del pueblo venezolano por cuanto son expresión de viva presencia étnica y cultural de que no gozan otras raíces que están en la base de nuestra organización social.
A manera de ejemplo, insisto en que desde primaria los programas deben insertar y asentar la valiosa importancia del legado indígena en aportes esenciales como los siguientes:
Aporte étnico: en la composición étnica o racial del pueblo venezolano está presente el legado indígena en alto porcentaje. Así que llevamos sangre y respiramos indio por los cuatro costados. Decir lo contrario es una tontería. Es negarnos a nosotros mismos. Además, el concepto de raza como estrato humano diferenciado hoy no existe, está superado. Esto lo digo para aquellos que sienten vergüenza de tener sangre india. Por otra parte, las grandes civilizaciones y culturas de la humanidad han surgido de un gran mestizaje. En ese mestizaje estamos y hacia esa cultura vamos.
Aporte idiomático: de las muchas palabras que en el diario hablar utilizamos. Cientos de ellas provienen de las diversas áreas culturales que poblaban las comunidades aborígenes prehispánicas con un tiempo de referencia a partir de veinticinco mil años o más. Cuando nombramos ciudades, caseríos, aldeas, etc. y multitud de cosas de uso diario, empleamos palabras indígenas como Caracas, Cuyuní, cariaco, Catucho, butaca, chorote, hamaca y hasta ese vocablo que nos produce cierto cosquilleo de molestia: pichirre.
Aporte económico: variedad de productos claves en la economía mundial como el tabaco, el cacao, la papa que acabó con el hambre en Europa, el maíz y cientos de productos menores son legado indígena, como indígena es la preparación de muchos alimentos y la fabricación de cosas manuales de tanta utilidad tanto en el cotidiano vivir como para la industria turística. ¿Y qué diríamos de los cultivos en terrazas para protección de los suelos y de los trabajos en cayapa como el sistema colectivo de trabajo para el bienestar de la comunidad y que posteriormente el español individualista destruyó? Todo esto y mucho más pudiéramos señalar, pero la brevedad y limitación del artículo nos lo impiden.
Aporte vivienda: la mayoría de las casitas que construye el campesino andino en las partes altas sigue exactamente el modelo de sus antepasados indígenas, y aunque nos duela, los que comúnmente denominamos rancho en toda Venezuela y donde vive la mayoría de la población del país, es una construcción de herencia aborigen. Ironía o no, mejor aliado no ha tenido el Estado en la solución del problema de la vivienda como el rancho.
Aporte artístico: cómo nos encantan los tapices goajiros y las danzas y bailes del país de sabor folclórico y popular con influencia aborigen, y piezas de cerámica y esculturas de nuestro pasado prehispánico. Todo esto que es parte de la sustancia del ser venezolano es legado aborigen.
Para concluir quisiera señalar que en la población indígena existente en la periferia del país está la verdadera defensa de la soberanía nacional en nuestras fronteras si una política inteligente sabe asentar estas comunidades proveyéndolas de los recursos indispensables y respetando al máximo sus características propias. Así mismo, en Amazonas, Guayana, Territorio Delta Amacuro y otras zonas de asiento indígena, la mano de obra de éste será el factor clave para el desarrollo de estas regiones dentro de una planificación conservacionista de los recursos naturales.

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