Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 17 de abril de 2011

Hablando de amar a Venezuela y pensar en España, unámosla en el partido "madre español" de hoy 17 abril 2011

El Carabobeño 14 abril 2011

ALFONSO BETANCOURT || Desde el Meridiano 68

Venezuela monárquica y republicana

Tres siglos y unos cuantos años más definen la Venezuela monárquica. La republicana, si la contamos a partir de 1810, en el próximo 2010 cumplirá dos siglos.

A muchos les parecerá increíble que los venezolanos hayamos vivido más bajo el régimen monárquico que el republicano, pero así es. Lo anotado es de vital importancia en cuanto se cree que somos producto, en todos los aspectos, de las estructuras e instituciones republicanas, marginando la herencia monárquica que de tanto peso es en la conformación de aquellas y fundamentalmente en lo religioso, político, cultural y, desde luego, lo territorial.

Bolívar, que hasta en eso profundizó, en discurso de la Sociedad Patriótica, en vísperas de declarar la Independencia, produjo la frase de si tres siglos de dominación no eran suficientes para tomar la decisión de independizarse de la monarquía (la frase no es textual, pero sintetiza el pensamiento del joven mantuano de romper con el miedo a la tradición e imponer los nuevos ideales, los republicanos, a través de la Independencia.

Desde luego, con la Independencia se creó la República, pero tomando por bases estructurales muchas instituciones monárquicas las cuales era necesario sustituir por las ideas republicanas, lo que produjo, como era de esperarse, la inevitable confrontación entre lo nuevo, que aspiraba a institucionalizarse, y lo viejo, que por más de tres siglos de dominio venía modelando la existencia material y espiritual de la población.

Los quince largos años de guerras independentistas no sustituyeron del todo lo viejo por lo nuevo, lo monárquico por lo republicano. Si nuevo era el sistema republicano de gobierno con instituciones que respondían a esos fines, otras del viejo régimen continuaron.

El catolicismo, fuerte institución del viejo régimen, continuó con el nuevo hasta que en 1833 se logró la libertad de culto; la esclavitud, como mano de obra esencial del viejo sistema, siguió por un poco más de cuatro décadas después de declarada la Independencia, en lo que Bolívar vio como una contradicción de la Independencia; el latifundismo, cimiento clave del poderío de clase colonial, aún pervive.

Es más, con el caudillismo que surge como producto de la gesta emancipista, el latifundismo se multiplica presionando por las ambiciones militaristas en cuestión que condena a la República, por otra parte, a un rosario de guerras civiles que trajeron empobrecimiento de la economía, insalubridad, epidemias, bandolerismo, regionalismos, revoluciones que sólo fueron de nombres, dictaduras e inestabilidad política cuyas consecuencias, como lo vemos al presente, se han traducido en una reencarnación del caudillismo militarista, luego de pasar por cuarenta años de democracia cuyos desaciertos brindaron las oportunidades al caudillismo en cuestión para reimplantarse, ahora como un comunismo de corte totalitario copiado del régimen cubano.

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Yo soy del Barcelona

únicamente por este señor, Lionel Messi

y no porque sea argentino,

me encanta él...


Real Madrid-Barcelona. Round 1: Eclipse en el Bernabéu, por Rodrigo Blanco Calderón

Ya lo dice el dicho: “A penalti regalado no se le miran los dientes”

Por Rodrigo Blanco Calderón | 17 de Abril, 2011

I

Ya lo dice el dicho: “A penalti regalado no se le miran los dientes”. Apenas culminado el primero de los cuatro clásicos entre Barcelona y Real Madrid, recibo llamada telefónica, altisonante, de Willy Mckey:

-¡Qué b…s tienen ustedes! ¡Qué b…s tienen ustedes!

Siempre me ha llamado la atención que, en fútbol, los errores del árbitro recaen éticamente en el equipo beneficiado. Pocas veces el árbitro se individualiza hasta el punto de ser sancionado o, incluso, de pedir disculpas públicamente, con lágrimas, como lo hizo el umpire James Joyce (sic) cuando le robó con una mala decisión el no hit no run a Armando Galarraga.

En sentido contrario, cuando un equipo se aferra desesperadamente al what if de un penalti cantado o no cantado, de una grama cortada o no cortada que inexplicablemente sólo parece afectarle a él, muestra sin pudor su debilidad. El penalti cantado por Muñiz Fernández a Alves, ante la incursión de Marcelo y cobrado efectivamente por Cristiano, puso en evidencia el crecimiento del Madrid desde aquel nefasto 5 a 0 de la primera vuelta. Ganando 1-0 gracias a un penalti y con un hombre de más, ante la expulsión de Albiol en el minuto 51, el Barça no pudo rematar el juego. Antes bien, tuvo que defender con mayor vigor ante un Madrid disminuido y crecido.

II

El Barça ha tenido la suerte de contar en este siglo con los dos mejores jugadores de su momento, como fue Ronaldinho durante la administración Rijkaard y como lo es hoy el increíble, el monstruoso, Messi. Aunque el Barcelona se vea a sí mismo como mucho más que un club, es también mucho menos que un equipo. Es una alineación planetaria, afortunada, que orbita alrededor del dios de turno.

James Joyce (el escritor) caracterizó al lector ideal como alguien que padece un insomnio ideal. De lo que se desprende que el texto que provocase tal lectura y tal insomnio sería también ideal. Un texto sagrado, en resumidas cuentas.

Por su parte, Borges imaginó a un hombre que encuentra a Dios cifrado en una moneda. El hombre contempla obsesivamente la moneda y de tanto observarla, recordarla, imaginarla, de tanto reducir el universo a esa circunferencia, entiende que detrás de ella sólo puede encontrarse Dios. Este es el argumento de su cuento “El Zahir”.

La infatigable marcación cuerpo a cuerpo de Pepe sobre Messi me recordó al personaje de Borges obsesionado por la moneda-dios. Messi (apócope de El Mesías) se vio sometido al imperio de la adoración absoluta que implicó un marcaje como el que dispuso Mourinho para el crack argentino. Aunque hubo algunos destellos que recordaron la amenaza constante que representa el número 10 del Barça, esos que transforman a Messi en la pulga monstruosa ilustrada por William Blake, Pepe logró revertir el sentido de la revelación y el dios dejó su lugar para darle la batuta a la moneda: el azar que quiso ver un penalti donde no lo había.

III

Se podría hacer un excelente relato que narre el insomnio ideal de Pepe la noche anterior al juego. Después de una dura semana de entrenamientos, Mourinho le impone la encomienda que ningún defensa quiere: marcar a Messi. “Marcar”, en este caso, significa en realidad anular a Messi. Como quien dice, tapar el sol con un dedo. Tener la fuerza para realizar el extraño prodigio de que nada (nadie) pase. Y sin embargo, y estas son las maravillas que ofrece el fútbol, los eclipses, el empate entre el sol y la luna, también se fabrican. Así como el pasto puede crecer unos hermosos centímetros de más de la noche al día.

Real Madrid-Barcelona. Round 1: Todo crece en Madrid (menos el Madrid), por Willy Mckey

Mou veía que el pasto crecía más la noche anterior a tener que matar. Era el miedo...

Por Willy McKey | 17 de Abril, 2011

Real Madrid-Barcelona



0. Unos versos de Gerardo Diego. “Yo canto al varón pleno, / al triunfador del mundo y de sí mismo / que al borde —un día y otro— del abismo / supo asomarse impávido y sereno”. [de la “Oda a Belmonte¨].

1. Fotosíntesis del miedo. El mayor mérito del torero Juan Belmonte fue haber transformado el toreo en algo que precisaba tanto talento como valentía. La máxima de su tiempo era “o te quitas tú o te quita el toro” y Belmonte la llevó a “ni te quitas tú ni te quita el toro si sabes torear”. Se abandonaba el estilo llamado lagartijero. El arte fue otra cosa.

Belmonte decía que “la barba crece más la noche antes de torear. Es el miedo”. Al parecer, con el césped en Madrid pasa lo mismo. Cuatro centímetros de grama extra para parar de alguna manera lo que todos temían, para frenar un balón mágico, para pastar de bueyes, para esconder lagartijas.

Mou veía que el pasto crecía más la noche anterior a tener que matar. Era el miedo…



2. Pena, penita, penal. Recuerdo un artículo de Ángel Alayón donde los tiros penales estaban en el lugar que merecen: los libros de Estadísticas, no los de Historia. El tiro penal como única manera de romper la malla ajena me pareció tan selección de Italia, tan clásico milanés, tan protagonismo del árbitro, tan Il Padrino, tan poquitico…

La opción del empate en el primero de estos cuatro clásicos en fila me parece, incluso, desafortunada. Messi y Cristiano se sacaron las espinas de no haberle anotado nunca a un club de Mourinho o no haberle marcado al Barcelona, pero yo quería sentirme orgulloso o humillado… no esta tibieza… no dos penales sin épica posible.

3. Acromegalia del miedo. Ciertos animales reaccionan ante el miedo simulando una amenaza. El pez globo multiplica su tamaño y exhibe sus espinas. Lo hace llenándose de aire. Se infla. Impresiona, pero un pez globo nunca podrá comerse a sus depredadores. La eficacia de su técnica reside en que no descubran su truco y huyan de allí antes de que tanta contención de aire se convierta en asfixia.

La acromegalia es una enfermedad crónica motivada por una desmedida secreción de la hormona del crecimiento. Sufrirla es crecer de más. Crecerse. Desde dentro. Un esqueleto que avanza sin que el resto del cuerpo lo acompañe. Crecen los huesos, los dientes, las uñas… pero no los músculos. A veces —sólo a veces— veo al Real Madrid de este siglo como un gigante que envejeció mal y echa de menos sus días de gloria, pero sigue y sigue creciendo sin ponerse orden. Sin músculos. Una ballena nostálgica y acromegálica que se ha tragado un pez globo portugués que, cuando teme, se infla y punza a la ballena desde dentro.

Mou veía que sus uñas crecían más la noche anterior a tener que matar. Era el miedo…

4. Aún no han vuelto. El gigante blanco sigue ausente del fenómeno del nuevo fútbol. Eso debe asustar y sabemos que hay miedos que pueden abonar campos enteros para que la hierba crezca. No esperaba que mis ojos vieran a los merengues celebrando un empate en casa como si se tratara de su décima copa europea… están toreando con la premisa de “o te quitas tú o te quita el Barça”.

No voy a deshilachar acá la falta pitada en contra de mi Barça por una razón fundamental: teníamos un hombre más en la cancha y, en esas circunstancias, hacer goles es el único destino honrado. El descubrimiento de la kriptonita vegetal suma un nuevo gasto a la larga lista de compras del Real Madrid y otros equipos que también se interesarán por la agricultura. Pero los campos que quedan por pastar están en manos de otro. Ellos sólo tenían grama. Eso me puso en evidencia que el Madrid que extraño, ese rival pendenciero y orgulloso, aún no ha vuelto: tan sólo ha regresado el jardinero.


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