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EL SOCIALISMO DE JESÚS Y SU HUGO ÑERO
Agustín Blanco Muñoz
Otra vez la voz de la falsedad. Hoy con un ramo bendecido en sus manos porque es un cristiano que cumple con todos sus deberes.
No es un simple hombre. Ni un simple actor. En su fondo se considera el mayor de los impostores.
Pero sabe que en esta “tierra de gracia” no es difícil que un disfrazado de cordero llegue a las máximas posiciones.
Y hoy se trata sólo de mantenerse. Es cuestión de continuar la cadena de entretenimientos que sirven para seguir escalando la destrucción de todo cuanto se tiene por delante. De eso se trata: echar para el suelo cuanto esté en pie. Destruir y seguir destruyendo.
Según él, Dios dijo: ¡Hágase el caos junto al más miserable de los odios! Y caos y esos odios se hicieron.
Y dijo el Señor además: ¡Qué no haya más que revolución y que los revolucionarios de verdad entiendan que aquí no hay ni habrá paz sino violencia y destrucción!
Porque la violencia y la destrucción se hicieron por encima de toda paz. Y crearon el mejor de los mundos para quienes tienen el dominio divino de templos, cuarteles, comercios, banca, industria, instituciones, administración, policías, cultura, sociedad y todos los divinos tesoros.
Y hay una política que se aviene en medio de su falsedad a unas supuestas creencias. Y se repite una y más veces que hubo una madre que quiso que el hijo fuese sacerdote. Y él no lo fue. Pero hoy tampoco lo es aunque si lo es.
Todo esto y a pesar de que es cristiano por mera casualidad. Porque nada más que ayer era un ateo que había dejado enterrado el deseo de la madre de verlo sacerdote metido en el decir de misas y promesas de caridad.
Pero fue fácil y rápido el vuelo de no creyente a creyente. Y hoy anda muerto de risa por su tránsito de ateo-infiel a humilde devoto y de anticomunista-antiguerrillero al más arrecho de los revolucionarios.
Y para ello ha contado con el mito que le ayudaron a crear fichas de lo que ahora es su misma revolución. Y así fue andando hasta que logró fabricar en su totalidad el disfraz de lo que llaman ‘hombre nuevo’ u ‘hombre bobo-vivo nuevo’.
Y no quedó en este punto. Porque jugó y sigue jugando a las caretas. Así hace gala hoy, nada menos, que de una que se llama Socialista del siglo XXI.
Se toma en cuenta ahora una particularidad mayor: la careta que sintetiza todos los fracasos del socialismo de todos los tiempos con la única excepción del socialismo bendito y eterno que encabezó y encabeza el con-pan-ñero, o simplemente Ñero Jesús Cristo, el Primer y hasta Único Socialista del Mundo.
Él es el único del que nadie ha podido decir y sostener que fracasó en su empresa socialista.
Hay que afirmar entonces que el "socialismo" de este régimen apeló al máximo de credibilidad: El Socialismo Ñero. El único que sólo ha cultivado triunfos aquí y en el más allá.
Porque se supone que este no tiene porque ser un privilegio de los habitantes de la tierra. Los ñeros de Marte o la Luna o el Cielo deben o tienen que ser portadores del único y verdadero socialismo.
Ha llegado la hora entonces de dejar a un lado el marxismo-leninismo-stalinismo-hochimismo-maoismo-fidelismo-cheguevarismo-ranchismo-bolivarianismo-zamoranismo-robinsonianismo-gadafismo y acogerse simplemente al Socialismo del Compañero Cristo. Camarada Cristo. Compatriota Cristo.
De modo que en adelante se va a escuchar por todas partes una oración por el hacer de la Venezuela cada vez más ex país, directamente vinculada con el socialismo del primer y único socialista comprobado que ha habido en la historia de la humanidad hasta el día de hoy, que tiene que ver con la globalización y la era electrónico-computarizada.
Un Socialismo que sólo ha hecho acto de presencia en una Venezuela en la que se nos conduce por las sendas de lo bello-bonito, acogedor y tierno, tolerante y paciente, altruista y amoroso, libre de odios y maldades.
Un régimen convocador de la concordia, el entendimiento, el acercamiento humano-espiritual, el desprendimiento, la solidaridad y la paz.
Sólo esta Venezuela ex país goza hoy del gran privilegio mundial de ser la gran portadora universal del Socialismo Ñero que impulsan, dirigen, defienden, exaltan, exultan y trascienden los camaradas-ñeros y compatriotas de los verdadera y genuina república socialista y cristiana.
Y por ello el anuncio de que la revolución socialista ñera, tal y cual la mejor de las socialdemocracias, tendrá sus propios templos y Comités Cristianos de Bases. La iglesia propiedad del Hugo Ñero de la revolución.
De allí que pronto, y al fin, andará por todas partes, el único, verdadero y trascendente socialismo de Jesús, aquel a quien muchos creyeron que les había llegado la muerte en cruz.
Nada de eso. Jesús Ñero por mucho tiempo anduvo con su socialismo escondido, librándolo de todo mal, hasta que consiguió a quien entregarlo por los siglos de los siglos aquí en esta república de esta revolución Cristo ñero-bolivariana a cargo del más Sumo Hugo de los Sacerdotes.
¡Que envidia debe tener por nosotros un mundo obligado a decir de templo en templo, de lugar en lugar, familia en familia, ciudad, pueblo y sociedad, toda la Oración por y para Otros Tiempos de Revolución que ha nacido aquí, a partir de la puesta en práctica del Socialismo de Jesús Ñero!
abm333@gmail.com T: @ablancomunoz
El Gran Silencio del Sábado Santo
SÁBADO 23 DE ABRIL DE 2011
Hay situaciones en nuestras vidas que se pueden vivir sólo en silencio. Cada palabra sobra, las palabras diluyen lo que se siente. Lo hemos experimentado en momentos de una gran felicidad, o también en momentos de profundo dolor. Se muere un ser querido, uno pierde el trabajo, se enferma gravemente, y tantas otras cosas que nos pasan. No hay explicaciones, e incluso nos sentimos molestos con gente que cree que tiene que “consolarnos” con mucha palabrería. ¿Recuerdan los atentados del 11/9? Las cámaras de TV pasaron las imágenes una y otra vez; porque el hecho era de una magnitud inimaginable hasta entonces. Y los comentarios sonaban huecos. No se puede explicar lo inexplicable.
Ayer recordamos la muerte de Cristo. Hoy, la liturgia guarda silencio; no hay misa, ni celebraciones de otros sacramentos. Necesitamos silencio, para asimilar la magnitud de lo que ha pasado: el amor de Cristo “hasta el extremo”, pero también la monstruosidad del egoísmo humano “hasta el extremo”, y la cobardía humana, “hasta el extremo” de traicionar, negar y abandonar al Señor – cosas que conocemos por la historia, o también por experiencia propia.
¿Qué habrán sentido los discípulos aquel sábado? Era día de descanso obligatorio; estaban solos con sus pensamientos y sentimientos. Sentimientos de frustración, de vergüenza, de autorrecriminación, de culpa y - ¿quién sabe? – de recriminaciones mutuas. Uno de ellos no pudo con todo esto – y se ahorcó.
Y los demás, ¿pudieron? En medio de esta oscuridad, de esta nube espesa que no deja ver nada, que le deja a uno completamente desorientado, quedó un lazo débil, casi imperceptible, con Jesús. Una débil esperanza que el Reino de Dios se instauraría ahora. Pero, como dicen los discípulos en el camino a Emaús, “nada de eso ha pasado”.
Lo importante era que hayan perdido toda su seguridad en sí mismos, que hayan experimentado su impotencia. (Recordemos a Pedro: “Yo daré mi vida por ti” – “te juro que no conozco a éste”.) Esto los abrió a la acción de Dios.
¿Qué hacemos nosotros en situaciones extremas? Muchas veces tratamos de distraernos, sea con ruido, trabajo, placeres, alcohol o drogas. Pero intuimos que esto no resuelve nada. Lo que necesitamos es silencio – y soledad. Para poder asimilar lo que nos ha pasado, y para permitirle - ¡por fin! – a Dios que ÉL haga en nosotros su voluntad.
Tomado de l blog "Por Cristo con El y en El
del Padre
Beda Hornung
Abadía de San José, Güigüe, Carabobo, Venezuela
Monje Benedictino
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23 de Abril
Sábado de Gloria
En la Iglesia primitiva el Sábado Santo era conocido como el Grandioso o Gran Sábado, Sábado Santo, la Noche Angélica, la Vigilia de Pascua, etc., No era más que, como el Jueves Santo, un día de alegría, pero uno de alegría y tristeza entremezcladas; es el final del tiempo de periodo Cuaresma y penitencia y el principio del Tiempo Pascual que es un gozo. Por una rarísima excepción, en la Iglesia primitiva éste era el único sábado en que se permitía ayunar (Constit. Apost., VII, 23) y el ayuno era una de severidad especial. En tiempo de San Ireneo, se observaba un ayuno absoluto de todo tipo de comida durante las cuarenta horas que precedían a la fiesta de Pascua y aunque el momento asignado para romper el ayuno, al alba el domingo, varió según el tiempo y el país, la abstinencia de comida el Sábado Santo era general. La noche de la vigilia de Pascua ha sufrido un desplazamiento extraño. Durante los primeros seis o siete siglos, la celebración duraba toda la noche, para que el Aleluya coincidiera con el día y momento de la Resurrección. En el siglo octavo esta misma celebración tenía lugar la tarde del sábado y, por un anacronismo singular, se desplazó después al sábado por la mañana, así el momento de la celebración de la solemnidad fue adelantado casi un día entero. Gracias a este cambio, se asignaron ahora oficios especiales al sábado Santo considerando que anteriormente no había tenido lugar ninguno hasta la tardía hora de la vigilia. Esta vigilia, se inicia con la bendición del nuevo fuego, la iluminación de lámparas y velas y del cirio pascual, ceremonias que perdieron gran parte de su simbolismo al ser anticipadas y adelantadas del crepúsculo a la plena luz del día. San Cirilo de Jerusalén decía de esta noche que era tan luminosa como el día, y Constantino el Grande le añadió un esplendor inaudito agregando a su brillo, una profusión de lámparas y grandes antorchas, para que no sólo las basílicas, sino las casas, calles y plazas públicas estuvieran resplandecientes con la luz que era el símbolo de Cristo Resucitado. La asamblea de los creyentes se dedicaba a la oración común, el canto de salmos e himnos, y la lectura de las Escrituras comentadas por el obispo o el presbítero. La vigilia de Pascua se consagró especialmente al bautismo de los catecúmenos que, en las iglesias más importantes, era muy numeroso. En el sábado Santo siguiente a la deposición de San Juan Crisóstomo de la Sede de Constantinopla, había, solamente en esta iglesia, 3000 catecúmenos. Tales números, es claro, sólo se encontraban en las grandes ciudades; no obstante, como el Sábado Santo y la vigilia de Pentecostés eran los únicos días en que se administraba el Bautismo había siempre, incluso en las iglesias menores un número gozoso de catecúmenos. Esta reunión de personas en la oscuridad de la noche ocasionó a menudo abusos que el clero se sintió impotente de prevenir sin una activa vigilancia anticipando por ello las ceremonias de modo que todas ellas pudieran tener lugar a la luz del día. Rabanus Maurus, escritor eclesiástico del siglo noveno (De cleric. Instit., II, 28), hace un relato detallado de la celebración del Sábado Santo. La asamblea permanecía silenciosa en el templo esperando el alba de la Resurrección, intercalando salmodias y cantos y escuchando la lectura de las lecciones. Estos ritos eran idénticos que los de la Iglesia primitiva y se celebraban a las mismas horas, los fieles a lo largo del mundo no habían consentido todavía anticipar la vigilia de Pascua y fue durante la Edad Media cuando se estableció la uniformidad en este punto. (Nota del Traductor: Pío XII en el año 1951 recuperó la celebración de la Vigilia Pascual y en 1955 todo el Triduo Pascual recuperó su antigua unidad. La reforma del Concilio Vaticano II dio unidad a la celebración completa del Triduo Pascual y la enriqueció de contenido bíblico y de
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