El año 1969
Roberto J. Lovera de SolaLunes, 20 de julio de 2009
“Se hinchó de amor con estos recuerdos”.Salman Rushdie:
La encantadora de Florencia,
ed.2009,p.161
La encantadora de Florencia,
ed.2009,p.161
En los servidores de Internet no nos fue muy difícil encontrar más datos para precisar aun más: estos nos ayudaron a recordar aquel año, teníamos veinte y tres años entonces, en que tantas cosas sucedieron. Para nosotros fue la continuación del Mayo Francés, los días de la Renovación universitaria, del cuestionamiento de las formas de la educación que recibía la nueva generación y el momento en que ingresó una nueva forma de afrontar la vida, la sexualidad, las relaciones de pareja, el nuevo sentido del divorcio. Sobre las separaciones todavía nos sabemos de memoria lo que escribió en aquellos días Isaac Chocrón: “Paso un año fuera de Venezuela y al regresar me encuentro que todos mis amigos se han divorciado”. Tanto había sido el cambio, que se ampliaría a otras zonas vivencias y surgiría una nueva moral incluso. Los cambios fueron tales que los jóvenes que cumplieron veinte años en esa década nada tenían que ver con el mundo de sus padres y menos con el de sus abuelos, nacidos en la centuria anterior.
1969
Cuando se inició 1969 el mundo vivía otros días, sin ningún antecedente. Ya en aquel momento eran los plenos sesenta, aunque los “sesenta venezolanos” serían los setenta, que fue cuando entre nosotros se comenzaron a suceder los mismos hechos que habían tenido lugar sobre todo en los Estados Unidos que fue, y siguen siendo, el gran laboratorio de las nuevas conductas universales, sobre todo California(allí suceden ahora la series The L Word y Californication, no es casual). Tanto que su sistema de vida se ha impuesto en todas partes. E incluso el reino universal de la democracia viene de la nación del norte.
Teníamos en 1969 lo mejor de los planteamientos globales de cambio, de mutación, sobre todo en el modo de mirar al mundo, nuevas vivencias. Eran los días ya de la pastilla anticonceptiva, lanzada en 1960 por el laboratorio “Searle” de Chicago, que dio libertad a la mujer: pudo escoger el momento de ser madre. Y no serlo, si así lo deseaba. Comenzó, aunque no se veía aún, el imperio de la libertad de la mujer. Hoy, incluso, la mujer no necesita del hombre ni para tener hijos gracias a la inseminación artificial, así solo necesita hoy de su amor. Otras vivencias de hoy son el reino de la soltería de hombres y mujeres y el nuevo celibato, reinvindicador del “placer casto” del que escribió con tanta certeza Yan Kerorguen(1953), porque después de la aparición del Sida más que una sociedad de amores platónicos surgió un orbe masturbatorio. De allí el elogio que del placer solitario hizo entre nosotros el novelista Salvador Garmendia(1928-2001), ”ese dulce ejercicio de la imaginación, el más recatado e inofensivo de todos los juegos amorosos”.
Y por lo tanto aquel 1969 trajo la plena libertad sexual y el desarrollo del feminismo. Fue así nuestro siglo XX, gracias a Sigmund Freud(1856-1939), el siglo de la sexualidad pero a la vez fue la centuria de la mujer, sobre todo por el empuje que le dio Simone de Beauvoir(1908-1986) con su libro El segundo sexo(1949) y después las feministas norteamericanas Betty Friedan(La mística de la feminidad, 1963), Kate Millet(Política sexual,1970) y Susan Brownmiller(Contra nueva voluntad, 1975) e incluso las Tres Marías de Portugal(Nuevas cartas portuguesas,1974) o la española Montserrat Roig(Mujeres en busca de un nuevo humanismo,1981). Pero los sesenta trajeron también el fin de la segregación racial en los Estados Unidos y el otorgamiento de los derechos civiles a la población negra(julio 2,1964).
Y claro los sucesos de aquel año central de la experiencia contemporánea que fue 1968 hizo que los sucesos se encadenaran. El año 1969 comenzó, el 16 de enero, con la inmolación en Praga del joven de veinte y un años Jan Palach, quien se prendió fuego en protesta por la invasión de la URSS a Chcoeslovaquia(agosto 20,1968). Siguiendo la línea de esos sucesos anti-humanísticos el 17 de abril fue destituido el Secretario General del Partido Comunista checo: Alexandr Dubcek(1921-1992), el líder de la Primavera de Praga. En 1989, dos décadas exactas después, sería aclamado allí mismo (noviembre 26,1989) tras la revolución del Terciopelo, la Caída del Muro de Berlín y el reinició de la democracia en Checoeslovaquia.
El 4 de abril murió en Caracas el novelista Rómulo Gallegos(1884-1969), quien fue hasta la irrupción de la llamada nueva novela latinoamericana, el “boom”, el primer narrador de la lengua castellana, a través de su obra se puede ver como tendió el puente hacia la renovación. Tanto que cuando en 1967, también en Caracas, puso en manos de Mario Vargas Llosa(1936) el premio que lleva su nombre hubo un cambio de generaciones, un traspaso de los dones literarios de una promoción a otra.
El 2 de marzo se efectuó el primer vuelo del Condorde
Le siguieron dos hechos que cerraron el gran ciclo de los líderes anti-fascistas de la II Guerra Mundial(1939-1945): la muerte en Washington de Dwight Eisenhower y, el 28 de abril, la dimisión del general Charles De Gaulle de la presidencia de Francia. El general e intelectual fallecería al año siguiente. Ambos habían nacido en el siglo XIX, los dos en 1890. Ya los otros grandes dirigentes de aquel gran período, Winston Churchill(1874-1965), Franklin Delano Roosevelt(1882-1945) y José Stalin(1879-1953) habían muerto e incluso los derrotados habían desaparecido: Benito Mussolini(1883-1945) fue ajusticiado(junto a su amante Clara Petacci) por una turba de partisanos en Bonzanigo, cerca de Como. Adolfo Hitler(1889-1945) se había suicidado en su búnker de Berlín.
El 20 de mayo apareció en París, en francés, la novela, o bien la autobiografía oral, Papillon, del expresidiario galo, de la cárcel de Cayena, en la Guayana Francesa, Henri Charriere(1906-1973), estaba allí condenado por ser un asesino confeso, fue un hombre que siempre vivió en los bajos fondos de Caracas, en los medios de la prostitución. Pero a quien el libro, en verdad escrito por la editorial parisina Laffont, experta en la producción de best sellers, le dio cierta nombradía entre nosotros, celebridad pasajera como siempre sucede a los autores de libros de este tipo.
Pronto sucederá así a Dan Brown(1964), el autor de El código da Vinci(2003), un libro superficial y mal escrito sobre un tema a todas luces interesante. Por ello lo que más interesa a quien se interese por los asuntos que trata esta novela es en la lectura de las obras en las cuales abrevó Brown para construir su libro. Esas investigaciones si tienen interés.
El 21 de julio fue el día de uno de los hechos cenitales del año: la llegada del el hombre en la luna. Y lo decimos porque la realización del Festival de Woostock fue el segundo, el tercero el inicio en los Estados Unidos de la gran protesta nacional contra la guerra de Vietnam hecho también decisivo(noviembre 20). Aquel combate bélico todavía se alargaría, pese a todo, durante diez y seis años más, hasta la caída de Saigon en manos de los comunistas(abril 30,1975).
El 22 de julio en España el dictador Francisco Franco(1892-1975) designó al príncipe Juan Carlos de Borbón, de treinta y un años, como su sucesor.
Del 15 al 17 de agosto se llevó a cabo en una granja vecina al pueblo de Bethel, en el estado de Nueva York, el Festival de Woodstock, su organizador fue el estudiante de veinte y tres años John Roberts, partidario del estilo de vida hippie y de la música pop. Fue aquella “una especie de gigantesca ceremonia psicodélica, fraternal, erótica, perfumada de marihuana”, un inmenso happening. El dramaturgo venezolano Isaac Chocrón(1930) quien estaba en Nueva York en esos días dio cuenta a la prensa venezolana de lo que vio sucederse aquel fin de semana(ver sus Señales de tráfico. Caracas: Monte Ávila Editores, 1972,p.33-36). Comprendió Chocrón que un nuevo tiempo se iniciaba, de ahí las coordenadas, llenas de interrogantes, sobre la nueva década que se iniciaría que se hizo en los meses siguientes a través de otra de las sabrosas crónicas que publicaba entonces en la revista caraqueña Bohemia(Señales de tráfico,p.55-60), dirigida en aquellos días por Simón Alberto Consalvi.
Y hablando de los profetas de los sesenta nos encontramos con la noticia de que el 21 de octubre murió Jack Keruac(1922), padre “beat genertion”, autor de la inolvidable novela En el camino(1957), profeta, más que gestor, que todos los cambios que se vivieron desde aquellos tiempos en adelante. En el camino está considerada por algunos críticos como una de las veinte novelas fundamentales del siglo XX: tienen razón. Recordamos aun a donde estábamos sentados durante las horas que pasábamos una tras otra sus páginas la primera vez que la leímos.
El 26 de noviembre se suicidó en Lima el novelista José María Arguedas(1911), luminosa conciencia latinoamericana, autor de Los ríos profundos(1958), fue uno de los grandes de las letras latinoamericanas, precisamente por la novela suya que hemos mencionado, una de las más bellas evocaciones de la figura del padre en las letras hispanoamericanas.
El 10 de diciembre fue concedido a Samuel Beckett(1906-1989), el autor de la pieza Esperando Godot(1952), el Premio Nóbel de Literatura, razón tuvo el periodista venezolano Lorenzo Batallán cuando expresó, en la crónica que dedicó al suceso en El Nacional, que esperando el absurdo le había llegado al escritor irlandés la presea sueca.
Suceso de ese año fue la película Isadora, dirigida por Karen Reisz y protagonizada por Vanesa Redgrave(actriz famosa desde Blow-up(1966) de Michelangelo Antonioni, sobre el cuento de Julio Cortázar). En Isadora se revivió la figura de la destacada bailarina norteamericana Isadora Duncan(1878-1927). Pero sin duda, sin quitarle mérito alguno a Isadora, es imposible no subrayar lo que para que proceso humano que se vivía entonces tuvieron las películas Cowboy de media noche, de John Schesinger, protagonizada por Dustin Hoffman y John Voight y Easy rider, dirigida por Dennis Hopper, quien también actuaba en ella junto a Peter Fonda y Jack Nicolson, que consagró elementos de aquella generación y a uno de sus íconos: la motocicleta. Era también una película de carretera como lo había sido también la novela de Jack Keruac ya citada por nosotros, sin duda uno de sus modelos de inspiración de la cinta. De Keruac y sus compañeros surgió el movimiento hippie y toda la nueva sensibilidad. También historia de una pareja liberada de aquellos días es la bellísima, y finísima, cinta John and Mary(1969) dirigida por Peter Yates y protagoniza por Mia Farrow y Dustin Hoffman.
Otros films de la misma década en que se registraban nuevas conductas fueron Darling(1965) de John Schleslinger, sobre una pareja, una de las primeras, que sin estar casados deciden pasar un fin de semana en un hotel, la protagonizaron Julie Christie y Dirk Bogarde. Incluso podríamos anotar aquí también Vivir por vivir(1967), cuyas actores fueron Ives Montand y Candice Bergen y Perdida en la ciudad(1970) de Herbert Ross, con Candice Bergen en el rol principal y la actuación difícil de olvidar de Peter Boyle.
Los libros más destacados de 1969 fueron en el ámbito universal: las novelas Ada o el ardor, el inquietante libro de Vladimir Nabokov(1899-1977) y El lamento de Pornoy de Philip Roth, uno de los primeros libros en tener a la perseguida masturbación, la que practica constantemente su adolescente protagonista, como su asunto central. Hay que subrayar siempre el nuevo volumen de ensayos, Estilos radicales, con toda su maestría en el manejo del género y la siempre genialidad de sus ideas, publicó en aquellos meses Susan Sontag(1933-2004). El libro resiste aun cualquier relectura que de él se haga. Y es una continuación de su célebre volumen Contra la interpretación(1964).
En América Latina deben subrayarse Conversación en la Catedral de Mario Vargas Llosa, su vastísima novela en dos tomos sobre Lima; Redoble por Rancas, la primera novela de la pentalogía del también peruano Manuel Scorza(1929-1983), quizá la mejor de todo el conjunto, con su espectacular inicio; Cumpleaños, la perfecta nouvelle de Carlos Fuentes, siempre maestro de la novela corta como lo demostró en la impecable Aura(1962), El mundo alucinante la primera novela del indiscutible talento de Reynaldo Arenas(1943-1990), obra escrita en prisión por haber sido detenido el autor por la dictadura cubana por ser gay. El mundo alucinante nos presenta la recreación novelesca de dos grandes maestros de nuestra América: el venezolano don Simón Rodríguez(1769-1854) y el mexicano fray Servando Teresa de Mier(1765-1827), en ella se hace verdad aquel pensamiento de Susan Sontag según el cual la utopía siempre es necesaria para el vivir.
Hay que subrayar también el nombre de Octavio Paz(1914-1998), uno de los maestros contemporáneos de nuestra América Latina y su primer pensador político. Ese año dio a la luz la segunda parte de su obra poética en Ladera este. Le siguió el ensayo Postdata, escrito después de la tragedia de Tlatelolco en Ciudad de México(octubre 2,1968), masacre que lo llevó a renunciar al cargo de embajador de México en la India cargo que ejercía. Postdata es también una prolongación de su meditación sobre su país natal iniciada en 1950 con El laberinto de la soledad. De ese año es también su sugerente meditación ensayística Conjunciones y disyunciones, que tiene como tema al cuerpo que se prepara a gozar del placer. Fundamental por permitirnos ver un proceso que se estaba desarrollado entonces en nuestra literatura fue el volumen La nueva novela latinoamericana de Carlos Fuentes.
EL HOMBRE EN LA LUNA
Se ha considerado que el gran suceso de 1969 fue la llegada del hombre a la luna. Ya hemos señalado nuestra personal opinión. Es uno de los tres principales sucesos de aquel año.
Nuestros recuerdos de aquella noche del 21 de julio de 1969 son estos: Fue sin duda un día inolvidable aquel, raro porque todo parecía inverosímil, se iba a realizar algo de lo cual solo habían hablado hasta ese momento los autores de la ciencia ficción. Nosotros lo vimos por televisión, como todo el mundo. Estaba en la casa de mi novia de aquella época aquí en Caracas, en una quinta de El Paraíso. Fue singular cuando vimos al astronauta Neil Armostrong bajarse y poner el pie sobre la superficie de la luna. Quedaron marcadas sus huellas, fue emocionante verlas cuando levantó el pie para dar el siguiente paso. A poco dijo sus famosas palabras de que aquello era “un gran paso por la humanidad, un pequeño paso para el hombre”. Nosotros, y los que nos acompañaban, porque toda aquella familia estaba apiñada alrededor del único televisor en blanco y negro que había(la transmisión fue a través de RCTV) todos en silencio viendo aquello que parecía no sólo insólito sino imposible. Los astronautas se quedaron en la luna ¿unas horas más, unos días?. Julio Verne(1828-1905) se nos hacía vivo, sobre todo para aquellos que lo habíamos leído mucho. Creo que no pensamos sino en Verne. Al rato apareció el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon(1913-1994), y habló del suceso. Se cumplió aquel día la promesa hecha por el presidente John Kennedy(1917-1963), años antes, de que la nación americana llegaría a la luna. Pero no recordamos ya si Nixon lo dijo, suponemos que no dada la animadversión que siempre le profesó a Kennedy, de quien siempre sintió que había tenido una suerte política que a él no lo acompañó.
Creemos que ese día quedó grabado en nuestra memoria para siempre como el día de la muerte de Marilyn Monroe(agosto 5, 1962), hoy sabemos que no se suicidó, o el momento en que nos enteramos, después del almuerzo, del asesinato del presidente Kennedy(noviembre 22,1963). Después de él los Estados Unidos han tenido presidentes pero no han logrado tener un líder a quien seguir. Quizá después de esos hechos sea el Caracazo(febrero 27-marzo 1,1989) el de más dolorosa recordación; por el miedo sentido en Caracas: el bombardeo en la tarde del golpe del 27 de noviembre 1992, creemos que fue el día que más temor estremecedor tuvimos como caraqueño, aunque recordamos perfectamente el bombardeo de Miraflores el 1 de enero de 1958, teníamos once años aquella mañana, lo vimos desde la azotea de la casa de nuestros abuelos en San José, no habían entonces tantos edificios como para no poder contemplar un hecho que se sucedía bastante cerca. Días difíciles de olvidar también. Inolvidable es para nosotros también la madrugada del 23 de enero de 1958 por la actitud que tuvo nuestro papá, por la forma como nos explicó que era la democracia que renacía en aquellas horas. Es uno de los días más entrañables de nuestra vida tanto como el día en que vimos por vez primera a nuestra hija Beatrice Eugenia.
EN VENEZUELA
En cuanto al país hay que recordar que se vivía en aquel 1969 el primer año del primer gobierno del doctor Rafael Caldera, quien había ganado las elecciones el 1 de diciembre de 1968 y fue el primer jefe de un partido de oposición en ganar las elecciones en Venezuela y acceder a la presidencia, antes eso no había sucedido, menos durante el siglo XIX. Eran los días de la Política de Pacificación del gobierno socialcristiano, la guerrilla había concluido. Fue también el año de la Renovación Académica universitaria que nosotros vivimos en la Escuela de Letras de la Central. Eso fue desde el 12 de mayo, día de la lectura del manifiesto de los estudiantes, Cervantes, camarada, tu muerte será vengada. Era aquella una Venezuela plácida y feliz. Caracas una ciudad fascinante si la contemplamos desde hoy: en aquellos días en las madrugadas de los domingos nos despedíamos de nuestros amigos en el Gran Café, generalmente esperábamos hasta que salieran Ultimas noticias, y nos veníamos a pie a esa hora hasta San Bernardino, generalmente junto a algún amigo. ¡Jamás nos pasó nada! ¿Era la época en que éramos felices y no lo sabíamos?, según un lugar común muy de estos días, ¿quién sabe?.
EN LAS LETRAS VENEZOLANAS
Ya hemos señalado que el sábado 5 de abril, a las 2,20 de la madrugada, murió en Caracas, en su casa de Altamira, en donde ahora está el Celarg, el novelista y maestro don Rómulo Gallegos. En brazos del pueblo, todos a pie, lo llevaron desde el Salón Elíptico del Palacio Federal, donde recibió los honores como expresidente de la República, hasta al cementerio General del Sur a la hora de sembrarse “sobre la misma tierra”. Pareció hacerse verdad aquella tarde su cuento “El maestro”(1919). En este relato, escribió con razón Juan Liscano(1915-2001), el mayor estudioso de su obra, “una ciudad escéptica, burlona, frívola, materialista, despertaba de pronto ante la emoción producida por la muerte de un justo y se volcaba en la calle al paso de su entierro…la conmoción por la muerte de un hombre virtuoso, con el despertar del alma colectiva, prefigura…la apoteosis de que fue objeto Rómulo Gallegos, y otorga una significación entrañable a ese homenaje popular mediante el cual se encontraban la mejor emoción de un pueblo y de un venezolano mejor, trascendido al símbolo y a la inteligencia creadora”(Rómulo Gallegos y su tiempo. 2ª.ed. Caracas: Monte Avila Editores, 1969,p.204).
Ya en aquel 1969 nosotros ya habíamos comenzado a dedicarnos al ejercicio de la crítica literaria, las opiniones que siguen proceden de materiales guardados en nuestro archivo y recortes de prensa de aquellos días.
En la novela creemos que lo más significativo fue la publicación de la obra de José Santos Urriola(1927-1996): La hora más oscura, la que revelaba el mundo de la violencia, un libro de intensa significación literaria cuyo protagonista es la ciudad. También destacaríamos el hecho que se estaban comenzando a publicar testimonios de la guerrilla, movimiento que había fracasado y se había llevado la vida de numerosas vidas de jóvenes. Destacaríamos tres libros: subrayaríamos por sus valores literarios, ayer como hoy, el cuaderno de narraciones cortas de Eduardo Gasca(1939): Relatos del camino largo. Y otros dos son desde todo punto de vista menores: Las grietas del tiempo de Domingo Alberto Rangel(1923) y Los siglos semanales de Simón Sáez Mérida, muerto este último en el 2005, memorias noveladas de las vivencias de los dos políticos. Las tres novelas nombradas, el de Gasca es de cuentos, están olvidadas hoy pero dentro del proceso de nuestra novela La hora más oscura, bella novela, tiene todo un valor, fue además el mejor libro de narrativa del año y de su magnífico autor.
Ese año el libro del escándalo fue el novelín La fiesta del embajador de Argenis Rodríguez donde cuestiona la vida estéril de nuestros diplomáticos en Europa. Fue publicado en España(1968) por Camilo José Cela y reimpreso meses después en Caracas por la editorial de Domingo Fuentes.
1969 fue el año de la aparición de la primera edición de País portátil de Adriano González León(1931-2008), el cual había ganado meses antes el consagratorio premio “Biblioteca Breve” de la editorial catalana Seix Barral. El doble paralelo entre la violencia del pasado, de las guerras civiles del siglo XIX, y la guerrilla de los sesenta es su tema central. Es también pieza precisa de la novela que narra la insurgencia armada de aquellos años. Y es unas de las novelas fundamentales de nuestras letras, de ayer y de hoy.
Pero también fue aquel el momento de aparición de uno de los libros más altos de nuestra prosa de ficción de todos los tiempos, una obra angular: El osario de Dios de Alfredo Armas Alfonzo. Creemos, es una opinión personal, que El osario de Dios, es una novela no un libro de cuentos, pese a sus fragmentos brevísimos, dada la unidad de registro de los sucesos que allí leemos, en una de las más bellas prosas escritas en nuestras letras.
En este momento hay que destacar la presencia de una nueva generación, la de 1968, que se había hecho presente el año anterior con Piedra de mar de Francisco Massiani(1944) y en los poemarios Si el verano es dilatado de Luis Alberto Crespo(1941) y Muerto de risa de Enrique Hernández D’Jesús(1947). 1968: fue año del mayo francés, ¡nada menos!. Las visiones juveniles aparecidas en ese momento, sobre todo gracias a Massiani, vinieron precedidas de los libros que aun están en nuestras estanterías por habernos causado impacto: la novela Jezabel(1965) de José Antonio Rial(1912), una historia de juvenil en la cual se pedía que los jóvenes construyéramos un nuevo mundo sin inspirarnos en nada conocido. Y el gran libro espiritualista de Hernando Track(1926-1981): Tiempo de callar(1967). Y bien vale recordar al citar a Piedra de mar que esta ha sido, junto con Boves, el Urogallo(1972) de Francisco Herrera Luque(1927-1991) y El mago de la cara de vidrio de Eduardo Liendo(1941), una de las tres novelas más leídas, más editadas y mas estudiadas por la crítica en el último medio siglo, las tres pasan del millón de ejemplares impresos.
En cuanto al cuento en 1969 se publicaron las narraciones de La bella época de Laura Antillano(1950), su primer libro, otra historia de la adolescencia pero vista con ojos de mujer, fue muy celebrado. Desde La bella época su autora inscribió a Maracaibo en nuestra ficción contemporánea.
En poesía recalcaríamos Los juncos resplandecidos de Alí Lameda(1923-1995), quien estaba preso en Corea por el régimen comunista pese a ser marxista. Para nuestro gusto su mejor poemario, dedicado al “Viet Nam Heroico y mártir”, con lo cual sugerimos otro ámbito de expectación, ya registrado: la protesta universal contra esa contienda. Además destacaríamos Edad obscura de Juan Liscano por su andar a través del laberinto interior, La ciudad instantánea de Luz Machado(1916-1999) que es una de las más significativas recreaciones poéticas de Caracas, y uno de los tres principales libros de su autora(los otros son Canto al Orinoco,1953 y La casa por dentro,1965). Seguiríamos con La elegía en rojo a Guatimocin mi padre alias al globo de Caupolican Ovalles(1935-2001), que es una de las principales elegías de nuestra literatura, hay que colocarla al lado de las lamentaciones de José Antonio Maitín(1804-1874) a la esposa fallecida(Canto fúnebre,1851), de Vicente Gerbasi(1913-1992) al padre amado(Mi padre, el inmigrante,1945) y de Enrique Hernández D’Jesús al abuelo inigualable(Mi abuelo primaveral y sudoroso,1974). La nueva generación literaria la podemos ver también a través Pulso acelerado de Carlos Rocha(1945), un buen nombre de la nueva generación, la que denominamos de 1968, que surgió, como siempre en el año ocho de la década(se dice que en Venezuela eso sucede cada decenio siempre en el octavo año). El mejor poeta de esa hornada fue Hanni Ossott(1946-2002) quien no publicó su primera obra hasta 1974 pero quien ya escribía. A los diez y ocho años, en 1964, había publicado su primer poema, “Sombra de las sombras” en el número de mayo-junio de la influyente revista Lírica hispana, versos sorprendentes en los cuales, para nosotros, está contenida toda su obra. Fue rescatado hace poco por Patricia Guzmán, pueden leerse en sus Obras completas(Caracas: Bid & Co.,2008,p.40). Esa generación, como todas, también tuvo su crítico que creemos es quien escribe estos renglones.
En teatro subrayaríamos: la comedia O.K. de Isaac Chocrón(1930), que fue el suceso teatral del año. Y de la nueva generación Rodolfo Santana(1944) con Nuestro padre Drácula, El sitio, Las camas, representadas ese año: Santana está considerado el cuarto gran dramaturgo de nuestra historia teatral y el más fecundo, el que más obras ha escrito.
En el ámbito del pensamiento político no podemos dejar de registrar la aparición del libro de Teodoro Petkoff(1932): Checoeslovaquia, el socialismo como problema, publicado en la editorial de Domingo Fuentes, libro iniciador, como se ha reconocido hoy, del debate universal en torno al socialismo autoritario, en busca de un socialismo con rostro humano. Tiene aun vigencia: El libro de Petkoff fue criticado públicamente y anatematizado como una herejía dentro del comunismo por el propio presidente de la URSS Leonid Brezhnev(1906-1982). A los pocos meses le siguieron, sobre los mismos asuntos, los tomos de Manuel Caballero(1931): El desarrollo desigual del socialismo y otros ensayos polémicos y Sobre el socialismo y los intelectuales de Ludovico Silva(1937-1988), por los tres tiene sentido la observación del mexicano Enrique Krauze en decir que la gran polémica sobre el socialismo contemporáneo se inició en Venezuela(El poder y el delirio. Caracas: Alfa,2008,p.319). Y por pensadores venezolanos.
Hoy ante el libro de Petkoff es de rigor y justicia corregir la injusta mención(El socialismo irreal. Caracas: Alfa,2007,p.125) que se hace allí al poeta ruso Joseph Brosky(1940-1996), disidente soviético entonces y premio Nóbel de Literatura pocos años más tarde(1987), él es una figura demasiado alta para sufrir lo denuestos que le endilga allí Petkoff, sin duda mal informado cuando redactó su lúcido libro sobre este punto. Checoeslovaquia, el socialismo como problema ahora incorporado a su volumen El socialismo irreal.
Llamar ahora, como lo hace Teodoro Petkoff, al socialismo “irreal” tiene sentido porque este cayó por su propio peso, en un movimiento que se espigó, incluso desde la insurrección Húngara de 1956, y evidentemente desde la Primavera de Praga(1968), las huelgas de Polonia(1980), el anuncio de la “perestroika”(1985) de Mijail Gorbachov(1931), las presiones del papa Juan Pablo II(1920-2005), jefe desde 1978 de la Iglesia del Silencio, y del presidente norteamericano Ronald Regan(1911-2004) y de la caída del Muro del Berlin(1989). Y todo ello primero por su incapacidad del socialismo para asumir y encauzar por buen sendero todo lo que la economía significa para la vida de los pueblos, los comunistas lograron quebrar las economías de los países en donde actuaron y en segundo lugar, que es el primero, porque los pueblos, los hombres y las mujeres no saben, o no pueden, vivir sin libertad. Los gobiernos comunistas pidieron a las naciones que le estregaran su libertad a cambio de bienestar: pero los pueblos no recibieron ni lo uno ni lo otro, como indica con su acostumbrada agudeza Germán Carrera Damas(El asedio inútil. Caracas: Libros Marcados, 2009,p.116). En América Latina lo ha hecho el régimen cubano con los terribles resultados conocidos, palpados por quienes hemos estado de visita en esa isla.
Hoy la gran lección del fracaso económico de los países comunistas puede ser bien estudiado a través del caso chino, muy bien documentado ahora por Ted Fishman en su libro China S.A.(Caracas: Mondadori/Debate,2006. 460 p.). ¿Triunfó el capitalismo sobre el socialismo? Sin duda: pero sin hacer nada porque el capitalismo, es una reflexión que se nos ha presentado clara en tiempos recientes, no es sólo un sistema económico sino un sistema de vida, de existencia en libertad, por lo tanto debe haber siempre propiedad privada, hace poco también restaurada en China(marzo 16,2007), con lo cual ese país dejó de ser comunista, ahora es un país capitalista de economía de mercado, aun con un cierto barniz marxista, entre otras cosas por esa decisión.
Y nadie que no pueda progresar en los diversos sentidos de su vida no puede sentirse feliz, buscará otras trochas, como las encontradas por los hoy célebres diez y ocho campesinos chinos de Changxin quienes para salir de la pobreza y la hambruna debieron pasar por encima de las leyes y crear así un modo de vida satisfactorio. Eso también hicieron allá los agricultores de la provincia de Zhejiang pioneros de la industrialización allá. Porque incluso cuando los ordenamientos jurídicos atentan contra las personas no deben ser seguidos por las naciones. Lo hecho por aquellos diez y ocho agricultores fue de tal magnitud que al enterarse de lo que hacían el sagaz Deng Xioping(1904-1997), quien llevó a su país a lo que es hoy, desde las reformas que empujó desde 1978, los apoyó abiertamente pese a saber que estaban actuado de forma ilegal. Aquel mandatario renovador se dio cuenta del sentido de lo que hacían aquellos pisatarios, lo eran porque hasta la tierra que cultivaban era del Estado. Tal lo hecho por un hombre moderado como lo fue Deng Xioping, nunca fue un radical, sino una persona reflexiva que junto con sus equipos de trabajo buscó un nuevo tiempo para su país. Lección grande esa la que un hombre sereno y progresista, en el mejor sentido de la palabra, logró hacer pensado cada uno de los pasos que siguió. Fue de alguna manera Deng Xioping el libertador de su país, lo liberó de la esclavitud del comunismo, lo salvó de los numerosos errores cometidos por el régimen de Mao Tse-Tung(1893-1976). Fíjese, para cerrar, hasta donde nos pueden conducir las reflexiones que, al calor de los sucesos de 1968 en Checoslovaquia, tejió Teodoro Petkoff en su hondo libro tan vivo ayer como en estos momentos.
roberto.loveradesola@gmail.com
40 años de la Renovación en Letras (UCV: 12 de mayo de 1969)
El 12 de mayo de 2009 se cumplen cuarenta años de hecho singularísimo de la historia literaria venezolana del siglo XX: el inicio del proceso de Renovación de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela del cual emergió una nueva visión para los estudios literarios que tuvo su impronta en la enseñanza de la literatura y en la escritura de nuestras letras. Como éramos estudiantes de aquella Escuela y participamos en aquel movimiento lo tratamos de forma de memoria autobiográfica.
Cuando nosotros llegamos a la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, para cursar el primer año de estudios, en octubre de 1968 nos encontramos dos hechos decisivos al menos.
Uno de ellos impulsaría el proceso de Renovación que se inició siete meses después, precisamente el 12 de mayo de 1969.
LOS VENCIDOS
Pero el primer y muy doloroso hecho que hallamos fue el encuentro que tuvimos con los ex guerrilleros quienes habían bajado de la montaña y habían vuelto a estudiar. Muchos estaban físicamente enfermos, otros necesitaban urgente atención psiquiátrica. Pero la esencia de lo que escuchamos, nosotros no veníamos del radicalismo sino de la vida establecida en Venezuela por la democracia. En nuestro caso, veníamos del socialcristianismo y habíamos participado en la fundación de la Izquierda Cristiana, brazo escindido de COPEI, escrito en su vocero Venezuela urgente y habíamos sido el primer humanista cristiano en escribir en una revista marxista, Cambio, gracias a Manuel Caballero (1931). Pero no habíamos pensado insurgir de la forma como ya lo habían hecho nuestros compañeros, de tal tentación nos había salvado el estudio de la historia de Venezuela. Pero aquellos ex-guerrilleros eran casi todos veinteañeros como nosotros. Claro que como jóvenes rebeldes que éramos todos, hijos de los creadores años sesenta, mirábamos con buenos ojos a los muchachos guerrilleros por su insumisión. No sabemos si ellos habían comprendido ya, quizá nosotros tampoco lo habíamos podido ver aún así, el resquebrajamiento de los ideales éticos de la democracia, que si percibió bien uno de aquellos guerrilleros, Argenis Rodríguez (1935-2000), ya en su primera novela El tumulto (México: Casa Ramírez Editores, 1961. 96 p.). Argenis Rodríguez había escrito también cuatro años antes el primer libro sobre la experiencia guerrillera concebido por un protagonista, sus relatos de Entre las breñas. También aquel mismo 1964 Luis Britto García (1940) había desarrollado su elogio de los guerrilleros, sin participar en las acciones de la montaña, en el volumen, también de narraciones cortas Los fugitivos y otros cuentos (Caracas: Pensamiento Vivo Editores, 1964. 192 p.). Pero lo más grave que nos pasó fue nuestro encuentro con aquellos muchachos, no había allí muchachas guerrilleras, al menos en la Escuela de Letras. Pero lo esencial de las confidencias que escuchamos fue este: habían creído que la sociedad venezolana se podía cambiar mediante la violencia armada, por ello habían subido al monte, pero en ningún momento los dirigentes que los impulsaron a la acción los habían respaldado con su presencia en las zonas guerrilleras y con el testimonio de entrega de sus vidas a aquella causa. No les dieron ejemplo al estar al lado de ellos, primero los utilizaron, luego los dejaron solos y más tarde los abandonaron. Eso fue lo primero que se abrió ante nuestros ojos al llegar a la Escuela de Letras y escuchar a nuestros compañeros los guerrilleros. Esa percepción la ampliaríamos en los años por venir, precisamente gracias al testimonio de las mujeres, de Ángela Zago primero cuatro años más tarde en Aquí no ha pasado nada. (Caracas: Síntesis Dos mil, 1972. 205 p.) y ocho años más tarde a través de Los farsantes. (Caracas: Domingo Fuentes, 1976.362 p.) de Clara Posani. Pronto nos llegó en 1975 el libro histórico Guerrilla y política, curso de su acción en Venezuela,1962-1967. (Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1975. 213 p.) del italiano Luigi Vasalsalice, seudónimo de un funcionario italiano de los organismos internacionales. Esta obra fue publicada, años más tarde aquí bajo el mote La guerrilla castrista en Venezuela (Caracas: Ediciones Centauro, 1979).
Cuando fueron publicados Los farsantes uno de los lideres del movimiento armado, uno de aquellos que lanzaron a una generación joven y llena de ideales a la lucha armada, comentó airado al leerlo “hasta cuándo nos van a pasar factura”. Y eso que en la cuenta estaban registradas todas las vidas de jóvenes perdidas en aquella lucha sin sentido, que no llevó a nada. Y además los desasosiegos anímicos sin par de los que pudieron volver a la ciudad, aquellas vidas rotas de los que sentaban en los mismos pupitres que nosotros.
LAS DOS ESCUELAS
Lo segundo evidente era que había en aquel momento en la Escuela de Letras la existencia de dos escuelas, aunque para los profesores, algunos muy buenos, ello no fuera evidente. La primera Escuela de Letras era la institucional. Era buena pero sólo miraba hacia el pasado literario, había olvidado que “estudia mal quien no estudia el porvenir” según el sabio consejo de don Cecillio Acosta (1818-1881) en sus “Cosas sabidas y cosas por saber” (Obras completas. Caracas: La Casa de Bello,1982, t. II, p.672). Esa escuela estaba dominada por el pensamiento marxista, no ofrecía otra cosmovisión y a los estudiantes de hecho nos estaba prohibido pensar por nosotros mismos, lo cual era una de las grandes máximas del pensamiento de Andrés Bello (1781-1865), siempre rector en América Latina, de hecho se puede deducir de su fundamental Discurso de instalación de la Universidad de Chile. (Santiago: Imprenta del Estado, 1843. 38 p.) que es la página esencial de su ideario. Está incluso en un fundamental artículo de Alberto Adriani (1898-1936), sin duda de 1936 por su contenido: “La vieja plaga y nosotros” (Labor venezolanista. Mérida: Universidad de Los Andes, ed.1962, p.251-255).
Era tal la prohibición que una vez hicimos en la clase de literatura venezolana una intervención, muy respetuosa para con el profesor, exponiendo una opinión que nos habíamos formado tras la lectura de la novela María (Bogotá: Imprenta Gaitán,1867) de Jorge Isaacs (1837-1895), que era la lectura que había que hacer para aquel día. El profesor se molestó mucho con nosotros, tanto que nos dijo, lo que era un grave dogmatismo, “No se olvide Bachiller que está prohibido discrepar de la opinión de la cátedra”. Esa era la situación. Esa era la Escuela en la que estábamos en un momento de insurrección mundial de los estudiantes contra las formas caducas de enseñanza, momento en que se pedían nuevos modos de análisis, de lo literario aquí y acullá.
Pero paralelamente a la vieja Escuela que no nos dejaba pensar por nosotros mismos a los jóvenes, estaba la otra Escuela fue funcionaba en los pasillos, en los cuales, durante los recreos, los estudiantes hablábamos acaloradamente de la literatura viva que leíamos. Era el gran momento de difusión de los grandes libros del “boom” latinoamericano, hacía meses que había aparecido Cien años de soledad (Buenos Aires: Sudamericana,1967. 351 p.) de Gabriel García Márquez (1927) y allí, al margen de los profesores actuantes, nosotros discutíamos lo que encontrábamos en el decir de Jorge Luis Borges (1899-1986) y en lo que hallábamos en las novelas de Carlos Fuentes (1928), de Mario Vargas Llosa (1936), de Julio Cortázar (1914-1984), hacía apenas un lustro en que se había publicado Rayuela (Buenos Aires: Sudamericana,1963. 635 p.). Recordamos también con la pasión que el poeta Ángel Eduardo Acevedo (1937), también estudiante, nos comentaba en esos días las obras del italiano Cesare Pavese (1908-1950). Y a Hanni Ossott (1946-2002), nuestra amiga desde la adolescencia, quien nos mostraba sus primeros poemas, con los cuales formó su primer poemario. Puesto todo así como lo mostramos era obvio que ya la necesidad de una gran protesta y de un movimiento renovador estaba a las puertas. Y así sucedió. Se acabaron así, desde el “Semestre Negro” las dos escuelas y todo el presente entró. Había que renovar los estudios literarios, la creación literaria, el escritor de poesía y narrativa, teatro, ensayo y buena crítica literaria, debían entrar en la Escuela de Letras. Era necesario crear las áreas creativas, talleres literarios, la llamada “Área mágica”, que se pudieran formar los que eran escritores entre nosotros, que las grandes figuras de nuestra literatura tuvieran acceso a la Escuela de Letras, que no se invitara a un profesor, como lo había hecho la vieja Escuela de Letras, con el crítico uruguayo Ángel Rama (1926-1983) porque era un hombre de izquierda, ligado al terrorismo de Los Tupamaros en su país. Tampoco podía continuar la prédica a favor del realismo socialista porque la literatura universal y ya la latinoamericana y venezolana iban ya por otros senderos. Esa no podía seguir siendo la única razón para una invitación. La razón debería ser la solvencia intelectual, lo que podía comunicar a los estudiantes, los senderos que les podría abrir. Y claro su gran preparación. Esa debía ser la única razón. Y así fue. Y la gran consecuencia del Movimiento de Renovación fue ese: elevar la literatura, estudiarla mejor, abrir un nuevo sendero para los estudios literarios. Pero claro, como en París, ardió Troya. Pero el mensaje y el contenido permanece vivo.
LA RENOVACION
Uno de los primeros planteamientos en los inicios del Movimiento de Renovación universitaria, en la Universidad Central de Venezuela, el año 1969, fue la aparición del libro de Rudolf Heinz Sontag y Héctor Silva Michelena (1931): Proposición para un revolución universitaria. (Caracas: Unidad Rebelde, 1969) que está también en el libro de ambos: Universidad, dependencia y revolución. (México: Siglo XXI Editores, 1970).
Y a las pocas semanas debemos anotar el inicio del movimiento de Renovación de la Escuela de Letras de esa misma universidad hecha a partir de su célebre Manifiesto redactado por los estudiantes de cuarto año, entonces el año final de la carrera. El Manifiesto trajo consigo la constitución, como en Paris, del Poder Estudiantil, la realización del llamado “Semestre Negro” que motorizaron los estudiantes y los profesores que los apoyaban, los no “cuestionados”, pese a que alguno de ellos llegó a reconocer en privado, pese a las críticas que se le hacían en el Manifiesto, que los estudiantes pensaban y hablaban mucho mejor que los profesores expulsados por los redactores del Manifiesto y por el Poder Estudiantil. Fueron entonces llamados a la Escuela de Letras para que actuaran como docentes el novelista Adriano González León (1931-2008), el poeta Caupolicán Ovalles (1935-2001), el dramaturgo José Ignacio Cabrujas (1937-1995) y humorista Aquiles Nazoa (1922-1976), los dos últimos no eran profesores titulares eran sólo escritores, una categoría excluida de la Escuela de Letras a la que se opusieron siempre los estudiantes y por ello los llamaron.
El proceso prosiguió como lo describiremos más abajo hasta el allanamiento de la universidad por el gobierno (octubre 25,1969). Se dijo que aquello fue hecho para sacar al rector Jesús María Bianco (1917-1976) pero es evidente que se hizo para frenar el indetenible y libertario movimiento estudiantil.
LOS LIBROS DE LA RENOVACION
Hay por fin una observación más que hay que hacer. Cuando Orlando Araujo dice que su libro Narrativa venezolana contemporánea (Caracas: Editorial Tiempo Nuevo, 1972. 355 p.) es irreverente, es espontáneo, que utilizará formas prohibidas de acercamiento a nuestra literatura, que será sincero siempre, Araujo nos está diciendo sigilosamente el gran secreto de este libro que no es otro que fue uno de los grandes productos surgidos durante el “Proceso de renovación de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela” (mayo 12,1969) el cual brotó aquel año del manifiesto Cervantes, camarada, tu muerte será vengada. Este documento hasta ahora, pese a su significación dentro de nuestros estudios literarios y dentro de nuestra vida universitaria, sólo ha sido publicado fragmentariamente en un libro de Roberto Hernández Montoya, uno de sus gestores, prologado por Araujo (La enseñanza de la literatura y otras historias. Caracas: Universidad Central de Venezuela,1975, p.91-109) y en una antología de Juan Carlos Santaella (Manifiestos literarios venezolanos. Caracas: Monte Ávila Editores, 1992, p.87-99). Fue en ese momento en el cual los estudiantes en el poder dentro de la “Escuela de Letras” llamaron a ella y le otorgaron una cátedra a Orlando Araujo, quien si bien era profesor de la universidad por ser también Economista era también uno de nuestros principales críticos literarios y destacado filólogo muy bien formado pero nunca había podido lograr ser profesor de la “Escuela de Letras” porque la mediocridad imperante temía y tenía miedo de su talento. Pero vino en aquellos días, dictó sus cursos y de allí, del ímpetu de aquella hora, del empuje de aquellas semanas, de lo sentido y vivido, de la necesidad de cambio en la forma de los estudios literarios que los estudiantes proclamamos surgió Narrativa venezolana contemporánea, su visión, el rescate de la crítica literaria para llegar a todos, el ideal de estudiar la literatura del presente. A la gente de “Letras” en aquel 1969 si nos importaba la Guerra de Troya, en ellos nos diferenciábamos de los estudiantes insurgentes del momento en Francia, donde había sucedido la “Revolución de Mayo” en la primavera anterior y de muchos de los jóvenes que se formaban en las universidades norteamericanas. A nosotros nos interesaba el pasado y la tradición pero deseábamos verla con otros ojos, más críticos, hacer verdad “que la crítica se convirtiese en el ‘arte de no ser gobernado y pagar un precio’” que se lee en la novela del mexicano Jorge Volpi sobre los acontecimientos de 1968 en París (El fin de la locura. Barcelona: Seix Barral, 2003, p.352) por ello no entrábamos dentro del enjuiciamiento a aquellos estudiantes hecho por el maestro Arturo Uslar Pietri (¿Qué nos importa la Guerra de Troya?, Fantasmas de dos mundos. Barcelona: Seix Barral, 1979, p.31-41) pero también, muy imperiosamente, nos interesaban las letras del presente y sobre todo en aquella hora los libros que estaban cambiando el rumbo de la literatura latinoamericana, los que muchachos y muchachas de aquella hora, como ya lo hemos apuntado, leíamos ávidamente pero los cuales no se estudiaban en la “Escuela de Letras”. Y el magisterio de Araujo, no sólo él, ayudó mucho al logro de este ideal. Y como su ímpetu pudimos escuchar a otros seres admirados pero nunca admitidos en la “Escuela de Letras”: José Ignacio Cabrujas fue invitado a dictar una cátedra sobre el teatro venezolano que resultó inolvidable, entre otras cosas por su saber y por las bellas modulaciones de su voz de gran actor. Otro tanto lo constituyó el curso sobre el humorismo venezolano que dictó, con toda su gracia, señorío y mucha cultura, el gran Aquiles Nazoa. También la visita de los estudiantes a la tumba del poeta José Antonio Ramos Sucre (1890-1930) en Cumaná, a quien ya considerábamos el primer poeta del país así hubiera escrito toda su obra en prosa, fue otro evento largamente celebrado. En la vieja “Escuela de Letras” que murió en 1969 no se consideraba a Ramos Sucre poeta porque no escribía en versos, por ello estaba casi proscrito pese a la forma como lo admiraba un joven profesor de la “Escuela de Letras” y también notable poeta, Rafael Cadenas (1930), a quien Ramos Sucre mucho le había influido. Y por ello Ramos Sucre, a quien los estudiantes reivindicaron, durante mucho tiempo fue excluido de las antologías que se publicaban en el país, excepción hecha de las Lecturas venezolanas (Caracas: Editorial Sur América, 1926. 318 p.) de Mario Briceño Iragorry en donde se lee “Geórgica” y de las Lecturas para jóvenes venezolanos (Caracas: Edime, ¿1954?, p.229-230) del maestro Uslar donde están dos poemas suyos: “El retórico” y “El mandarín”. Se llegó a pedir que se compilara una antología especial de la prosa poética para incluirlo (¡Que él no había escrito nunca prosa poética, lo suyo era el poema en prosa que es otro modo de expresión, distinto¡). Hubo quien llegó a la máxima incomprensión del gran y torturado vate al decir el crítico padre Pedro Pablo Barnola (1908-1986) que la mejor prueba de que era un poeta era que sus poemas en prosa se podían escribir en columnas y tenían sentido, se podía ver que era un poeta (Poesía sucrense. Caracas: Editorial Arte,1970,p.22). Escribir poemas en prosa, hay que decirlo hoy otra vez fue la máxima aspiración del romanticismo porque en ellos se fundía prosa y verso, Octavio Paz así lo indica en Los hijos del limo (ed.1974, p.98).
Y, claro, la libertad sexual, vivísima entre nosotros en aquellos días de la “Renovación”, fue hondamente festejada. Aquello fue todo un acto renovador. Fue por ello que el viaje a Cumaná se convirtió en un gran happening orgiástico.
Y a todo ello contribuyó Orlando Araujo con su Narrativa venezolana contemporánea. Y esto también llenó su Contrapunteo de la vida y la muerte. (Caracas: En la raya, 1974. 117 p.), su análisis visceral de la poesía de Alberto Arvelo Torrealba (1905-1971), el autor de las maravillosas Cantas (Caracas: Editorial Elite, 1932. 123 p.). Y, consecuencia de ello, fue que muy rápidamente dos estudiantes creadores de la Escuela publicaron sus poemarios: David Gutiérrez Caro (1946) con Los pájaros fornican en la catedral (Valencia: Universidad de Carabobo, 1971. 54 p.) y Hanni Ossott con sus Espacios para decir lo mismo (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1974. 132 p.). Con el tiempo Hanni Ossott escribiría uno de los grandes poemas de nuestra literatura “Del país de la pena” (en El reino donde la noche se abre. Caracas: andarla, 1987, p. 45-59) y esa nación del verso suyo es Venezuela, esos tristes, esos apesadumbrados, somos los venezolanos.
Mayo 1, 2009
Martes, 23.02.2010, 12:50am (GMT)
Roberto Lovera De-Sola
ND
La ola democrática
No sabemos si se ha reparado lo suficiente que la ola democrática que sacude a varios países del norte de África, de la llamada Asia Menor, de la península Arábica, con repercusiones hasta en Irán, es una de las consecuencias de la caída del Muro de Berlín(Noviembre 10,1989), por ello su expansión será muy grande. Todo indica que podría llegar a ser algo más que la sola expresión de la corriente islamista, de la llamada Yihad. Hay que reiterarlo siempre: la Caída del Muro de Berlín es uno de los grandes días de la humanidad, de reconquista de la libertad. Y sus consecuencias siguen.
Se trata de lo siguiente: la Caída del Muro de Berlín fue el final de todo un proceso iniciado tiempo atrás, al menos desde la sublevación húngara de 1956, con la primavera de Praga de 1968, curiosamente era Checoeslovaquia el único país socialista que ya entonces tenía un pleno desarrollo capitalista. Le siguió el gran movimiento de las huelgas en Polonia el año 1980, el anuncio de la Perestroika en 1985, el gran año 1989: las elecciones de Polonia ganadas por la oposición, la apertura de las fronteras en Hungría y el comienzo de los hechos finales: erosión del sistema político de Alemania del Este, caída del Muro de Berlin, la Revolución de Terciopelo en Praga, los sucesos de Rumania, cuyo momento central fue la pena de muerte aplicada al presidente de aquella nación a su esposa y cómplice. Y luego los hechos de Bulgaria y Yugoslavia. Todo ello cerrado con la reunificación de Alemania en 1990 y con la desaparición de la URSS en 1991. Días estelares todos del vivir contemporáneo.
Así la Caída del Muro de Berlín, vista ahora veinte y dos años más tarde, no constituyó solamente el fin de los regimenes socialistas autoritarios en Europa. Constituyó también, es lo que podemos ver en estos días desde la caída del gobierno de Tunez(Enero 14,2011) y Egipto(Febrero 11,2011), como la amplia la expansión del sentimiento más arraigado en los seres humanos: la reconquista de la libertad y la expansión universal de la democracia. Hay quien dijo, y se comprueba hoy, que las personas no pueden vivir sin libertad.
Podría ser visto lo que sucede ante nuestros ojos, una vez podemos observar el sucederse de los hechos, siendo ya la caída del gobierno de Libia inminente, Mahumar Gadafi está aislado en Trípoli.
Es todo un gran cambio, no decimos revolución porque la palabra ha desaparecido del vocabulario político, sobre todo desde 1989, tal como lo indicó Uslar Pietri. Pero es rotundo el cambio observamos: en este momento son evidentes las señales verdaderas de una inmensa alteración política, tal como la estudió, con su mano maestra de siempre, Hanna Arendt(1906-1975) en uno de sus libros (Sobre la revolución. Madrid: Alianza Editorial,2009. 398 p.) al señalar que grandes cataclismos se producen cuando una elite las empuja, no son el resultado de una sedición, cuando ya la autoridad de quien ejerce el poder está socavada al igual que la lealtad de las Fuerzas Armadas a las autoridades civiles, estando el régimen en plena de desintegración, lográndose la toma del poder con bastante facilidad(p.153 y 155). En buena parte esto lo hemos visto, el derrumbe ha sido fácil en Túnez y en Egipto, aunque aquel era un régimen militarista como el de Libia. En Libia, además, el suceder, pese a los cientos de víctimas inocentes, llevará al mismo fin, de hecho el dictador está encerrado en Tripoli, comete cada día un amplio genocidio al bombardear a los civiles manifestantes, quienes piden sus caída, multitud desarmada, con la aviación. Ha provocado así una guerra civil que terminará arrasándolo.
A lo observado por la gran pensadora Hanna Arendt en su libro de 1962, hay ahora que añadir hechos que ella no pudo observar porque no se habían hecho presentes, mientras redactaba su obra en 1961 solo la Revolución Cubana acababa de llegar al poder y pervivían el régimen comunista en la URSS, en sus países satélites y en China. Fue aquella la época en que los regimenes marxistas gobernaban prácticamente en la mitad de la tierra. Pero todo daría pronto un viraje, cosa que la propia Arendt pudo observar a poco de haber publicado su clarificador estudio: primero en los sucesos de 1968, esenciales en nuestro tiempo, tanto en la rebelión libertaria de París como en los sucesos de Praga aquella misma primavera, búsqueda de un rostro humano para el socialismo en Chocoleslovaquia, ambas en 1968. Pronto se inició la polémica internacional del socialismo, empujada mundialmente desde Caracas por tres pensadores nuestros: Teodoro Petkoff(1932), Manuel Caballero(1931-2010) y Ludovico Silva(1937-1988).
Pero ahora, en este 2011, otros hechos han aparecido, sucesos de estas horas. Desde luego no se puede dejar de lado el significado de los sucesos del 2001, caída de las Torres Gemelas y pervivencia del terrorismo islámico y los errores de la política exterior norteamericana en Asia, tanto en Afganistán como en Irak.
Pero en medio de eso prosiguió el vasto proceso mediante el cual lo seres humanos buscan senderos plenos de libertad y democracia. La democracia tiene grandes polos hoy en día, en los Estados Unidos, en la Comunidad Europea, en Japón, India y países asiáticos. Pronto China deberá incorporarse a este proceso, ya pedido en manifestaciones de estas semanas en Pekín.
Pero en el norte de África la presencia de las redes sociales ha sido esencial. Es una novedad de estos días, producto de la revolución cibernética. La caída de Murabak en El Cairo, tuvo como catalizador la presencia en todo momento de Internet, Facebook y Twitter. Una nueva conciencia, sobre todo entre la gente joven de esas naciones, se vio aparecer con toda vivacidad. Lo que se busca es otro modo de vivir, un nuevo sistema político verdaderamente democrático, de respeto de los derechos humanos, con alternancia periódica de los gobiernos: el régimen egipcio con cincuenta y nueve años en el poder y con la sola presencia de tres autócratas, Nasser, Sadat y Mubarak, no podía continuar. Gobiernos sin alternancia no deben existir. Al régimen libio con cuarenta y dos años en el gobierno, modo autocrático de gobernar, debe concluir.
Y si bien el mundo ha sentido temor por el islamismo también son evidentes también otras señales. En los días, semanas y meses por venir iremos viendo el decurso que estos hechos tomarán, hechos hondamente democráticos, de reconquista de la libertad. Los sucesos de Yemen y Barein permiten ya otra mirada, todavía tenue a lo que ha de venir, su derrotero no es claro aun. Y la posibilidad, ojala cercana, del fin de la Revolución Islámica en Irán podría esperarse, aquella nación están cansada de autoritarismo, quiere otros modos de dirección para el país, fin del régimen teocrático, un lugar nuevo para la mujer. Ahora quien gobierna allá pudo continuar en el poder a través de un fraude electoral, bien aconsejado sin duda por su amigo de Caracas, maestro en tal sistema y en todo tipo de corruptelas.
Para nada pretendemos ser profetas con estas observaciones. Sólo tratamos de analizar y comprender los hechos, basados sobre todo en el estudio constante del mundo musulmán, en cuya necesidad hemos insistido desde los ataques a Nueva York en el otoño del 2001. Los más llamados a comprender estos hechos son nuestros políticos, todos tan poco preparados, poco lectores, lo que le impide comprender el sucederse del mundo internacional tan complejo como lo es el actual.
El espíritu estalinista
Publicado el 01/Abril/2008 | 00:00
La década de los sesenta y sobre todo el año 1968 del pasado siglo son recordados como una época de insurgencias donde se cuestionó, efímera o profundamente esa es otra cuestión, al orden establecido. Lo que se deja de lado es que fue también una época de crueles represiones y desilusiones que dejaron sentado para las jóvenes generaciones que se creían protagonistas del cambio que el poder es represivo y se ejerce más allá de los principios que defiende o dice defender. Uno de los casos, el más cercano a nosotros, fue la matanza ocurrida en México, en Tlatelolco, en que estudiantes universitarios fueron asesinados por órdenes de un Gobierno heredero de la Revolución Mexicana. El otro, la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia, léase de la Unión Soviética y de sus países satélites, a Checoeslovaquia que vivía unos meses de una nueva experiencia, la democracia, que fue bautizada como la Primavera de Praga.
La Primavera de Praga no fue una revuelta nacionalista. Fue el intento de hacer de la democracia la piedra angular del socialismo como señala Teodoro Petkoff en uno de sus libros. Porque democracia nunca existió en el modelo político y económico asumido por la Unión Soviética, y trasladado sin más a los países que fueron liberados y ocupados por sus tropas durante la II Guerra Mundial.
Las exigencias de la Realpolitik condenaron desde el inicio cualquier tipo de consulta democrática satanizándola como expresión pequeño-burguesa, fruto de un individualismo incompatible con sociedades y movimientos definidos por la equidad social y lo que pomposamente se llamaba el futuro de la humanidad. Los ciudadanos de estos países debían someterse a un proceso de desintoxicación que no era sino la purgación de veleidades políticas burguesas: la crítica, la disidencia, la libertad en una palabra. En el caso checo se buscaba un nuevo modelo de socialismo democrático y sin dictadura. Sus dirigentes, que fueron destrozados, literal o psicológicamente, por los tanques del Pacto de Varsovia no querían eliminar el socialismo. Solamente legitimarlo por la democracia. Y el respeto precisamente a la crítica, tan invocada por los pensadores de izquierda. Un modelo alternativo al de la URSS, donde el autismo de los dirigentes que solo se oyen a sí mismos y a sus áulicos quedase roto por la participación de todos los ciudadanos.
Fue demasiado para la dirigencia brezhneviana que comandaba la URSS y que pese a la autocrítica del año 1956 seguía siendo profundamente estaliniana. El fantasma del dictador que dio realismo al sueño de libertad que se supone perseguía la Unión Soviética, liquidando a críticos, encerrando como débiles mentales a intelectuales disidentes, confinando en campos de concentración a opositores y exigiendo la proclamación de una sola verdad oficial, estaba presente. Y no terminó con la disolución de la URSS. Sigue ahí donde se identifica peligro con libertad de expresión, se sataniza a la crítica en nombre de una verdad, y se dicta lo que hay que pensar y hasta leer.
Hora GMT: 01/Abril/2008 - 05:00 Fuente: Diario HOY Ciudad Quito Autor: Por Joaquín Hernández Alvarado
Aquel 28 de agosto de 1968
DE “LA PRIMAVERA DE PRAGA”, DEL SOCIALISMO COMO PROBLEMA, A LA PERSONA NON GRATA DE JORGE EDWARDS
1.-
Muchos fueron los eventos que se desprendieron de aquel ya lejano 21 de agosto de 1968. Muchos fueron los acontecimientos que cimbraron el mundo y lo colocaron en una suerte de balanza, en una especie de cálculo vital en procura de un equilibrio que tardaría unos años más para despejar el camino hacia las libertades públicas e individuales, secuestradas por el “socialismo real” impuesto por Stalin y sus perros rabiosos instalados en el Pacto de Varsovia.
Todos estos hechos del 68 incidieron en nuestros golpeados pueblos de América Latina, hundidos en dictaduras, unos, y otros en la línea de flotación de frágiles procesos democráticos, los cuales se fundieron con la molestia provocada por las tropas rusas cuando penetraron en la hermosa ciudad de Praga, envuelta en la “Primavera” creada por el primer ministro Dubček y celebrada por todo el mundo civilizado.
Venezuela no fue la excepción. Ese año -y el que le siguió- destacaron en una efemérides que recuerda el nacimiento del libro Checoslovaquia. El socialismo como problema, editado por el sello “Domingo Fuentes” en una Caracas aún respirable, con aires campechanos y muchos de los techos rojos que la hacían la Sultana del Ávila.
En efecto, el libro de Teodoro Petkoff iluminó el campo minado de la política venezolana, toda vez que se encargó de vitalizar la discusión en el campo de la izquierda nacional. Petkoff, militante del Partido Comunista de Venezuela, abrió las espitas para que se hablara de un “socialismo con rostro humano”. De esa experiencia, de ese ensayo nació posteriormente la organización bautizada con el nombre de Movimiento al Socialismo. Pero antes sucedieron muchas cosas que aún resuenan en nuestros oídos.
2.-
200 mil soldados y 5 mil tanques del Pacto de Varsovia invaden el país. La emoción provocada por los cambios que Alexander Dubček había impulsado desde el 5 de enero de 1968 quedó grabada en las mentes de los jóvenes que voceaban las consignas contra la represión. En ese marco nace Checoslovaquia. El socialismo como problema, del economista y militante comunista para la época, Teodoro Petkoff, quien abrió una discusión cuyo punto de origen estuvo en esa remota ciudad europea, agredida por los partidos comunistas, con la excepción del de Rumania. La buscada independencia de los checos y eslovacos fue duramente golpeada por los líderes soviéticos, quienes –sin querer- anunciaron que la Guerra Fría también podía ser arrasada por las fuerzas antes apagadas por la propaganda oficial. Se anunciaba, entonces, un “Socialismo con rostro humano”, fondo también del libro de Petkoff, quien dividió las opiniones de la izquierda venezolana y partió por la mitad la poca argumentación de un PCV desleído. Así, nace el MAS y una nueva manera de ver el mundo.
En el prólogo para la edición de Monte Ávila Editores de 1991, Petkoff afirmó: “Personas de distintas franjas del espectro político nacional, buena parte contemporáneos del autor, pero también muchos jóvenes curiosos, aprovechan cada episodio de los que vertiginosamente se producen en el mundo comunista, para recordar la que alguno de ellos denominara “esa notable anticipación”, y para inquirir por la posibilidad de una reedición”.
Esa notable anticipación es lo que hace relevante el libro del político y pensador venezolano. Precisamente porque rompe el claustro de aquella izquierda anquilosada, vieja, anacrónica, repetitiva, aduladora y convencida de que en Moscú estaba el paraíso, como actualmente otros creen que se halla en Cuba.
Venezuela fue un verdadero revuelo de ideas. Petkoff se llevó parte de la juventud mejor dotada. Crea una organización y favorece la discusión para la invención de una izquierda democrática, sí, “con rostro humano”. Es decir, “la idea de un proyecto socialista alternativo al burocrático policial y totalitario que desde la URSS se había extendido a todo el llamado “campo socialista” –que luego comenzó a ser denominado “socialismo real” y que para el ciudadano común era, simple y llanamente, “el comunismo”.
No en vano el autor de Checoslovaquia. El socialismo como problema (*) llegó a decir que “la tragedia checoslovaca constituye un hito miliar en la larga historia de la teoría y la práctica del socialismo y del cambio revolucionario”.
3.-
Mientras tanto, Cuba insistía en la locura soviética. Pocos años antes, la crisis de los misiles la había convertido en protagonista de la misma estupidez llevada adelante por el Comité Central del PCUS. Nada, la isla de Fidel Castro estaba sometida a los designios de los dinosaurios de Moscú, razón por la cual –atendiendo a los rigores de la Guerra Fría- intentaba extender por Sur América y parte de África una experiencia a todas luces fracasada, una dictadura que se ha quedado sola en el concierto de las naciones. Mientras tanto, volvemos, en Venezuela la mayoría de la militancia comunista tomaba otros rumbos. En ese interregno, dos años después, se dieron los hechos de los intelectuales cubanos, la llegada al poder de Salvador Allende y el arribo del escritor y diplomático Jorge Edwards a la isla como embajador de Chile en esa desportillada nación caribeña. Comenzaría otra experiencia con claro origen “checo”, toda vez que los protagonistas no podían despegarse de las esperanzas creadas por Dubčeks y por aquellos jóvenes cuya primavera aún resuena, pasados cuarenta años, en los oídos del mundo.
Persona non grata es un claro ejemplo de aquellos movimientos que despertaron la política latinoamericana. Jorge Edwards, a raíz de los acontecimientos internos con los escritores de la Isla, encarcelados, unos, silenciados otros por el aparato policial del régimen. En este marco, donde Fidel, Allende, Neruda, Lezama Lima, entre otros, resaltan en la acción no ficticia, conforman este libro que –sin la menor duda- es hijo de aquellos acontecimientos de Praga que se sembraron en América Latina y el resto del mundo.
El libro fue iniciado en los primeros días de abril de 1971, cuando Heberto Padilla continuaba preso, en lo que parecía el comienzo de una represión en mayor escala contra los medios intelectuales cubanos, y yo, sin que hubiera existido una declaración formal de persona non grata, pero considerado, sí, por primera vez en mi carrera, como persona poco grata e incómoda, acababa de salir de Cuba e iniciaba mi trabajo de ministro consejero en París…
Estas líneas, tomadas de Persona non grata (Barral editores, Barcelona, España, 1973), revelan eventos que estaban concatenados: los intelectuales cubanos estaban conectados con los sucesos de Praga y con los de París. El llamado Mayo francés también había provocado en este lado del mundo un pequeño incendio que se convertiría con los años en un gran incendio ideológico.
A 40 años de aquellos hechos, en Venezuela se sienten las palabras escritas por Teodoro Petkoff en su ensayo:
Desde ese momento mismo se abrió un debate que aún no cesa. Las aguas se dividieron entre quienes rescataron, para sí y para el movimiento mundial que contribuyeron a crear, el antiguo nombre de “comunistas”, que alguna vez Marx mismo había utilizado durante un breve período y con el cual había apellidado a su famoso Manifiesto, y quienes permanecieron fieles a la tradición evolutiva y electoral de la social-democracia occidental…
La Doctrina Brezhnev dio pie, con la invasión a Checoslovaquia y el atentado criminal contra la Primavera de Praga, a la Doctrina Sinatra, liderada por Mijail Gorbachov en los años 80, que cerraría –con la ayuda también de muchos dirigentes políticos y el Vaticano- las puertas del Pacto de Varsovia y el régimen comunista entronizado en parte de Europa. No en vano, el polvo levantado por la caída del Muro de Berlín también tuvo su impulso en aquellos sucesos de agosto de 1968, hace cuarenta años.
(Texto traducido al checo)
(*) Este ensayo fue publicado posteriormente en el tomo El socialismo irreal, Editorial Alfa, Caracas 2007).
ALBERTO HERNÁNDEZ - Poeta, narrador y periodista. Egresado del Pedagógico de Maracay, realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros.
Chávez, el último de esa estirpe
En 1998 ganó las elecciones un teniente coronel golpista que se vendía como el primero de una Venezuela nueva, que rechazaba a la vieja Venezuela de AD, Copei, el MAS, Convergencia y otros grupúsculos. Ciertamente, los partidos se habían desacreditado, y los medios de comunicación social habían contribuido activamente a ese descrédito. Pero más había contribuido la mediocridad de quienes se habían colocado en posiciones directivas de los partidos políticos. AD no era ni siquiera la sombra de la sombra del gran partido de masas que fundaron Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Gonzalo Barrios, Raúl Leoni y otros hombres eminentes, casi todos ligados a la Generación del 28. Copei había sido deliberadamente destruido por su propio fundador, Rafael Caldera, para satisfacer sus ambiciones de poder. El MAS había nacido cojo al alentar la candidatura de un helado y cínico personaje que no podía despertar sino desconfianza, cuando en sus filas tenía hombres de verdadera valía, y, para colmo, en el 98 apeló al más descarado oportunismo y apoyó al militarcito golpista. Las mayorías, especialmente los preteridos y depauperados, ya no tenían la más mínima esperanza en esos partidos, y sentían que los habían traicionado, y que las grandes riquezas petroleras se habían desperdiciado, especialmente en corrupción. Y el teniente coronel golpista se vendió a sí mismo como el artífice de un verdadero y profundo cambio, que lograría la felicidad de esos depauperados y preteridos. Se proclamaba el primero de la nueva estirpe de gobernantes que sí se ocuparían de los pobres, y su canto de sirena logró enamorar a las mayorías, que de inmediato hicieron suyo el lema “No volverán”. Pero, luego de once años de gobierno, los hechos han demostrado que no es, en absoluto, el primero de una nueva estirpe, sino el último de la vieja, que reúne en sí todos los defectos de sus predecesores, más muchísimos defectos nuevos que lo convierten en el peor gobernante de la historia de Venezuela. Peor, mucho peor, que Julián Castro, Raimundo Andueza Palacio y Cipriano Castro, que hasta hace poco parecían insuperables en fallas y defectos. El año 2010 se inicia con la devaluación del bolívar, que demuestra que el teniente coronel golpista no supo administrar la riqueza, y en eso fue mucho peor que Carlos Andrés Pérez o Luis Herrera Campíns. Y con los apagones, que demuestran que ni siquiera supo invertir los recursos indispensables en infraestructura, a pesar de haber recibido por mor del petróleo recursos con los que jamás habría soñado ninguno de sus predecesores. Es un inútil, y debería renunciar ya a su cargo, para que el país no siga hundiéndose. O antes de que el país reviente con mil veces más fuerza que el reventón del “Caracazo”. Haití, un país paupérrimo que jamás ha tenido recursos materiales, ha recibido el tremendo castigo de un terremoto devastador. Venezuela, que ha recibido recursos materiales como ninguna otra nación vecina o cercana, ha padecido un terremoto peor: el de la incapacidad, la torpeza y la mala fe de un militar golpista y los suyos, que pretendió pasar por el primero de una nueva estirpe, pero en realidad ha sido el último de la vieja, y el peor de todos.
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Viernes, 21 de Abril de 2006 | |||||||
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