De permanecer Gadafi en el poder, la humanidad no podría justificar la matanza que se produciría
El 1 de setiembre de 1969 Muamar Gadafi llega al poder en Libia después de derrocar mediante un golpe de Estado al rey Idris.
El 1 de febrero de 1979 el Ayatolá Jomeini -exiliado en París- regresa a Teherán, iniciándose así la revolución islámica que derroca al Sha de Irán e impone desde entonces una feroz dictadura teocrática en ese país.
El 16 de julio del mismo año 1979, Saddam Hussein llega al poder en Irak después de derrocar al presidente al-Bakr. La mesa queda servida y los comensales -cada uno más violento que el otro- se aprestan a continuar con una tradición milenaria de ferocidad que ha bañando de sangre esa región del mundo desde los albores mismos de la historia.
Una vez derrocado el Sha de Irán, los gobernantes suníes del Golfo Pérsico temen que la revolución islámica shií del Ayatolá Jomeini desestabilice toda la región. Acude en auxilio de los mismos Saddam Hussein, quien ese mismo año había alcanzado la presidencia en Irak. Propone invadir a Irán y reinstaurar en el trono al Sha, objetivo que esperaba lograr rápidamente. Se equivocó. La guerra se prolongó entre 1980 y 1988.
Al final de la guerra Irán e Irak quedan agotados. Se vuelve entonces Saddam contra sus antiguos aliados y les pide indemnizarlo por los daños que había sufrido su país durante el conflicto. En vista de que no atienden sus peticiones, Saddam decide invadir a Kuwait y apoderarse de su petróleo. El día 2 de agosto de 1990, el poderoso ejército iraquí -en una operación tipo blitzkrieg- se apoderó de su minúsculo pero acaudalado vecino.
Se forma entonces una alianza árabe occidental presidida por el rey Fahd por la parte árabe y por el presidente Bush (padre) por la parte occidental. La operación adopta el nombre "Escudo del desierto" y su objetivo era impedir que las tropas iraquíes continuaran su avance y se apoderasen también de los riquísimos yacimientos petrolíferos de Arabia Saudita. Después la operación cambia de nombre y pasa a llamarse "Tormenta del desierto". Saddam es rápidamente expulsado de Kuwait, pero al retirarse, incendia todos los pozos petroleros de Kuwait.
Percibiendo que Saddam estaba derrotado, las poblaciones iraquíes de Basora y los kurdos del país se unen a la batalla para liberar a su país de aquella abyecta dictadura.
Ocurre entonces un hecho imprevisible: después que mataron al tigre, le tuvieron miedo al cuero. Los aliados se retiran de Irak y dejaron a Hussein en el poder. Las represalias del dictador en contra los kurdos y los habitantes de Basora fueron demoledoras. Se dice que miles lo pagaron con la vida.
El 11 de setiembre del 2001 se producen los ataques terroristas contra las Torres del Centro Mundial de Comercio y contra el Pentágono. EEUU le pide a Afganistán entregar a Osama Bin Laden, responsable de aquellos atentados. Afganistán se niega y el resultado es que el presidente Bush (hijo) toma la decisión de invadirlo.
Poco después aparecen unos sobres con ántrax en algunas oficinas de Washington. Se pensó que provenían de Irak, ya que Saddam había utilizado armas químicas y biológicas contra su propio pueblo. Las Naciones Unidas pide a Irak permitir la entrada de inspectores, a lo cual Saddam se niega.
Vencido el plazo del ultimátum, una coalición formada por EEUU, el Reino Unido, España, Portugal, Italia, Polonia, Dinamarca, Australia y Hungría ataca a Irak el 20 de marzo del 2003.
Saddam contaba con un ejército de 327.000 hombres, 400.000 reservistas, 2.200 tanques de guerra rusos y chinos, 100 tanques anfibios, 300 aviones MIG, 3.000 cañones antiaéreos, 7.860 lanzaderas de misiles antiaéreos, 90 helicópteros, etc.
Nada pudo Saddam contra la alianza encabezada por EEUU. Lo triste es que al final no se encontraron las armas químicas y biológicas.
Lo cierto es que cuando Saddam invadió a Kuwait hubiese sido el momento de completar la tarea. El mundo entero lo hubiera comprendido. Después fue difícil justificarlo.
Como la historia tiene una terca tendencia a repetirse, eventos más o menos similares se están repitiendo en Libia. Una nueva alianza árabe occidental está actuando para preservar los derechos humanos de los libios. Ojalá que esta vez, después de matar al tigre, no le tengan miedo al cuero.
De permanecer Gadafi en el poder, la humanidad no podría justificar la matanza que se produciría entre los rebeldes libios, quienes ya no pueden tolerar la dictadura que los agobia desde hace 42 años. Además hay que recordar que Gadafi tiene una larga historia de apoyo al terrorismo.
pepetoroh@gmail.com
@josétorohardy
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