es el conjunto de sucesos que tuvieron lugar en Francia,
principalmente en la Capital, Paris, durante los
meses de mayo y junio de 1968 consecuencia de la
convergencia de protestas entre sectores de
estudiantes universitarios y secundarios
y el movimiento obrero.
El conflicto se inició a raiz de la negativa de los estudiantiles
a la guerra de Vietnam y del Imperialismo con el
resultado de la radicalización de la juventud procedente
de las clases medias y trabajadoras que, durante la década
anterior, había comenzado a acceder de forma masiva a la
educación superior. Mientras que por otra parte, los obreros
crearon la mayor huelga general en toda la historia
de Europa, siendo seguida por más de 9 millones de
trabajadores.
Estas protestas significaron que Charles De Gaulle,
presidente de la República Francesa, quedara entre las
cuerdas, y se temió por una insurrección de carácter
revolucionario debido a la magnitud de la huelga general.
Venezuela y Valencia no fueron inmunes a la explosión juvenil que recorrió el mundo a finales de los años 60. Marcados por el mayo francés donde se nos enseñó que estaba prohibido prohibir; la primavera de Praga en la que la inmolación del joven Ian Palach en la Plaza de San Wenceslao,
NOTA:La inmolación de Jan Palach...
(a propósito de los 40 años del fin de la "Primavera de Praga")
Tres antorchas humanas contra la cobardía
“!Convoquen huelgas! !Luchen! ! Quien no lucha no gana!“ Así apelaba en su “Declaración a los ciudadanos checoslovacos” el estudiante Jan Zajíc, de 18 años, la antorcha humana número 2, que se autoinmoló en Praga el 25 de febrero de 1969. Aconteció un mes después de los funerales de Jan Palach, la antorcha número 1, que se quemó a lo bonzo a mediados de enero de 1969.
Estos dos jóvenes y la antorcha número 3, Evžen Plocek, de 39 años, se sacrificaron en protesta contra la cobardía de los políticos nacionales que renunciaron al proyecto democratizador de la Primavera de Praga.
Los tres consideraban que la clase política estaba cediendo demasiado a las presiones de Moscú cuyas tropas de ocupación estaban desplegadas en Checoslovaquia desde agosto de 1968.
Al mismo tiempo los tres querían sacar a los ciudadanos de la apatía y el derrotismo e infundirles coraje.
Una semana después de los funerales de Jan Palach que se celebraron el 25 de enero de 1969, el estudiante Jan Zajíc de la pequeña ciudad de Vítkov, en Moravia del Norte, escribía a un amigo universitario:
”Frecuentemente no puedo dormir por la noche. Los periódicos me dan asco, siempre me invade la rabia. La gente alrededor me parece indiferente y cobarde”.
El muchacho de 18 años que frecuentaba la Escuela Profesional de Transporte Ferroviario, enfatizaba más adelante:
”Lo que no soporto es la inactividad, ella mata. Tenemos que trabajar por nuestra causa. ¡Escríbeme cómo! Tú sabes más. Somos millones. Si nos unimos nadie podrá resistir nuestro ímpetu”.
Jan Zajíc concluyó que la mejor forma de movilizar a la gente era convertirse en la antorcha humana número 2.
Después de la autoinmolación de Zajíc en Praga el 25 de febrero de 1969, su amiga Eva Vavrečková declararía al ser interrogada por la policía:
”Me dijo que lo hacía para que en nuestro Estado las cosas finalmente avanzasen y que después de la muerte de Jan Palach los estudiantes ya podían haber hecho algo y que él quería impulsarlo con su acto”.
Jan Zajíc empezó a interesarse vivamente por la política desde enero de 1968 al iniciarse el proceso democratizador de la Primavera de Praga.
La invasión de las tropas soviéticas en agosto de 1968 lo afectó profundamente. En la ciudad de Šumperk, donde frecuentaba la escuela profesional había una guarnición soviética y los conflictos con los ocupantes eran cotidianos.
El 18 de enero de 1969 los soldados soviéticos cometieron robos en el edificio donde se alojaban los alumnos de la escuela profesional que frecuentaba Zajíc. Sustrajeron incluso algunos objetos de su habitación.
Pocos días después Jan Zajíc viajó a Praga para tomar parte en la huelga de hambre que un pequeño grupo de estudiantes mantenía al pie del Museo Nacional, en el centro de Praga, donde se había inmolado Jan Palach.
El 25 de enero de 1969 Jan Zajíc asistió a los funerales de Jan Palach junto con sus compañeros de la escuela profesional de Šumperk. Ya durante la huelga de hambre había reiterado varias veces que sería capaz de hacer el mismo sacrificio que Palach.
Del plan de Jan Zajíc de autoinmolarse estaban enterados varios de sus colegas. Pero la gente de su entorno creía que el joven no lo haría. Uno de los profesores lo invitó a su casa y tras la charla con el muchacho llegó a la conclusión de que había logrado disuadirlo de su sacrificio.
El 25 de febrero Jan Zajíc partió a Praga. En el patio de la casa número 39, en la Plaza de Venceslao, se preparó para su autoinmolación. Tras rociarse con un líquido inflamable se prendió fuego. Quería correr como una antorcha humana a la plaza para hacer pública su protesta política pero después de unos metros se desplomó. Falleció en el acto.
Jan Zajíc dejó una carta dirigida a los ciudadanos checoslovacos:
”Ya que pese al acto de Jan Palach nuestra vida está regresando a los viejos cauces, he decidido despertar su conciencia como la antorcha número 2.
No lo hago para que alguien me llore o para hacerme famoso o quizás por haberme vuelto loco. Me he decidido a hacer este acto para que Uds. se animen finalmente y se nieguen a dejarse arrastrar por un puñado de dictadores”.
Tras señalar que lo que se estaba viviendo en Checoslovaquia era una lenta agonía de la libertad nacional, Jan Zajíc apelaba a los checos y eslovacos:
”Todos los que se sientan impactados por mi acto y no deseen que haya más víctimas, escuchen mi llamamiento:!Convoquen huelgas! ¡Luchen! Quien no lucha no gana.
No me refiero sólo a la lucha armada. ¡Que mi antorcha encienda sus corazones e ilumine su razón. ¡Que mi antorcha alumbre el camino a la Checoslovaquia libre!”
Jan Zajíc terminaba su carta a los ciudadanos checoslovacos con el llamamiento a que no desperdiciasen la oportunidad que les brindaba con su sacrificio.
Pero la situación política en Checoslovaquia había cambiado. Tampoco esta segunda autoinmolación de un joven pudo detener el deslizamiento del país ocupado hacia un nuevo totalitarismo. Las fuerzas más conservadoras iban tomando las riendas del poder.
De que la situación iba deteriorándose cada día, es testimonio el siguiente hecho:
Antes de autoinmolarse, Jan Zajíc había manifestado el deseo de ser sepultado en Praga. Pensaba que sus funerales se convertirían en una manifestación nacional como los de Jan Palach. Las autoridades presionaron, sin embargo, a los padres del muchacho para que la ceremonia fúnebre tuviera lugar en Vítkov, pequeña ciudad distante de los grandes centros.
La capilla ardiente de Jan Zajíc fue instalada en el vestíbulo del colegio de Vítkov. Durante la noche aparecieron frente al edificio tanques pero después se retiraron. No lograron intimidar a la multitud de personas que querían firmar el libro de condolencias. A los funerales que se celebraron el 2 de marzo de 1969 asistieron ocho mil personas de todo el país.
La repercusión del sacrificio de Jan Zajíc fue menor que la de la autoinmolación de Jan Palach. A la sociedad volvía el miedo a las purgas y a los despidos por causas políticas.
La gente empezaba a refugiarse en lo privado, renunciando al compromiso político.
También la censura apretaba cada vez más. Cuando se autoinmoló en abril de 1969, en la ciudad de Jihlava, Evžen Plocek, de 39 años, los medios de información nacionales no informaron sobre el caso.
Plocek militó desde su juventud en el Partido Comunista. Desempeñó destacados cargos en el movimiento sindical.
Apoyó el proceso democratizador de la Primavera de Praga. Tras la invasión soviética de agosto del 68 criticó el abandono del rumbo reformista y el cercenamiento de las libertades en el país ocupado.
El 4 de abril de 1969, día de Viernes Santo, Evžen Plocek se prendió fuego en el centro de la ciudad de Jihlava. Resistió todavía cuatro días a la muerte. En su grave estado fue interrogado por la policía secreta StB. Dijo a los agentes que su autoinmolación fue un acto político.
El primer ministro del Gobierno federal, Oldřich Černík, ordenó personalmente que las autoridades de Jihlava no facilitasen a la prensa ninguna información.
Pocos días después, el 17 de abril, se instaló definitivamente en Checoslovaquia una dirección neostalinista que permanecería en el poder durante veinte años hasta ser derrocada por la Revolución de Terciopelo.
Vale destacar que la propaganda de cierta izquierda radical siempre destacó las inmolaciones de
provocó la primera revuelta en los países socialistas, aplastada por los tanques del Pacto de Varsovia, pasando por el levantamiento juvenil que provocó la
NOTA: Oriana Fallaci
Premio Luca de Tena 2005
Realizó estudios de Medicina que no concluyó. En 1954 fue contratada por la revista «Europeo», aunque con anterioridad había colaborado con varios diarios y semanarios.
En 1963 publica el libro «Penélope hace su guerra».
El 2 de octubre de 1968 resultó herida durante la matanza de Tlatelolco (México D.F.). En 1973 conoció a Alekos Panagulis, un resistente a la dictadura griega que luego fue asesinado en Atenas el 1 de mayo de 1976, y en 1979 publicó la novela «Un hombre», basada en su vida.
En 1975 denunció que el cineasta Pier Paolo Pasolini fue asesinado por varias personas y no sólo por el muchacho que lo acompañaba y fue condenada a varios meses de cárcel por no revelar la fuente que la informó. Entre sus obras cabe destacar «Entrevista con la historia», «Inshallah», «Nada y así sea», «Carta a un niño que nunca nació», «La rabia y el orgullo», «La fuerza de la razón» y «Oriana Fallaci se entrevista a sí misma: el apocalipsis
matanza de Tlatelolco en Méjico,
las revueltas de las universidades de Kent que inspiraron la celebérrima canción
"Dale un chance a la paz"; la ofensiva del
Tet de Vietnam del Norte,
NOTA:Ofensiva del Tet
Ofensiva del Tet | |||||||
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Parte de Guerra de Vietnam | |||||||
Estados Unidos y Vietnam del Sur movilizaron todas sus fuerzas y ganaron sobre el terreno; pero la percepción en el país fue muy diferente. | |||||||
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Beligerantes | |||||||
Vietnam del Sur Estados Unidos | Vietnam del Norte Vietcong | ||||||
Comandantes | |||||||
General William C. Westmoreland | Vo Nguyen Giap | ||||||
Fuerzas en combate | |||||||
Más de 500.000 | 600.000[1] | ||||||
Bajas | |||||||
4.125 15.000 | Entre 65.000 y 75.000 |
La ofensiva del Tet fue una operación militar planificada por el gobierno de Vietnam del Norte y ejecutada por el EVN, (Ejército de Vietnam del Norte) y el Vietcong en 1968 contra las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos, especialmente el ARNV, (Ejército de Vietnam del Sur), durante la guerra de Vietnam.
La planificación de la ofensiva fue meticulosa y la ejecución bien realizada;[cita requerida] pero los resultados militares resultaron desastrosos; no así las consecuencias políticas, especialmente en Estados Unidos. La gran cantidad de soldados norteamericanos muertos durante la ofensiva, unos 1000, no fue digerido por el pueblo estadounidense. El rechazo a la guerra en Estados Unidos se acrecentó y ello supuso un giro de la guerra hacia la derrota de la coalición. Algunos autores consideran que se trató de una derrota táctica, ya que además de morir decenas de miles de combatientes norvietnamitas, perdieron la totalidad de lo conquistado. Sin embargo, se considera que fue una victoria estratégica debido al ulterior cambio que provocó en la estrategia militar norteamericana
se desarrolla aquí también un movimiento de protesta juvenil que inspira a la renovación universitaria y que conoce en Valencia,
con la toma del Rectorado de la Universidad de Carabobo, su punto más alto.
El mundo estaba cambiando dramáticamente por los acontecimientos que hemos citado. Esa transformación permeó todas las instituciones incluyendo a la Iglesia que se conoce
NOTA:El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció en el mes de enero de 1959. Fue uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX.
El Concilio constó de cuatro sesiones: la primera de ellas fue presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, (el 3 de junio de 1963). Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina.
Fue el Concilio que contó con más representación de todos, con una media de asistencia de unos dos mil padres conciliares procedentes de todas las partes del mundo y de una gran diversidad de lenguas y razas. Asistieron además miembros de otras confesiones religiosas cristianas.
Objetivo
El Concilio se convocó con los fines principales de:- Promover el desarrollo de la fe católica.
- Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
- Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
- Lograr la mejor interrelación para con las demás religiones, principalmente las orientales.
con el Concilio Vaticano II, su "agiornamento" más importante en la era contemporánea. Los sacerdotes comienzan a celebrar misa del frente al pueblo y a hablarle en idioma materno y no en latín.
NOTA: 30 Años De La Llegada A La Luna
20 de julio de 1969 Amstrong, Collins y Aldrin
"Es un pequeño paso para el Hombre, un salto gigante para la Humanidad". Han pasado treinta años desde que Neil Armstrong pronunciara esta histórica frase. 500 millones de personas, llenas de emoción, estaban atentas a las imágenes que llegaban por televisión. El Hombre había llegado a la Luna. Comenzaba la conquista del Espacio.
Neil Armstrong’
En todo el mundo se conmemora el treinta aniversario de este hecho histórico que hermanó a la Humanidad. Y desde luego, la red es uno de los lugares en los que más se está siguiendo la celebración de tan importante acontecimiento. La NASA estrena un web especial para conmemorar el evento, Apollo 30th Aniversary (dirección en la parte derecha de la página).
Las principales celebraciones tienen lugar en EEUU. Los protagonistas de la histórica misión, los héroes del siglo XX, tratarán de renovar el interés por la exploración espacial.
Las celebraciones se centrarán en Washington, donde Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna el 20 de julio de 1969, participará junto a los otros dos tripulantes de la Apolo 11 en un acto en el Museo de Aeronáutica y del Espacio, el más visitado del mundo.
Los tres astronautas grabarán un programa especial de conmemoración del momento histórico del que fueron protagonistas. También se montarán exposiciones y actos de recuerdo en todas las escuelas del país y en las principales oficinas del gobierno, mientras la televisión y las emisoras de radio repetirán una y otra vez el momento en que el módulo de alunizaje de la Apolo 11 se posaba en el Mar de la Tranquilidad.
Armstrong, quien dijo que su primer paso en la Luna constituyó "un salto gigantesco para la humanidad", fue seguido por Edwin Aldrin, mientras Michael Collins, el otro astronauta del Apolo 11 los esperaba en el módulo de mando, en la órbita lunar.
Marte, el próximo paso
En una conferencia de prensa en el Centro Espacial Kennedy, para celebrar el lanzamiento de la Apolo 11 el 16 de julio de 1969, Armstrong sugirió que su país inicie los preparativos para poner un hombre en Marte en un plazo de 20 años.
El famoso astronauta recordó que el Programa Apolo demostró que el hombre no está encadenado a la Tierra y que sus posibilidades no tienen límites.
Otros astronautas se hicieron eco de sus palabras y se preguntaron por qué Estados Unidos abandonó los viajes a la Luna y otras actividades para llevar al ser humano a otro planeta del Sistema Solar.
El fin del programa Apolo
Eugene Cernan, quien fue el último de los 12 astronautas que pisó la Luna en 1972, indicó que no le parecía un gran honor cerrar una lista tan honorable.
Los esfuerzos de Estados Unidos se centraron en los últimos 25 años en el lanzamiento de transbordadores espaciales para realizar experimentos científicos, instalar satélites en órbita y acumular experiencia para la instalación de la estación espacial internacional.
Los actos del trigésimo aniversario fueron relegados a un segundo plano este fin de semana por el accidente de John Kennedy, hijo del asesinado ex presidente del mismo nombre quien en 1961 prometió que Estados Unidos pondría un hombre en el satélite de la Tierra antes de terminar esa década.
El éxito de la empresa lanzada por su padre puso a Estados Unidos en el liderazgo de la carrera espacial, cuya delantera había sido tomada en 1957 por la Unión Soviética con el lanzamiento del Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, y en 1961 con el primer vuelo espacial tripulado a cargo del cosmonauta Yuri Gagarin
Los viajes estratosféricos y la llegada a la Luna, nos hacen sentir como protagonistas del universo y comandantes de esta inmensa nave espacial que se llama Tierra.
Así las cosas, inspirados por las acciones del movimiento estudiantil ucevista liderados por UNIDAD REBELDE dirigida por
Carlos Blanco y Rigoberto Lanz, entre otros, como ha quedado dicho, un grupo de jóvenes universitarios de Carabobo, liderados por una escisión de la democracia cristiana, provocada por la expulsión que hace de ellos el Comité Regional de Copei , forman tienda aparte y organizan una plancha independiente de "Cristianos Revolucionarios" que conquista un puesto en el Consejo Universitario con
Gustavo Márquez y casi gana la FCU con la candidatura de José Hurtado.
En la acera de enfrente, disputándose la dirección del movimiento estudiantil, estaban el PCV y el MEP. Esta lucha llevó a ambos bloques a acciones cada vez más radicales para no perder influencia entre los estudiantes. Una de esas acciones fue la de iniciar una huelga de hambre con representantes de ambos sectores: Uno, el de la FCU (PCV-MEP)
encomiendan a su presidente Miguel Mesa y a su Secretario General Orel Sambrano e Ítala Raquel Rivas a incorporarse a ella y el otro sector, el Comité de Toma del Rectorado, deciden que nos incorporemos:
Saúl Osío, Olga González y quien esto escribe. De manera que nuestros valientes jóvenes:
Loren Saleh, Brenda Briceño,
Julio Rivas y
Luis Magallanes, tuvieron en estos sesentones de hoy sus precursores en el uso de este instrumento de lucha para lograr reivindicaciones universitarias.
La toma del Rectorado de la UC se convirtió en un hecho mayor de la realidad política carabobeña. En la Valencia de hace 50 años ella tuvo un impacto decisivo por la conmoción social que causó.
Sin temor a equivocarnos o a sobrevaluar los hechos, podemos decir que aquella bucólica ciudad se incorpora, de esta manera, al circuito de la protesta juvenil mundial y produce una nueva generación de dirigentes que influenciaron a la Universidad y a la región por varias décadas. En la próxima entrega seguiremos abundando en esta afirmación.
juliocasagar@gmail.com
Patria Socialismo o Muerte!! la revolución
en CUBA
Salvador Allende y Pablo Neruda
Por Douglas Bolívar:
Patria, socialismo o muerte. ¿Qué tenemos allí? ¿Una tripleta de opciones? ¿Tres alternativas? ¿Tres para escoger uno? ¿O dos para uno?
Cuando la consigna inspiradora "patria o muerte" nació allá a principios de los 60 en la Cuba revolucionaria, estaba clarísimo que antes de perder la patria, primero la muerte.
La Revolución Bolivariana ha retomado ese anhelo, pero ha errado en su construcción gramatical, porque propone una selección múltiple. Una feria.
Sin ser suficientemente un lingüista, es claro que los sustantivos "patria" y "socialismo", tal como están formados, esto es separados por una coma, conforman dos alternativas positivas contra otro sustantivo negativo. Una cayapa.
Lo cual pone a los revolucionarios en trance de escoger patria o bien socialismo contra muerte.
Diferente y correcto sería si la consigna se erigiera de este modo. "Patria y socialismo o muerte".
Y todavía así habría un error conceptual, porque para que haya la patria que buscamos, antes debe ocurrir el socialismo. Así que lo adecuado sería "Socialismo y patria o muerte".
Una contracción final perfilaría la consigna de la siguiente manera: "Patria socialista o muerte".
El diccionario más consensuado, finalmente, define a la coma como un "signo ortográfico que sirve para indicar la división de las frases o miembros más cortos de la oración…". De la "Y" dice que es una "conjunción copulativa para formar grupos de dos o más palabras entre los cuales no se expresa".
POR IMPOSICION DE FIDEL CASTRO ES EL LEMA
EN LOS CUARTELES, GRITO DE SALUDO Y DESPEDIDA
DE LOS MILITARES VENEZOLANOS Y PANCARTAS EN
TODO LO MILITAT DEL PAIS
Patria, Socialismo y Muerte ¡Venceremos! Y preso el General que reclamo en TSJ
Patria, Socialismo y Muerte ¡Venceremos! Y preso el General
que reclamo en TSJ porque no debe ser saludo y lema MILITAR
VENEZOLANO.
El lema usado con mucha frecuencia en el gobierno Cubano, podría justificarse en dicha nación donde existe, de hecho un gobierno dictador, subyugador en pleno ejercicio. ¡Pero en nuestro país esa vaina no es aceptable!
¿Pero quien es el culpable de que ese lema se este institucionalizando en nuestra Fuerza Armadas? Para mi hay tres responsables, dos directos y uno indirecto. El responsable mayor es el loco que tenemos como gobernante en nuestra nación, la escoria de Barina, el mediocre de miraflores. Que afanado por seguir recibiendo alabanzas de los comunistas mundiales, eso dinosaurios, que quedaron de la era de la guerra fría y que viven como viudas del ya desaparecido bloque comunista.
Pero el otro alcahuete es el ex ministro Baduel y de los soldados y oficiales que por falta de valor ha dejado que esta frase sea institucionalizada por este gobierno.
Hoy un General haciendo uso de su deber y obligación, pero sobretodo haciendo uso de un derecho acudió a la Tribunal Supremo de Justicia a exigir la respuesta de un recurso interpuesto por el en ese poder. Y parece ser que la respuesta de dicha solicitud fue que lo detuvieran horas mas tarde Así lo informa el portal de Globovision
Extraoficialmente se conoció de la presunta detención del general Ángel Vivas en la urbanización Manzanares cerca de las 2:15 de la tarde de este martes. De acuerdo con la información proporcionada por vecinos de la zona, el general fue interceptado por una camioneta blanca y cuatro motos que impidieron que llegara a su residencia ubicada en la calle Este de esa urbanización caraqueña, en la torre A del edificio Panorama.
Los vecinos, quienes pidieron no ser identificados, explicaron que el general fue aprehendido frente a un quiosco en la intersección entre las calles Este y Oeste por funcionarios que aparentemente pertenecían a la División de Inteligencia Militar (DIM).
Los testigos explicaron que la camioneta blanca que lo interceptó le pidió que bajara el vidrio de la pick up en la que se trasladaba con una mujer, y lo obligaron a acompañar a la comisión.
Fue imposible contactar a los miembros de su familia para que ofrecieran declaraciones al respecto.
El general del Ejército, Ángel Vivas, acudió en horas de la mañana al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para solicitar al presidente Chávez y al Alto Mando Militar eliminar el lema “Patria, socialismo o muerte. ¡Venceremos!” y sustituirlo por uno nacionalista.
Saturday, 4 August 2007
"Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana"
(ilustrado con fotos de Corinna Niestrath-Quelle)
Herbert Quelle (nac. 1953, Herford, Westfalia), diplomático de carrera, fue primer secretario de la Embajada de la RFA en La Habana entre 1991 y 1995. Politólogo y políglota, había sido antes profesor asistente de un college y consul alemán en Los Ángeles. Tras su salida de la Isla, fungió durante años como subdirector del Area América Latina y Caribe del Ministerio Federal del Exterior (Conosur). Hoy dirige el Dpto. de Asuntos Económicos de la Embajada de su país en el Reino Unido.
En primer lugar, siendo un cuaderno escrito para lectores tedescos (teutones, alemanes), consigue convencer a cubanos (ya se verá por qué no uso aquí el artículo definido) que vieron hasta el agobio esos afiches y vallas fotografiados personalmente por la esposa del poeta, Corinna Niestrath-Quelle, y experimentaron en encéfalo propio las cóleras líricamente sublimadas de este diplomático amante y practicante de la poesía coloquialista.
Poemas e imágenes tienen la virtud de devolvernos, a nosotros los exiliados, mental y afectivamente a las angustias cotidianas de aquellos años de penurias inenarrables que, ahora lo sabemos por boca de Raúl Castro, aún continúan para la inmensa mayoría de los insulares. Al transcribirlos, yo mismo, que los traduje, vuelvo a sentir un cierto estupor ante la veracidad objetiva y subjetiva, el realismo de estos lacónicos versos compuestos de intenso lirismo afectivo y brutales, deprimentes pormenores del día a día sobre el pavimento habanero.
Extrañamiento colindante con el que me asaltó al oír a Günter Grass comentar durante su visita en 1993, al llegar a la esquina de Consulado y Neptuno: “La Habana huele a Calcuta”. Sólo que la lectura de los poemas de Quelle añade a la alarmante constatación grassiana (me trajo a la mente las sobrecogedoras escenas de indigencia y cochambre en el documental Calcuta, exhibido años antes por el ICAIC) el toque mágico, paradójicamente nostálgico a la vez, del lirismo de aquella sentina urbana: La Habana carcomida y pestilente del “arte de hacer ruinas”.
En suma, ¿quién no ha visto ese “perro arrojado a la hierba” hasta en los portales de Monte, Reina o el mismísimo Paseo del Prado? No sólo sé del ciclista que “pasa como una exhalación en dos ruedas”, rodando “sin luces en la oscuridad” entre un alumbrón y el siguiente: escuché de cerca una noche el siniestro sonido de metales, cristales, carne y cráneos entrechocando a ciegas en una calle apagada, exactamente en la calzada de Infanta, a la altura de la clínica "La Dependiente".
Y en más de una ocasión, en la calle Oficios en pleno corazón de la Habana Vieja, mientras me encaminaba temprano en la mañana hacia mi departamento en el Ministerio de Minería, hube de eludir en la última fracción de segundo la parábola fatídica del envoltorio letrado con los excrementos del “niño que vuelve a cagarse en el papel de periódicos que ya antes hablaba mierda”.
Y es que Herbet Quelle tuvo la suerte y/o desgracia de ejercer como diplomático en la Isla durante la fase más cruel del Período Especial. Leyéndolo, es fácil deducir que no se pasó esos cinco años a buen recaudo en su despacho climatizado de la Embajada, allá en el aristocrático Miramar. Debe de haber zancajeado, bien y de cabo a rabo, la capital de los cubanos de a pie. De esas andanzas nació la empatía perceptible en sus poemas.
De esa enajenante lectura unívoca de los lemas que Chomski y su comparsa progre rehusan someter a deconstrucción o análisis gramatico-generativo, del contraste entre la miseria de la población, el deliro del discurso oficial y la escandalosa opulencia de sus vecinos de la nomenclatura, nació también, a buen seguro, ese sincero apego a la oposición de que da fe el último poema.
Hombre discreto por naturaleza y oficio, Quelle sólo se decide a escribir sus textos, creo, muchos años después, en retrospectiva, con mente fría, cuando ya de las hogueras de su indignación sólo quedaban rescoldos manipulables. Discreta pero vital para mí fue también la solidaridad que brindó al grupo opositor Criterio Alternativo, de cuyas relaciones con las embajadas occidentales, excepto la española, me ocupaba.
Casi todos mis viajes a la legación de la RFA en Miramar los hacía a pie, pues casi no circulaban guaguas (autobuses). Cuando lo conocí, así, al primer golpe de ojo, creí estar viendo delante de mí a un oficial prusiano salido de uno de aquellos filmes rusos que exhibían los cines cubanos: flaco, alto, culto, medio calvo, de cuello y corbata, el porte un sí es no es marcial, apenas le faltaba el clásico monóculo. Pero enseguida detecté en su facies esa misma agudeza, ese calor humano y traviesa, quasi pueril picardía que el lector aprecia en la foto de arriba.
Tan pronto el portero cubano le anunciaba mi presencia, me hacía pasar a su despacho. Luego de la humeante tacita de café retinto o la copita de coñac, a menudo las dos cosas, charlábamos acerca de lo humano y lo divino, menos de los planes de Criterio Alternativo, que no eran secretos. Se sobreentendía que, en caso de emergencia, los alemanes harían cuanto estuviera en sus manos, que en sí, insistía el amable diplomático, no era mucho.
Quelle me informaba acerca de las vicisitudes de la política cubana de su país y la Comunidad Europea. De vez en cuando me invitaba a alguna recepción en la Embajada. No estando inscrito en ningún partido, solía hacer mis delicias, y mi sana envidia, arrojando contra la pared del despacho la caricatura de goma de algún potentando federal.
Un atardecer él, su esposa y sus dos hijas nos visitaron en la casa de Gipsia, situada en Aramburu # 351, segundo piso, esquina a San Rafael (Parque Trillo, Cayo Hueso). Nos pillaron por sorpresa. Todavía me erizo cuando recuerdo que, de repente, una de las niñas pidió ir al retrete. Bueno, ya ustedes saben: no había agua. Convertido en un solar el espacioso apartamento, el inodoro no estaba muy presentable que digamos, a tal punto que la pobre chiquilla lucía con razón desconcertada. La pena, el mal rato que pasamos Gipsia y yo...
En fin, volvamos a lo que les iba contando. Por mi parte, le daba mis pareceres al respecto, le hacía el recuento de los hostigamientos diarios al grupo: golpizas, allanamientos, retenciones y arrestos, expulsiones de centros de trabajo, deserciones, intercepción telefónica en casa de la poetisa María Elena Cruz Varela, etc. Jamás le pedí ni me ofreció financiamiento, a no ser cintas de máquina, típex, papel, un par de bolígrafos, tal vez algún casete de grabadora, periódicos, en especial Der Spiegel y Die Zeit.
Un día nos invitó a mi y a Gipsia, mi difunta esposa, a su casa para cenar con su familia --tiene dos hijas con Corinna-- y, sobre todo, presentarme a su homólogo en la Oficina de Intereses, un joven afroamericano (prefiero el gentilicio negro a secas) de apellido Evans, que vino en compañía de su esposa. El tenor de la agradable charla de sobremesa fue más o menos el mismo que en su despacho. Los Evans se mostraron muy amables con nosotros, llevando a cada rato la animada charla al tema de nuestra seguridad, que era su principal cuita.
Una de mis últimas tardes en libertad --por alguna razón Quelle no se hallaba en Cuba--cruzaba yo la Quinta Avenida rumbo a otra embajada europea cuando los insistentes bocinazos de un Lada o un Moskovich me hicieron volver la cabeza. Era Henry, el Lektor de la recién abolida RDA aún en funciones. Notición: el Lectorado Alemán me acababa de asignar una beca del Instituto Goethe en Hamburgo o Munich.
Atando cabos, llegué fácilmente a la conclusión de que, habiendo sido yo expulsado de la cátedra "Humboldt", donde representaba al sector editorial, y por tanto de la Universidad de La Habana, aquella beca debía ser consecuencia de un ucase de mi amigo, que me la había reservado con la intención de alejarme del peligro. Pero la policía no me dejó tiempo para ponderar la conveniencia de perderme a tiempo del Morro.
Estando en prisión preventiva en Villa Marista, el instructor que me atendía, un tal Durán, que a decir verdad se portó conmigo como un caballero, ordenó traerme a su presencia. Había colocado en una esquina de la mesita de interrogatorio, de modo que yo no pudiera soslayarla, la visa concedida por la RFA. Un juego visual, psicológico, tentador...
Rechacé aquella tácita oferta con el argumento de que --señalé la visa-- ya yo había sido condenado a dos años en segunda instancia y semejante cambalache no me cuadraba en absoluto, por algo insistían tanto, firmar papeles que podían comprometer a otros. Además, quién me garantizaba que, una vez firmada el acta, sus jefes me iban a dejar salir del país.
Esa misma madrugada, mientras la furgoneta con las insignias de la DSE me conducía a la cárcel de Ariza, recordé con inmensa gratitud a aquel teutón generoso, mi influyente valedor en la Embajada de la RFA. No fue la última vez. Cuando me dieron la ansiada "Carta de Libertad" en agosto de 1993 --Criterio Alternativo ya no existía-- se suponía, es decir, se había sido acordado en firme entre embajadores que emigraría a Austria. Pero hete aquí que a última hora la embajadora austriaca da marcha atrás. Pues, bien, nada más decírselo a Herbert Quelle y al momento ya tenía yo el visado alemán en el maletín.
A todas éstas, el sagaz lector creerá poseer elementos de juicio de sobra para colegir que Pomar, hombre agradecido, paga aquí una vieja deuda de gratitud. En efecto, así es. Yerra, sin embargo, quien si intenta ir más allá de esa confesión: como editor y traductor, jamás he confundido amistad y oficio. El libro simplemente vale a mis ojos por sus propios méritos. Apenas estoy diciendo que la solidaridad con Cuba en los poemas y fotos (lamentablemente, no he podido reproducir aquí todo el material gráfico de Corinna) en este libro es fruto de vivencias personales de sus autores en la Isla, y de sus respectivos talentos.
En ambos ese sentimiento humanista se identifica, excepcionalmente para unos eurooccidentales, con el cubano de a pie y la oposición democrática. Herbert y Corinna pagaron de su bolsillo la edición bilingüe, presentada en la Feria del Libro de Leipzig del año pasado. Por lo demás, ya he dado mi opinión: Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana es una excelente crónica lírica del Período Especial. Dura crítica al castrismo, el modesto cuaderno jamás será publicado por las editoriales del régimen. Peor aún, no tiene futuro en Europa, por las razones que todos sabemos.
De modo que su divulgación en El Abicú Liberal es, posiblemente, la única manera de hacerles justicia a sus autores. Ahora toca a cada lector emitir o no su particular juicio de valor sobre los poemas. Pero mucho les agradecería que lo hicieran, ya sea a favor o en contra. Con eso cuento.
Jorge A. Pomar, Colonia
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Patria o Muerte. Lemas de la Revolución Cubana
Poemas: Herbert Quelle
Fotos: Corinna Niesrath-Quelle
Traducción: Jorge A. Pomar
Copyright: © NORA 2006
bajo la gorra,
a menudo tras cristales,
sean los del auto,
o los de la televisión,
te mira, pero ¿acaso te ve?
Te habla, pero ¿que te dice?
Sus pensamientos te traspasan
y donde ve héroes
tú solo ves muertos.
*************************
Niños arrojados con el agua de la fuente,
gran algarabía
en el vecindario:
chillo, luego existo.
Olores extraños,
sancocho, diríamos.
En la choza mas exigua la hornilla está encendida.
La gente es pobre.
Ahora el niño en el balcón
vuelve a cagarse
en el papel de periódicos,
que ya antes hablaba mierda.
Los televisores berrean
hasta el final de las emisiones.
Luego rompen a ladrar los perros,
que no soportan el silencio y la oscuridad.
Cu-bá
Cu-bá, Cu-bá, Cu-bá..
Muele ruidoso
El acompasado ventilador de techo.
Mas,
insomne,
el agotado
por la lucha
sólo oye:
ham - bre, ham – bre...
****************************
Cuanto más silenciosa y oscura la noche,
tanto más escandaloso y claro debo ser yo.
soy chillón, soy cubano.
Tan sólo esta noche una vez más
mi gemido es un grito jubiloso.
Y, si es preciso,
mañana también.
Presiento ya que
el año XXXIV de la Revolución
podría ser el último.
Sí, podría serlo.
Entretanto,
sin embargo,
sigo
siendo...
es mi júbilo en verdad también gemido.
Frente frío
Tú eres mi frente frío, prepotentes, tus nubes, viento y olas
echan a perder el día a mi pueblo.
Eres mas que una noticia, me eres siempre
bienvenido, no sólo en el parte meteorológico:
hasta en tu frialdad me caliento.
Habría un baile para nosotros
con sólo desearlo;
alzaríamos nuestros velos
al compás de caliente salsa.
Pero, ¿respeta el pueblo líderes desnudos?
¡No, sigamos tejiendo redes de mentiras!
Las verbenas son cortas, nuestro aliento, largo.
*****************************
Ignorado,
yace completamente reconocible
un perro
arrojado a la hierba
por el impacto de un vehículo.
Está muerto.
A simple vista
percibes la putrefacción.
El clima descompone deprisa
lo orgánico.
El hedor, brutal.
Describes un arco,
pero no lo bastante amplio.
El viento
trastorna tus planes.
Gusanera
de dos días.
Al sexto día
resta sólo pelo y piel,
esqueleto,
dentadura y cráneo.
¡Depredadores de cadáveres,
a la lucha!
Al séptimo día
observas con asombro
un perro
que se revuelca alegre
en el mismo sitio
donde ya no queda nada.
El zoológico de La Habana
Pardo se yergue el oso en dos patas,
cual en el circo mascota indigente.
Contempla en lo alto estúpidas caras.
Sobre él se mece una malla ausente.
Llueven lentas sobre su foso desolado
Bolsas de nylón por lo común sin nada.
Este jardín ya no le brinda amparo.
Este pueblo ya no quiere ofrecerle ayuda.
Padece la añeja bestia sobre el cemento.
Entre la pelambre mira fijo un oso serio.
¿Cuántas costillas a relieve en su flanco?
Una breve ojeada deja resuelto el misterio.
No lejos, en la jaula de los primates,
tienden sin ceremonias sus brazos de hombre
nuestros más cercanos parientes:
no por congraciarse sino por hambre.
Por doquier la misma miseria,
tanta inmundicia, tantos males.
Anda el pueblo por las calles cual bestia,
padecen ya hambre en el zoo los animales.
****************************
Noche de San Silvestre de 1992
El hombre que asa el cerdo,
su hermano,
es videógrafo,
la familia que todo devora,
las reinas de la KGB,
el policía cuyo relevo no llega, la orquesta,
el viejo recitador,
lo italiano,
la piscina.
Agáchate,
bate palmas,
sigue bailando,
entra en la ronda...
1933
hace ya treinta minutos.
El mayordomo,
su mujer,
el tecladista,
que se parece al mayordomo,
los niños que corretean
con revólveres,
el cerdo que se columpia
en el asador:
Ojalá mi vida fuera
la del cerdo muerto.
Tropicana
Tropicana:
te huelo y te miro
tus bien rasuradas axilas
que pretenden hacerme creer
en la general disponibilidad
de Deo y cuchillas de afeitar.
Tropicana:
tus abigarrados trajes no pueden
apartar la vista de las mesas vecinas
donde solitarios internacionalistas
y beneméritos compañeros,
cofinanciados por mis dólares,
disfrutan del show en moneda blanda.
Tropicana:
te hallas en el vórtice cabaretístico
cuando la selva virgen clama, potente...
Por lo demás un banal alboroto de respetables
Nalgas que se contonean, como plato fuerte.
**********************************
La plaza
un plato de arroz con frijoles
colmado de pueblo multicolor
agitando banderas, desfilando
en saludo al nuevo año
o al Día del Trabajo,
dando vivas
a los oradores de la Revolución,
los cuales,
de tanta masa presente
ya no alcanzan a ver
más allá
del borde del plato.
***********************************
Puta de Cuba
Cada vez que te entregas,
el capitalismo penetra un palmo más.
El empuje del cliente indeseado
Atraviesa contigo al sistema,
que ha tiempo ya no es inmune.
Miente como tu chulo.
Jinetera, desde tiempos prerrevolucionarios
las luces de tu gremio iluminan
el presente y el futuro.
***********************************
Te abres desmesuradamente.
Yacen ante mí,
extendidas,
tus tristes verdades
y tus osadas mentiras.
Esparrancada,
desde la modernidad de neón
de tu licra rutilante,
cada vez que te rocía un reflector,
procuras deslumbrarme.
Te sientes bien en la cuneta,
serpentea lasciva tu fina lengua.
No, no lo haces por necesidad.
¿Confío en la barba?
¿Debe suceder?
Abismos de caza
Las rosas en la Quinta han sido arrancadas.
Sólo en el Malecón
y alrededor de los hoteles
aguardan aún
tantas flores mustias
por tardíos zánganos que,
recién llegados por vía aérea,
se asean ahora en el baño.
Los cotos están vacíos los sábados a las diez.
La presa cobrada está ya instalada
en un restaurante
y piensa,
con el estómago lleno:
es hora ya
de desplumar al buitre que,
aún vestido,
es espantoso.
El vuelo resulta, él encantado
y ella desde ya soñando:
en la boutique hay
lo que hace falta para sobrevivir,
para sus seres queridos que,
aunque engañados como todos,
se desalientan en silencio.
Tiendes la mano hacia mí,
bella.
Sobre el asfalto
casi te rozo
con mis ochenta kaemeache.
Ya fuera del haz de luz larga
y en el retrovisor,
tu aerodinámica carrocería
pierde peligrosidad...
La bicicleta
La sombra, el espectro
más oscuro de la noche.
Negro,
reconocible
por su movimiento,
pasa como una exhalación
en dos ruedas.
Ha navegado con suerte.
Cientos de miles tan sólo en la capital,
tan negros o aún más negros,
ruedan sin luces
en la oscuridad.
Víctimas y victimarios
de mañana,
porque los días están contados.
En esta isla no pasa nada,
dice.
La única vez que pasó algo fue en el 59.
Y por la brecha
que la marea del siglo
ha abierto
en casas ruinosas
de tiempos prerrevolucionarios
sobre el mar apenas animado,
mira hacia el Norte.
*********************************
26-12-92
Mañana es mi cumpleaños.
Con cuanto placer, amigos míos.
celebraría con ustedes la fecha.
Pero sucede con mis amigos que:
Elizardo yace en la sala penal de un hospital,
Gustavo sufre prisión domiciliaria,
Sebastián se obstina en su galera,
Thais se ha ido a España,
Jorge cumple condena en un correccional,
María Elena languidece tras las rejas
Y otros muchos que no menciono
han sido reducidos al silencio.
De modo que la torta no me sabría bien.
Ahogo, pues, mi dolor en una copa de ron:
¡A la salud!
Alain Krivine
“En 1968, la extrema izquierda era una pequeña organización implantada entre los estudiantes pero sin ninguna implantación obrera. Hoy es casi lo contrario” Alain Krivine, Ligue Communiste Révolutionnaire, Francia.
Chris Den Hond / Entrevista a Alain Krivine
En Mayo 68, ¿no solo se rebelaron los estudiantes?
Mayo 68, es cierto que en la mayor parte de los países, era una revuelta estudiantil, que se encontraba en la convergencia de dos cosas: de un lado en muchos países la llegada de los hijos de las capas populares a universidades completamente arcaicas, -había una verdadera contradicción en el interior, sobre problemas universitarios- y la segunda razón era la politización extrema de los estudiantes sobre la guerra de Vietnam. Es la convergencia de estos dos factores lo que hace que en Francia, en México y en una serie de países haya una explosión estudiantil. Hubo –para mí es esencial- una explosión obrera que se unió a la explosión estudiantil esencialmente en dos países: en Francia y un poco más tarde en Italia, donde duró un año, lo que se llamó el Mayo rampante. Pero conocieron también una explosión obrera. En Francia, lo que quiero rememorar esencialmente, al margen del movimiento estudiantil que mucha gente ha estudiado, es el hecho de que se tuvo la mayor huelga general que se haya jamás conocido, porque se mantuvo durante más de tres semanas 10 millones de obreros en huelga y la casi totalidad de las fábricas ocupadas, con la bandera roja en las fábricas. Eso es el aspecto esencial.
¿Qué ha pasado con todos esos activistas y dirigentes de Mayo 68? ¿Algunos de ellos como Daniel Cohn-Bendit dicen que gente como tú no ha evolucionado desde entonces?
Una serie de portavoces conocidos del 68, como Jeismar o Sauvageot, han cambiado un poco de campo. En aquel momento creyeron que era una revolución, sin saber demasiado a donde iba. Bendit era más bien libertario y Jossmar más cercano al partido centrista PSU (Partido Socialista Unificado), pero creo que tuvieron muchas ilusiones en las perspectivas del 68. Lo que ocurrió fue que tras el fracaso político del 68 (la sociedad capitalista permaneció), intentaron un poco arbitrariamente resucitar los acontecimientos, justo después del 68, cayendo un poco en el izquierdismo y se apercibieron de que la clase obrera no les seguía, ni en el 68, ni después del 68. Muy rápidamente dedujeron de ello que no había ya clase obrera y que la lucha de clases era finalmente una antigualla, una historia de dinosaurios y se adaptaron al sistema. Daniel Cohn-Bendit -le conocí bien en 1968 y más recientemente en el parlamento europeo- ha conservado buenos restos en el plano de sociedad –antirracismo, antifascismo-, pero en los problemas de fondo, se ha convertido en un liberal. Trabaja hoy con los liberales. Es el adiós a la clase obrera y adiós a lo que era fundamentalmente 1968.
¿Los años 60 eran años de crecimiento del capitalismo, ¿ocurre lo mismo hoy?
Es cierto que en 1968 estábamos en un gran boom económico. Por no dar más que una cifra, no debía haber más de 300.000 o 400.000 parados en Francia. Hoy hay 5 millones. Es el fin de ese boom económico. Tenemos incluso la situación contraria. Hoy la crisis financiera puede ir muy lejos y sobre todo la mundialización hace que actualmente los capitalistas en el marco de una competencia desenfrenada, de una carrera por los beneficios, no den ninguna migaja a los reformistas para hacer reformas. Es lo que explica que los reformistas se social-liberalicen. La socialdemocracia hoy se adapta completamente al capitalismo porque no puede ya hacer reformas, no le dejan ya las migajas. Así pues, hay un cambio radical, lo que explica que haya un lugar mayor hoy que entonces para una izquierda anticapitalista.
¿En 1968 la lucha anticolonial y antiimperialista politizaba mucha gente, ¿ocurre lo mismo hoy?
Es cierto que en 1968, hubo una gran politización que estaba ligada particularmente a la guerra en Vietnam, pero que, en cualquier caso en Francia, afectaba también a una generación que salía de la guerra de Argelia en la que nos habíamos politizado en la ayuda al FLN argelino. La guerra de Argelia y luego la de Vietnam fueron asuntos que tuvieron una importancia enorme. Este tema hoy, por el contrario, es casi más importante, porque la guerra está casi en todas partes. Mucha gente pensaba que con la caída de los países del Este se había acabado y decían “Ahora que ya no hay bloques, ya no hay guerras”. Es exactamente lo contrario, hay más que nunca. Sobre todo hoy con por ejemplo la guerra llevada a cabo por Israel contra el pueblo palestino, la guerra en Irak. La única diferencia es que no nos enfrentamos a guerras de estados contra estados. Ahora son guerras llevadas por los estados imperialistas, sobre todo los Estados Unidos, contra pueblos, no contra ejércitos en tanto que tales y eso hace las cosas aún más complicadas, aún más terribles. Se está en pleno período de guerra. Creo que el movimiento antiguerra puede ser una dimensión y es una de las dimensiones de politización de las nuevas generaciones en el momento actual.
¿Cómo comprender hoy la canalización de la huelga general por el Partido Comunista francés, el PCF?. ¿Es que hoy el PCF y el PS siguen siendo tan hegemónicos o dominantes en la clase obrera como en 1968?
Hay que recordar que en 1968, en Francia en cualquier caso, era el partido comunista el que era completamente hegemónico en la clase obrera. Dirigía totalmente la CGT, el principal sindicato. Por el contrario, el PCF no tenía el control de los estudiantes. Y en cuanto se desencadenó el movimiento, tuvieron una reacción de burócratas estalinistas, tuvieron miedo de un movimiento que no controlaban. Fueron totalmente desbordados. Al nivel de las empresas, el movimiento obrero les desbordó muy rápidamente, pero allí lograron sin embargo guardar un poco el control. Por ello, la unión estudiantes-obreros tuvo lugar en la calle. Fue simbólica, pero no fue profunda. Para dar solo un ejemplo: cuando supimos que la huelga se desencadenaba en Renault-Billancourt -30.000 obreros, el centro neurálgico de la clase obrera francesa-, fuimos en manifestación varios miles, fuimos acogidos por una fábrica silenciosa en la que todos los obreros estaban en los tejados y las ventanas, pero ni un solo aplauso.
En sus cabezas, estaba la propaganda estalinista: “llegan los pequeñoburgueses izquierdistas, aventureros”. Sobre todo al comienzo del movimiento. Estuvieron completamente superados por el movimiento. Desde un cierto punto de vista, salieron del apuro, porque cuando el problema del poder se planteó, un día o dos, al final del movimiento, cuando De Gaulle fue a Alemania, los obreros se volvieron hacia los estudiantes pero no tenían ninguna confianza en los dirigentes estudiantiles, para tomar el poder. Se volvieron hacia su partido que no tenía en absoluto ganas de tomar el poder sobre la base de una huelga general y fue De Gaulle quien tuvo el genio de comprender que el PCF no quería tomar el poder y anunció elecciones. El PCF dijo inmediatamente: “Si, si a las elecciones”, lo que era una forma de enterrar en las urnas un movimiento extraparlamentario.
Las capas medias que se habían unido a la clase obrera, viendo que no había ningún espacio de ese lado, volvieron a posiciones anteriores de defensa del orden, de la seguridad y eso lo movió todo a la derecha. Por el contrario, lo que es curioso, es que el PCF no pagó en el momento mismo, digamos, de su traición. Ha sido mucho más tarde, incluso estos últimos años, cuando ha habido un giro total y se ha dado cuenta de que el comienzo de su ruptura con la juventud y la clase obrera fue su incomprensión de 1968. Tienes pues un cambio total de la situación. Antes se decía: “Cuando se es de izquierdas, se vota comunista”. Ahora, el voto “útil”, que es inútil para mí, pero útil institucionalmente, no es ya el partido comunista, sino el partido socialista, pero que tiene él mismo lazos esencialmente electoralistas con la clase obrera.
Así pues hay un vacío total hoy, que nos incita a pensar que es preciso hacer un mayo 68 en otrs condiciones, que triunfe. Tenemos una burguesía que ataca como nunca, que destruye las conquistas sociales. Tenemos una izquierda tradicional que está desacreditada, principalmente el partido comunista que está casi desapareciendo incluso si no hay que considerar que ha desaparecido. Y luego se tiene toda una generación que quiere luchar, que no se reconoce en la izquierda tradicional y que está huérfana de una izquierda capaz de responder verdaderamente a esos objetivos, a esas preocupaciones, es por ello que desde un cierto punto de vista, se tienen a la vez más razones de rebelarse hoy que en 1968, pero se tienen hoy sobre todo muchos más medios. La extrema izqueirda era una pequeña organización implantada entre los estudiantes, pero sin ninguna implantación obrera, y hoy es casi lo contrario.
Mayo 68 daba nacimiento a grupos revolucionarios trotskystas, maoístas y de otros tipos. Hoy bastantes de esos grupos han desaparecido, otros se han transformado. Hoy, en 2008, no es ya la identidad trotskysta o maoísta lo que es determinante. Se dice marxista o anticapitalista. ¿Qué queda hoy todavía del espíritu de 1968?
La extrema izquierda en 1968 era el producto de un período. 1968 era un período bisagra entre un viejo movimiento obrero, que se manifestó con la bandera roja, las barricadas, la Comuna de París, la clase obrera, la Internacional y del otro lado el nacimiento de lo que se llamaría hoy un nuevo movimiento social con reivindicaciones que van a estallar tras mayo 68, pero que están en germen en 1968. Además de las reivindicaciones tradicionales de la clase obrera, están reivindicaciones de los inmigrantes,de las mujeres, de los homosexuales, de los sin techo etc, un nuevo movimiento altermundialista. La gran diferencia con hoy es que en 1968, en el patio de la Sorbona, había retratos de Mao, Lenín, Marx, Stalin, Trotsky. Mira las manifestaciones de jóvenes de hoy, no hay ya ningún retrato. No hay ya ninguna referencia, ni a la revolución rusa, ni a los grandes dirigentes. El único que persiste aún en las camisetas es el Che Guevara, es todo. Así pues no es ya en absoluto la misma forma de politización. Así que tenemos hoy una nueva izquierda anticapitalista que no toma las formas de los grupos de extrema izquierda muy delimitados programáticamente, teóricamente, trotskysta, maoista etc., es una izquierda que quiere romper con el capitalismo. Es una generación que quiere combatir, que rechaza las traiciones o las claudicaciones de la izquierda tradicional y que quiere construir una izquierda radicalmente anticapitalista.
* Traducción de Alberto Nadal
Antisionismo no es antisemitismo y basta de argucias
¿Qué es antisemitismo?
Por: Michael Neumann (*)
12 de febrero del 2009
De vez en cuando, algún escritor judío de izquierdas suspira, abre su generoso gran corazón y nos dice que la crítica a Israel o al sionismo no es antisemitismo. En silencio se felicita por su coraje. Suprime con un pequeño suspiro cualquier punzada de inquietud causada por el hecho de que puede ser que a los goyim [N. del T. denominación judía para los gentiles] – y no digamos a los árabes – no se les pueda confiar este peligroso conocimiento.
A veces este cometido lo llevan a cabo aduladores gentiles, cuya idiosincrasia, ya que no su identidad, aspira al carácter judaico. Pero con vistas a no parecer demasiado atrevidos, se apresuran a recordarnos que, no obstante, hay que tomarse muy en serio el antisemitismo. Con mayor motivo debemos estar en guardia cuando da la casualidad de que Israel, respaldado por una pronunciada mayoría de judíos, está haciendo una guerra de raza contra los palestinos. ¿Quién sabe? ¡Podría ser que generase algún resentimiento!
Yo lo veo de otra forma. Yo creo que casi nunca deberíamos tomarnos en serio el antisemitismo, y pienso que quizá debiéramos reírnos un poco de él. Pienso que es particularmente irrelevante en relación con el conflicto Israel-Palestina, excepto quizá como distracción respecto de los problemas reales. Argumentaré la verdad de estas afirmaciones; también defiendo su conveniencia. No creo que hacerlas sea equiparable a arrancarles las alas a las moscas.
“Antisemitismo”, hablando con propiedad y en sentido estricto, no significa odio a los semitas; eso es confundir la etimología con la definición. Significa odio a los judíos. Pero aquí, de inmediato, nos tropezamos con la venerable artimaña de la identidad judía: “¡Mira, somos una religión! ¡No, una raza! ¡No, una identidad cultural! ¡Perdón… una religión!” Y cuando nos cansamos de este jueguecito, nos vemos envueltos en otro: “¡El antisionismo es antisemitismo!”, que rápidamente se alterna con este otro: “¡No hay que confundir el sionismo con el judaísmo! ¡Cómo se atreve, antisemita!”.
Bien, seamos buenos chicos. Tratemos de definir el antisemitismo de un modo tan amplio como quiera cualquier defensor de Israel: el antisemitismo puede ser odio hacia la raza, la cultura, o la religión judía, u odio al sionismo. Odio, o aversión, u oposición, o ligera hostilidad.
Pero los defensores de Israel no encontrarán este juego tan divertido como esperan. Inflar el significado del término ‘antisemitismo’ para incluir todo aquello que pueda ser políticamente perjudicial para Israel es una espada de doble filo. Puede ser que sea útil para golpear a sus enemigos, pero el problema es que la inflación de las definiciones, como cualquier inflación, abarata la moneda. Cuantas más cosas lleguen a contarse como antisemíticas, menos terrible sonará el antisemitismo. Esto ocurre porque, si bien nadie puede impedirle inflar las definiciones, ello no quiere decir que controle los hechos. En particular, ninguna definición de ‘antisemitismo’ va a erradicar la versión sustancialmente pro palestina de los hechos a la cual yo me adhiero, como también lo hace la mayoría en Europa, muchos israelíes y un creciente número de norteamericanos.
¿Qué diferencia supone eso? Supongan, por ejemplo, que un derechista israelí dice que los asentamientos representan la búsqueda de aspiraciones fundamentales para el pueblo judío, y que oponerse a ellos es antisemitismo. Podría ser que tuviésemos que aceptar esta afirmación que desde luego es difícil de rebatir. Pero tampoco podemos abandonar la creencia fundamentada de que los asentamientos ahogan a la población palestina y suprimen toda esperanza de paz. Así que la acrobacia con las definiciones no sirve para nada: solo podemos decir, ¡que les den a las aspiraciones fundamentales del pueblo judío; los asentamientos son un error! Debemos añadir que, puesto que nos vemos obligados a oponernos a los asentamientos, nos obligan a ser antisemitas. Mediante la inflación de la definición, cierta forma de ‘antisemitismo’ se ha convertido en una obligación moral.
La cosa empeora si decimos que el antisionismo es antisemítico, puesto que los asentamientos, aunque no representen aspiraciones fundamentales del pueblo judío, son una extensión enteramente plausible del sionismo. Oponerse a ellos es, de hecho, ser antisionista y, por tanto, por la definición ampliada, antisemita. Cuanto más se amplía el término antisemitismo para incluir la oposición a las políticas de Israel, mejor apariencia tiene. Dados los crímenes atribuibles al sionismo, hay otro silogismo muy sencillo: el antisionismo es una obligación moral, así que, si el antisionismo es antisemitismo, el antisemitismo es una obligación moral.
¿Que qué crímenes? Incluso la mayoría de los apólogos de Israel han renunciado a negarlos y solo insinúan que fijarse en ellos es un poco antisemítico. Después de todo, Israel no es peor que cualquier otro. En primer lugar, ¿y qué? A los seis años ya sabemos que “todo el mundo lo hace” no es excusa; ¿nos hemos olvidado? En segundo lugar, todos los crímenes son iguales solamente si se los separa de su propósito. Sí, otros han matado a civiles, los han visto morir por falta de atención médica, han destruido sus casas, arruinado sus cosechas y los han utilizado como escudos humanos. Pero Israel hace estas cosas para corregir la inexactitud de la afirmación de Israel Zangwill, en 1901, de que “Palestina es una tierra sin pueblo; los judíos son un pueblo sin tierra”. Espera crear una tierra completamente libre de gentiles, una Arabia deserta en la cual los niños judíos puedan reír y jugar por todas partes en un erial llamado paz.
Mucho antes de la época de Hitler, los sionistas recorrieron miles de millas para desahuciar a personas que nunca les habían causado el menor daño, y se las arreglaron para ignorar su misma existencia. Las atrocidades sionistas no formaban parte del plan inicial. Emergieron a medida que el olvido racista de un pueblo perseguido florecía en la forma de la ideología partidaria de la supremacía racial de uno que persigue. A ello se debe que los comandantes que dirigieron las violaciones, mutilaciones y asesinatos de niños de Deir Yassin se convirtieran en primeros ministros de Israel, pero estos crímenes no fueron suficientes. Hoy, cuando Israel podría tener la paz si la quisiese, lleva a cabo otra ronda de desahucio, volviendo Palestina lenta y deliberadamente inhabitable para los palestinos y habitable para los judíos. Su propósito no es defender el orden público, sino la extinción de un pueblo. Cierto es que Israel tiene el suficiente desparpajo en las relaciones públicas para eliminarlo con un nivel de violencia más estadounidense que hitleriano. Éste es un genocidio más benigno, más blando, que representa a sus autores como víctimas.
Israel está construyendo un estado racial, no religioso. Como mis padres, siempre he sido ateo. Por la biología de mi nacimiento tengo derecho a la ciudadanía israelí; usted puede ser el más fervoroso creyente en el judaísmo, pero no lo tiene. Los palestinos están siendo oprimidos y asesinados por mí, no por usted. Han de ser empujados a Jordania para que perezcan en una guerra civil. Así que no, disparar a civiles palestinos no es como disparar a civiles vietnamitas o chechenios. Los palestinos no son un ‘daño colateral’ en una guerra contra fuerzas separatistas o comunistas bien armadas. Se les está disparando porque Israel piensa que todos los palestinos deberían desaparecer o morir, para que gente que tiene un abuelo judío pueda construir subdivisiones sobre los escombros de sus casas. Éste no es el maldito error de una torpe superpotencia, sino un mal emergente, la estrategia deliberada de un estado, concebida en y dedicada a un nacionalismo étnico cada vez más cruel. Tiene relativamente pocos cadáveres en su cuenta hasta el momento, pero sus armas nucleares pueden matar quizá a 25 millones de personas en pocas horas.
¿Queremos decir que es antisemítico acusar, no ya solo a los israelíes, sino a los judíos en general, de complicidad con estos crímenes contra la humanidad? De nuevo, puede que no, porque hay argumentos bastante razonables para dichas afirmaciones. Compárelas, por ejemplo, con la afirmación de que los alemanes en general fueron cómplices de tales crímenes. Ello nunca quiso decir que hasta el último alemán, hombre, mujer, idiota o niño, fuesen culpables. Significaba que muchos alemanes lo fueron. Su culpa, por supuesto, no consistió en empujar a prisioneros desnudos a las cámaras de gas. Consistió en apoyar a la gente que planeó tales actos, o -como muchos textos moralistas judíos se lo dirán- por negar el horror que se extendía a su alrededor, por no ser capaces de denunciarlo y resistir, por consentir pasivamente. Nótese que el extremo peligro revestido por cualquier tipo de resistencia activa no debería ser una excusa en este caso. Prácticamente ningún judío corre peligro alguno por denunciar los hechos. Y denunciarlos es la única resistencia necesaria. Si muchos judíos lo hiciesen tendría un efecto enorme. Pero la aplastante mayoría de los judíos no lo hace y, en la amplia mayoría de los casos, es porque apoyan a Israel. Ahora bien, quizá debería descartarse por completo la noción de responsabilidad colectiva; quizá alguien inteligente nos convenza de que debemos hacerlo. Pero en este momento, los argumentos para la responsabilidad judía parecen bastante más fuertes que los argumentos para la complicidad alemana. Así que si no es racista, al contrario, es razonable, decir que los alemanes fueron cómplices de crímenes contra la humanidad, tampoco es racista, y también es razonable, decir lo mismo de los judíos. Y si se descartase la idea de la responsabilidad colectiva, todavía sería razonable decir que muchos, quizá la mayoría de los individuos judíos adultos, apoyan a un estado que comete crímenes de guerra, porque eso es sencillamente cierto. Así que si decir estas cosas es antisemítico, quizás sea razonable ser antisemita.
En otras palabras, hay que tomar una decisión. Se puede utilizar el ‘antisemitismo’ para que encaje con nuestra agenda política, o como término de condena, pero no se pueden hacer ambas cosas a la vez. Si el antisemitismo debe dejar de resultar razonable o moral, ha de ser definido de un modo estricto, no polémico. Sería seguro restringir el antisemitismo al odio explícitamente racial hacia los judíos, a atacar a la gente sencillamente por haber nacido judía. Pero sería inútilmente seguro: ni siquiera los Nazis pretendían odiar a nadie por haber nacido judío. Afirmaban odiar a los judíos porque lo que estos buscaban era dominar a los arios. Está claro que semejante postura debe ser calificada de antisemítica, pertenezca a los cínicos racistas que la inventaron o a los bobos que se la tragaron.
Solo hay una forma de garantizar que el término “antisemitismo” englobe todas aquellas malas acciones o actitudes hacia los judíos, y solamente esas. Hemos de comenzar por aquellas que podemos estar de acuerdo en que forman parte de ese grupo y ver que el término las engloba todas, y sólo esas. Probablemente compartamos la suficiente moralidad para hacerlo.
Por ejemplo, compartimos la suficiente moralidad para decir que todos los actos y odios que tienen un origen racial son malos, así que podemos contarlos con certeza como antisemíticos. Pero no toda ‘hostilidad hacia los judíos’, incluso si ello significa hostilidad hacia la mayoría aplastante de los judíos, debería contarse como antisemítica. Tampoco debería serlo toda hostilidad hacia el Judaísmo, o hacia la cultura judía.
Yo, por ejemplo, crecí en la cultura judía y, como cualquier persona que crece en una cultura, he llegado a tenerle aversión. Pero es imprudente considerar mi aversión como antisemítica, no porque sea judío, sino porque es inofensiva. Quizás no completamente inofensiva: puede ser que, en algún minúsculo grado, fomente de algún modo los actos y actitudes dañinas que quisiéramos calificar de antisemíticas. Pero, ¿y qué? El filosemitismo exagerado, que considera a todos los judíos como santos ingeniosos, amables y brillantes, podría tener el mismo efecto. Los peligros que representa mi aversión son demasiado pequeños para tener importancia. Incluso un odio colectivo generalizado hacia una cultura es normalmente inofensivo. Al parecer, por ejemplo, en Norteamérica se siente una amplia aversión por la cultura francesa y nadie, incluyendo a los franceses, considera que ello constituya algún tipo de crimen racial.
Ni siquiera todos los actos y actitudes perjudiciales para los judíos en general deberían ser considerados antisemíticos. A mucha gente no le gusta la cultura estadounidense; algunas personas incluso boicotean los productos estadounidenses. Tanto la actitud como los actos podrían perjudicar a los estadounidenses en general, pero ninguno de ellos es moralmente objetable. Definir estos actos como antiyanquismo solo significaría que cierto tipo de antiyanquismo es perfectamente aceptable. Si califica a la oposición a las políticas israelíes como antisemítica basándose en que dicha oposición perjudica a los judíos en general, solo significará que cierto antisemitismo es igualmente aceptable.
Si el antisemitismo va a ser un término de condena, debería ser aplicado más allá de los actos, pensamientos o sentimientos explícitamente racistas. Pero no puede aplicarse más allá de la hostilidad claramente injustificada y grave hacia los judíos. Los Nazis inventaron fantasías históricas para justificar sus ataques; al igual que lo hace el antisemitismo moderno que confía en los Protocolos de los Ancianos de Sión. Al igual que lo hacen los racistas de armario que se quejan del dominio judío de la economía. Esto es antisemitismo en el sentido estricto y negativo de la palabra. Es una acción o propaganda diseñada para perjudicar a los judíos, no por algo que podrían evitar hacer sino por ser lo que son. También es aplicable a las actitudes que la propaganda trata de inculcar. Aunque no siempre explícitamente racista, implica motivos racistas y la intención de causar un daño real. Una oposición razonablemente bien fundamentada a las políticas israelíes, incluso si tal oposición resulta perjudicial para todos los judíos, no se ajusta a esta definición, como tampoco lo hace la simple e inofensiva aversión por lo judío.
Hasta ahora, he sugerido que es mejor restringir la definición del antisemitismo para que ningún acto pueda ser a la vez antisemítico y aceptable. Pero se puede ir más lejos aún. Ahora que estamos metidos en materia, vamos a interrogarnos acerca del papel que juega el antisemitismo *auténtico* y malo en el conflicto entre Israel y Palestina, y en el mundo en general.
Es indudable que hay una parte de antisemitismo auténtico en el mundo árabe: la distribución de los Protocolos de los Ancianos de Sión, los mitos sobre el robo de la sangre de los bebés gentiles. Es totalmente imperdonable. También lo es el que no fuese capaz de contestar a la última carta de su tía Bee. En otras palabras, es algo que hay que decir: sencillamente debe aceptar que el antisemitismo es malo; hacer otra cosa es situarse fuera de nuestra moralidad. Pero otra cosa muy distinta es tener a alguien tratando de intimidarle para que proclame que el antisemitismo es el mal de males. No somos niños que estén aprendiendo moralidad; es nuestra responsabilidad establecer nuestras propias prioridades morales. No podemos hacerlo contemplando imágenes horribles de 1945 o escuchando los gritos angustiados de columnistas que sufren. Hemos de preguntar cuanto daño está causando, o es probable que cause, el antisemitismo, no en el pasado, sino hoy en día. Y debemos preguntar dónde podría causar tal daño y por qué.
Según cabe suponer, hay un gran riesgo de antisemitismo en el mundo árabe. Pero el antisemitismo árabe no es la causa de la hostilidad árabe hacia Israel o incluso hacia los judíos, sino un efecto. Su evolución se ajusta muy bien a la evolución de la usurpación y de las atrocidades judías. Ello no debe excusar un antisemitismo real, sino quitarle importancia. Éste llegó a Oriente Medio con el sionismo y cesará cuando el sionismo deje de ser una amenaza expansionista. De hecho, su causa principal no es la propaganda antisemítica, sino los esfuerzos sistemáticos e implacables llevados a cabo durante décadas por Israel para implicar a todos los judíos en sus crímenes. Si el antisemitismo árabe persiste después de un acuerdo de paz, entonces podremos reunirnos y hablar de ello, pero aun así no perjudicaría realmente tanto a los judíos. Los gobiernos árabes solo podrían salir perjudicados si permitiesen ataques contra sus ciudadanos judíos; hacerlo induciría la intervención israelí. Y hay pocos motivos para esperar que tales ataques se produzcan: si los horrores de las recientes campañas de Israel no los han provocado, es difícil imaginar qué podría hacerlo. Probablemente tendría que producirse alguna acción israelí tan horrible y criminal que ensombrecería a los ataques mismos.
Si es probable que el antisemitismo tenga efectos horribles en algún sitio, es muchísimo más probable que sea en Europa occidental. Allí, el resurgimiento neofascista es real. ¿Pero representa un peligro para los judíos? No hay duda de que LePen, por ejemplo, es antisemita. Tampoco hay ninguna evidencia de que pretenda hacer algo al respecto. Al contrario, no ahorra esfuerzos en apaciguar a los judíos y, quizás, incluso en conseguir su ayuda contra sus objetivos reales, los ‘árabes’. No sería él el primer personaje político que se aliase con gente a la que le tiene aversión. Pero que tuviese algún plan ultrasecreto contra los judíos *sería* inusual: tanto Hitler como los manifestantes antisemitas rusos eran maravillosamente sinceros en cuanto a sus intenciones y no solicitaron el apoyo judío. Y es un hecho que algunos judíos franceses ven a LePen como un avance positivo o incluso como un aliado (véase, por ejemplo, “LePen is good for us, Jewish supporter says “, (“LePen es bueno para nosotros, dice un partidario judío”) aparecido en Ha’aretz el 4 de mayo de 2002, así como los comentarios del 23 de abril del Sr. Goldenburg en France TV.)
Desde luego, hay motivos históricos para temer un ataque horrible contra judíos. Y todo es posible: mañana podría haber en París una masacre de judíos, o de argelinos. ¿Cuál de ellas es más probable? Si hay alguna lección que se ha aprendido de la historia, debe aplicarse en circunstancias similares. La Europa de hoy se parece muy poco a la Europa de 1933. Y también hay posibilidades positivas. ¿Por qué es mayor la probabilidad de un pogromo que la probabilidad de que el antisemitismo se convierta poco a poco en un rencor ineficaz? Toda preocupación legítima debe descansar sobre alguna evidencia de que realmente existe un peligro.
La incidencia de los ataques antisemíticos podría proporcionar tal evidencia, pero esta evidencia no tiene consistencia: no se hace distinción alguna entre ataques contra monumentos y símbolos judíos y ataques contra judíos. Además, se da tanta importancia al aumento de la frecuencia de los ataques, que el bajísimo número absoluto de ataques pasa inadvertido. En efecto, los ataques simbólicos han crecido hasta alcanzar un número considerable. Los ataques físicos no (*). Lo que es más importante, la mayoría de dichos ataques fueron llevados a cabo por residentes musulmanes: en otras palabras, vienen de una minoría perseguida, intensamente vigilada por la policía y ampliamente odiada que no tiene la más mínima oportunidad de llevar a cabo una campaña grave de violencia contra judíos.
Es muy desagradable que aproximadamente media docena de judíos hayan tenido que ser hospitalizados -ninguno asesinado- debido a los ataques recientes en Europa, pero quien convierta esto en uno de los graves problemas del mundo sencillamente no le ha echado un vistazo al mundo. Estos ataques son un asunto policial, no un motivo para que debamos vigilarnos a nosotros mismos y a los demás para combatir un mal espiritual mortal. Ese tipo de reacción es apropiado solamente cuando los ataques racistas tienen lugar en sociedades indiferentes u hostiles a la minoría atacada. Aquellos que realmente se preocupan por el Nazismo recurrente, por ejemplo, deberían reservar su angustiada preocupación para los ataques muchísimo más sangrientos y ampliamente tolerados contra los gitanos, cuya historia de persecución es perfectamente comparable con el pasado judío. La situación de los judíos es mucho más parecida a la de los blancos, quienes, desde luego, también son víctimas de ataques racistas.
No hay duda de que mucha gente rechaza este tipo de cálculo insensible. Dirán que, con el pasado que nos amenaza, incluso una sola mancha antisemítica es algo terrible, y que su gravedad no ha de medirse por el número de cadáveres. Pero si adoptamos una perspectiva más amplia, el antisemitismo se vuelve menos importante, no más. El considerar cualquier derramamiento de sangre judía como una calamidad de suma importancia, que escapa a toda medida y comparación, es racismo, puro y duro; la valoración de la sangre de una raza por encima de todas las demás. El hecho de que los judíos hayan sido perseguidos durante siglos y que hayan sufrido terriblemente hace cincuenta años, no borra el hecho de que en Europa, hoy en día, los judíos son parte integrante de la sociedad, con mucho menos que sufrir y temer que otros grupos étnicos. Seguramente, los ataques contra una minoría rica son tan malos como los ataques contra una minoría pobre e indefensa. Pero atacantes igualmente malos no conducen a ataques igualmente preocupantes.
No son los judíos quienes más viven a la sombra del campo de concentración. Los ‘campos de tránsito’ de LePen son para ‘los árabes’, no para los judíos. Y, aunque hay varios partidos políticos significantes que tienen en sus filas a muchos antisemitas, ninguno de ellos muestra síntomas de estar articulando, ni mucho menos ejecutando, una agenda antisemítica. Tampoco hay razones para suponer que una vez en el poder cambiarán de actitud. El Austria de Haider no se considera peligrosa para los judíos; tampoco se consideraba así la Croacia de Tudjman. Y en caso de que hubiese tal peligro, hay un estado judío con armamento nuclear dispuesto a dar la bienvenida a cualquier refugiado, como lo están los Estados Unidos y el Canadá. Y el decir que no existen peligros reales en la actualidad no quiere decir que debamos ignorar cualquier peligro que pudiera aparecer. Si en Francia, por ejemplo, el Frente Nacional comenzase a recomendar campos de tránsito para los judíos, o pusiese en práctica políticas de inmigración antijudías, deberíamos alarmarnos, pero no deberíamos hacerlo porque sea posible que algo alarmante llegue a suceder: ¡ocurren muchas cosas mucho más alarmantes que eso!
Se podría contestar que, si las cosas no son más alarmantes es porque los judíos y otros han estado muy alerta combatiendo el antisemitismo, pero no es convincente. En primer lugar, la vigilancia del antisemitismo es una especie de visión de túnel: como están aprendiendo los neofascistas, pueden pasar inadvertidos si evitan hablar de los judíos. Por otra parte, no hubo ningún gran peligro para los judíos, ni siquiera en países tradicionalmente antisemíticos donde el mundo *no* está alerta, como Croacia y Ucrania. Los países a los que se presta poca atención no parecen más peligrosos que aquellos a los que se dedica mucha. En lo referente a la vigorosa reacción a LePen en Francia, parece que tiene mucho más que ver con la repugnancia francesa por el neofascismo que con las reprimendas de la Liga Antidifamación. Suponer que las organizaciones y los más serios columnistas judíos que se abalanzan sobre el antisemitismo están salvando al mundo del desastre es como afirmar que Bertrand Russel y los cuáqueros fueron lo único que nos salvó de una guerra nuclear.
Ahora bien, se podría decir: independientemente de los peligros verdaderos, estos hechos realmente atormentan a los judíos y traen a la memoria recuerdos insoportablemente dolorosos. Ello podría ser cierto para los poquísimos que todavía tienen esos recuerdos; no es cierto para los judíos en general. Soy un judío alemán, y tengo derecho justificado a la calidad de víctima, de tercera mano y segunda generación. Los incidentes antisemíticos y el clima de creciente antisemitismo no me importan gran cosa. Me asustan mucho más las situaciones que representan un peligro real, como el conducir. Además, ni siquiera los recuerdos dolorosos y las preocupaciones tienen un gran peso frente al sufrimiento físico real infligido por la discriminación a muchos no judíos.
Con esto no pretendo menospreciar todo antisemitismo, se dé donde se dé. A menudo se oye hablar de crueles antisemitas en Rusia o Polonia, tanto en las calles como en el gobierno. Pero, si bien ello puede ser alarmante, también es inmune a la influencia de los conflictos entre Israel y Palestina, y es sumamente improbable que dichos conflictos le afecten de una manera u otra. Además, que yo sepa, en ningún sitio hay tanta violencia contra los judíos como contra ‘los árabes’. Así que, incluso si el antisemitismo es un asunto catastróficamente grave, solamente podemos concluir que el sentimiento antiárabe es mucho más grave todavía. Y puesto que todo grupo antisemita es en mayor medida contrario a la inmigración y antiárabe, se puede combatir a estos grupos, no en nombre del antisemitismo, sino en defensa de los árabes y los inmigrantes. Así que la amenaza antisemita que representan estos grupos no debería hacernos siquiera querer centrarnos en el antisemitismo: se los combate igualmente bien en nombre de los inmigrantes y los árabes.
Brevemente, el verdadero escándalo hoy en día no es el antisemitismo, sino la importancia que se le concede. Israel ha cometido crímenes de guerra. Ha comprometido a los judíos en general en dichos crímenes, y los judíos generalmente se han apresurado a implicarse ellos mismos. Esto ha provocado odio hacia los judíos. ¿Por qué no habría de ser así? Parte de este odio es racista, parte no lo es, pero ¿a quién le importa? ¿Por qué deberíamos prestarle a este asunto alguna atención en absoluto? ¿Tiene alguna importancia el hecho de que la guerra racial israelí haya provocado una amarga cólera, al margen de la guerra en sí? ¿Tiene alguna importancia la remota posibilidad de que en algún lugar, en algún momento, de algún modo, este odio pudiese, en teoría, llegar a ocasionar la muerte a algunos judíos, al lado de la persecución física real, brutal, que sufren los palestinos y de los cientos de miles de votos a favor de que los árabes sean agrupados en campos de tránsito? Vaya, pero lo olvidaba. Déjelo. Alguien hizo una pintada con consignas antisemíticas en una sinagoga.
* Michael Neumann es profesor de filosofía en la Universidad Trent en Ontario, Canadá.
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