Recordando a... María Teresa de la Parra (1889-1936)
25 abril 2011
Guillermo Mujica S. || De Azules y de Brumas
Recordando a... María Teresa de la Parra (1889-1936)
El 5 de octubre de 1889 nace en París, Francia, Ana Teresa Parra Sanojo, para ese entonces sus padres se encontraban fortuitamente en esta ciudad. Su familia formaba parte de la aristocracia venezolana y al sector de los terratenientes escritora venezolana conocida por su seudónimo Teresa de la Parra. Hija de padres venezolanos residenciados en París.
A la edad de dos años fue traída a Venezuela. Parte de su infancia transcurre en "El Tazón", la hacienda familiar, ubicada entre Tumerito y Piedra Azul, y en la apacibilidad del hogar cercano a Caracas. Tan provinciana vida se trastoca a partir de la muerte repentina de su padre. A los ochos años de edad queda huérfana de padre, y su madre resuelve volver a Europa con el fin de educar a sus hijos, que en total eran seis.
Teresa de la Parra ingresa en el Colegio de la Damas del Sagrado Corazón de Godella, en Mislata, (Valencia-España), y se consagra a la lectura de escritores famosos entre ellos: Guy Muapassant; Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes van a ejercer gran influencia en su formación literaria.
En 1910, los Parra Sanojo están de vuelta en Caracas. Viven en una casa de estilo colonial, situada entre las esquinas de Torres y Veroes. Y comienza a revelarse como escritora, en artículos publicados por ella en diferentes diarios capitalinos. Con motivo de la visita del Infante Don Fernando de Baviera y Borbón a Venezuela, Teresa es elegida para contestar un mensaje enviado por la infanta Doña Paz de Borbón, dirigido a Chile y a toda la América Hispánica, recibe grandes elogios por la profundidad de su pensamiento y por su encanto prosístico.
Animada por el éxito alcanzado por sus artículos y cuentos publicados en los periódicos caraqueños, se dedica con entusiasmo a la tarea de leer y escribir, y comienza el Diario de una Señorita. En 1924 participa en un concurso literario en la ciudad de París, auspiciado por el Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa, obteniendo el primer premio. En este mismo año publica el Diario de una Señorita con el nombre de "Ifigenia" bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, nombre con el que se inmortalizaría en las letras americanas. En 1927, viaja a Cuba para representar a Venezuela en la Conferencia Interamericana de Periodistas. El tema de su discurso correspondiente fue "La Influencia Oculta de las Mujeres en la Independencia y en la vida de Bolívar". Luego viajó a Bogotá donde dictó tres conferencias sobre la Influencia de las mujeres en la formación del alma americana, en la época de la Conquista, de la Colonia y de la Guerra de Independencia.
Teresa de la Parra, para entonces, ya es famosa, su nombre es conocido en muchos países, su palabra estaba llena de sinceridad permanente. Viaja de nuevo a Europa y se establece en Vevey, junto al Lago Lemán, donde da comienzo a su segunda Novela "Memorias de Mamá Blanca", la cual publica en París en el año de 1929. Esta novela es una obra escrita con gran sutileza, donde se aprecia el sentimiento nostálgico y la honda sensibilidad que embarga el corazón de Teresa de la Parra. La añoranza de su tierra natal, de su clima, de su infancia en "El Tazón", dan marco transparente y cautivador de los campos venezolanos.
En 1930 regresa a Venezuela, pero su permanencia es muy corta, ya que se enferma de tuberculosis y regresa a España, donde se interna en un sanatorio en Madrid. Allí transcurren sus últimos días, en la paz espiritual que le proporcionaba su alma límpida y cristalina, y sobre todo el recuerdo de Caracas a la que siempre soñó volver.
En resumen, se puede decir: Dos grandes obras de la literatura venezolana salieron de la pluma de esta escritora de vanguardia como son "Efigenia", y "Memorias de Mamá Blanca". Ifigenia (1924) y Memorias de Mamá Blanca (1929); del libro de ensayo Influencia de las mujeres en la formación del alma americana (obra póstuma) de un amplio epistolario. Teresa de la Parra fue la primera gran escritora dentro del proceso de las letras venezolanas. Y fue la primera narradora. Y logró ser la mujer que encontró en sus bellas novelas un espacio para la mujer dentro de la narrativa, ámbito que ésta antes no había tenido. Si Ifigenia es una novela de formación, también es la primera historia de amor de la literatura venezolana. Historia de amor frustrado. Por su parte, Las Memorias de Mamá Blanca son una bella evocación de la infancia, hecha toda ella en una nunca igualada belleza; Influencia de las mujeres... es un examen del lugar que ocupó la mujer en la sociedad latinoamericana desde la conquista hasta los días de la emancipación; a través de su amplio epistolario, esta escritora permitió conocer los pálpitos de su alma y asistir a su terrible periplo final, cuando, aquejada por la tuberculosis, muere en Madrid el 23 de abril de 1936.
Sus restos, sepultados en el cementerio de Almudena (Madrid) son repatriados en 1947 al panteón familiar Parra Sanojo y finalmente al cumplirse el centenario de su nacimiento son llevados el 7 de noviembre de 1989 al Panteón Nacional de Venezuela.
Teresa de la Parra fue poseedora de un estilo inconfundible, dueña de una gran inteligencia y renovadora de la Novela Venezolana. Logró en sus Memorias de Mamá Blanca el estilo más sutil de la prosa a través de un sentimiento de nostalgia. Leamos un fragmento de su obra:
"Mamá tenía razón: debemos alojar los recuerdos en nosotros mismos sin volver nunca a posarlos imprudentes sobre las cosas y seres que van variando con el rodar de la vida. Los recuerdos no cambian es Ley de todo lo existente. Si nuestros muertos, los más íntimos, los más adorados, volviesen a nosotros después de muchos años de ausencia y arrasados los árboles viejos hallasen en nuestras almas jardines a la inglesa y tapias de mampostería, es decir, otros afectos, otros gustos, otros intereses, doloridos nos contemplarían un instante y discretos, enjugándose las lágrimas, volverían a acostarse en sus sepulcros" .....
María Teresa, tus memorias no se perderán con el tiempo ... hermosa Mamá Blanca venezolana.
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