Círculo de Escritores de VenezuelaAugust 17, 2010 4:32 pm
EL PASAJERO DE TRUMAN, DE FRANCISCO SUNIAGA
Por Eduardo Casanova
Como muy acertadamente dice la nota de contraportada de “El pasajero de Truman”, Francisco Suniaga (La Asunción, Nueva Esparta, 1954) irrumpió en la novelística venezolana en 2005 con una obra de gran calidad, “La otra isla”, que prometía lo que cinco años después se cumple: una segunda novela de muchísima calidad. Pero hay más, porque en ella se prometía específicamente “El pasajero de Truman”, de manera que la nueva obra de Suniaga implica un doble cumplimiento que hay que celebrar. La nueva novela de Suniaga es un verdadero hallazgo. Está perfectamente estructurada, y en ella se conjugan a la perfección los dos elementos que debe tener una buena novela: personajes bien armados y lenguaje literario apropiado. Los personajes principales son tres: Diógenes Escalante, el hombre que en 1945 representaba la más firme esperanza de la transición de la protodemocracia a la democracia, Humberto Ordóñez, ex diplomático ya nonagenario y que fue el hombre de confianza de Escalante (en la vida real, Hugo Orozco, diplomático de carrera que también fue alto ejecutivo petrolero), y Román Velandia, ex ministro, ex senador, ex presidente, escritor e historiador (Ramón J. Velásquez), que fue testigo privilegiado del drama terrible que sufrió, en lo que debía ser su mejor momento, Escalante, drama que no fue solamente personal, puesto que se convirtió en el punto de partida de una cadena de desastres que sufrió y aún sufre Venezuela. La novela se desarrolla a base de monólogos de los tres, los de Ordóñez y Velandia sobre Escalante y los de Escalante sobre sí mismo, y los de los tres sobre el momento crucial que debía ser y no fue. Se trata de un triángulo equilátero tridimensional muy bien logrado, pues cada uno de los personajes tiene el mismo peso específico en la narración, aunque todo gire en torno a uno de ellos. Y con eso, Suniaga logra que en la novela nada sobre ni nada falte. El lector visualiza perfectamente a cada uno de ellos, los escucha, los siente respirar, los observa, y sigue con interés creciente la historia que entre los tres develan. Y también están muy bien logrados los personajes secundarios (Harry Truman, Isaías Medina Angarita, Eleazar López Contreras –que adquiere características fantasmagóricas–, Isabel Álamo Ibarra de Escalante), y los de tercera fila (Raúl Leoni, Rómulo Betancourt, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, , Eloy Lares Martínez, el médico Antonio Labastidas (Enrique Tejera en la vida real), Marcos Valera, edecán de Medina Angarita, el psiquiatra Francisco Herrera Guerrero –que figura con los apellidos de su padre, Herrera Toro–, Arturo Uslar, Ángel Álamo, etcétera). Y, por supuesto, la comparsa de políticos pequeños, adulantes y logreros que llena el espacio del Hotel Ávila sin saber que en la suite presidencial se está desarrollando un drama que afectará al país entero, a toda su población y su porvenir. Y todo converge en un anticlímax perfectamente logrado, cuando Ordóñez, muchos años después, entrevé a Escalante, que ha perdido su figura y su elegancia, convertido en un decrépito Buda que ya ni siquiera tiene consciencia de sí mismo. Y que no podría adivinar que muchísimo tiempo después un gran novelista logrará un milagro: el milagro de que la novelística se imponga a la historiografía, pues la figura de Escalante, el gentleman, el idealista, el hombre discreto que soñó con transformar positivamente a Venezuela, hasta la publicación de “El pasajero de Truman”, no tenía ángel, no tenía músculo, no tenía rostro. Y desde este año 2010, gracias a la novela de Francisco Suniaga, eso cambió para siempre.
por un hampón elegido. En especial la magnitud de la destrucción moral
ha sido tal que la tarea de reconstrucción tomará, en el mejor de los casos, un par
de generaciones. Ojalá esté equivocado, pero pienso que los venezolanos tendrán
que vivir en un país mediocre y atrasado por mucho tiempo, antes de lograr reingresar
a la comunidad civilizada de naciones. Es en este sentido que hablo de una
victoria de Hugo Chávez, quien parece que logrará llevarse al país con él al infierno.
Chávez nunca tuvo buenas intenciones. Nadie bien intencionado engaña a sus
Chávez nunca tuvo buenas intenciones. Nadie bien intencionado engaña a sus
soldados para llevarlos a la muerte, como lo hizo él en durante el golpe militar
de febrero 1992. Nadie bien intencionado promueve el divorcio espiritual
entre los venezolanos para consolidarse en el poder.
Desde el día uno de su mandato Hugo Chávez ha actuado como un hampón en
Desde el día uno de su mandato Hugo Chávez ha actuado como un hampón en
el sentido más despreciable de la palabra. Disolvió el congreso
democraticamente elegido, impuso una constitución a su medida para después
violarla repetidamente y se dedicó a promover el odio entre los venezolanos.
Quien no ha leído alguna vez las historietas del Muciélago? Durante trece
Quien no ha leído alguna vez las historietas del Muciélago? Durante trece
años Chávez ha logrado crear una Ciudad Gótica tropical donde, con
el nombre de Hugo Strange, ha estructurado una pandilla de unos 300
miembros principales, entre quienes destacan el guasón Ramírez, el pinguíno
Escarrá, el acertijo Giordani, Gatúbela Flores, Ras al Ghul El Aissami, la mano
Negra Merentes, Dos Caras Chaderton, Hiedra Venenosa Varela, Capucha Roja
Soto Rojas, la familia mafiosa Maroni Rangel, el Espantapájaros Itúriz y el Sombrerero
Loco Arias Cárdenas.
A diferencia de la Ciudad Gótica de la historieta, la Ciudad Gótica creada por
A diferencia de la Ciudad Gótica de la historieta, la Ciudad Gótica creada por
nuestro Hugo Strange no tiene un Murciélago. Y no lo hay porque, mientras este
personaje tenía sus principios y valores claros y era incapaz de pensar en dialogar
y co-existir con la pandilla, los candidatos a Murciélago que tiene nuestra Ciudad
Gótica parecen pensar que los hampones son apenas unos equivocados recuperables,
con quienes podremos reconciliarnos. Ha sido tan efectiva la labor de destrucción moral
llevada a cabo por Hugo Strange que los buenos ciudadanos de Ciudad Gótica
parecen haberse adaptado a vivir bajo los anti-valores y la podredumbre moral
impuestos por la pandilla. Y es así que ya no hay nada que los mueva a
indignación. Ni el desenfreno despilfarrador del Guasón en PDVSA, ni el cinismo
y jalabolismo del Pinguíno Escarrá, ni las locuras financieras del Acertijo Giordani,
ni el analfabetismo obsceno de Capucha Roja Soto Rojas. Los buenos ciudadanos
de nuestra Ciudad Gótica están “aprendiendo” a coexistir pacificamente con esta
podredumbre. Ya no notan el hedor que existe en el ambiente.
La trágica victoria de Hugo Strange consiste en haber logrado que quienes viven
La trágica victoria de Hugo Strange consiste en haber logrado que quienes viven
en nuestra Ciudad Gótica ya no se den cuenta de que están viviendo en Ciudad Gótica.
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