Abril 20, 2008 por Josefina
Cristina Araujo, presentada en el Foro Dominical de El Carabobeño 20 de abril del 2008 para dar a conocer a los lectores del blog www.elmurotelmenta.com a esta polifacética dama, de la que tuve conocimiento una mañana muy temprano en el Departamento de Literatura del antiguo INCIBA, cuando en reunión de poetas: Vicente Gerbasi, Pedro Francisco Lizardo, Francisco Pérez Perdomo, Eli Galindo, Caupolicán Ovalles,el pintor Mario Abreu, dos de ellos directores de las Revistas "Imagen" y "Nacional de Cultura", llegué por razones de trabajo a consultar "algo" y oi la conversación que sobre un lamentable hecho sucedido en París entre ella y su esposo Angel Ramos Guigni, de la cuerdita de estos poetas, se expresaban ¡oh milagro! de forma maravillosa de esta dama valenciana, y sobre todo se ponían de parte de ella. Ante mi extrañeza pregunté a quién se referían y me contestaron que a una maravillosa mujer valenciana llamada Cristina Araujo, a quien nunca imaginé conocer porque Valencia siempre ha sido la última ciudad venezolana en la que quería vivir...Tenía yo 17 años. Pasó el tiempo y nunca imaginé que por matrimonio iba a aterrizar en Valencia para siempre y una noche de1980, en una fiesta de los dueños de CABEL, se anunció la llegada de Cristina. Me paré como un rayo y me le presenté, y cosa rara en una valenciana de prosapia: fue diligente y cariñosísima conmigo, caraqueña desconocida para ella...Desde ese momento hasta el sol de hoy 2011somos grandes amigas y yo he admirado su obra como ceramista con verdadera valoración ya que logré que Sofía Imber le ofreciera exponer en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, encantada con las obras que le llevamos, pero no pudo darse la exposición por la muerte del Dr. Lorenzo Araujo. padre de Cristina, hecho que la afectó mucho.
Con Cristina y gracias a ella conocí a otra de las damas valencianas a quien más he querido:
Morella Cano, antes de casarse con Eduardo ramos, hijo de Cristina y a quien dediqué en mi
antiguo blog otro espacio que copiaré más adelante.
Cristina Araujo Figueredo llama a luchar para demostrar que no queremos el socialismo
Hay que votar para impedir el desastre que se nos avecina
(Foto: Robert Mogollon)
Alfredo Fermín
Cristina Araujo Figueredo, personalidad de la vida social y cultural de nuestra ciudad, expresa que está preocupada por el destino del país, por lo cual recomienda “luchar de frente para que las elecciones regionales demuestren que no queremos el sistema socialista”.
“Tenemos que votar, luchar y trabajar -afirma- para que tengamos nuevos gobernadores y alcaldes que impidan el desastre que se nos avecina. Hay que votar para no volver a cometer el error que se hizo con las elecciones parlamentarias, por lo cual la oposición no tiene representantes en la Asamblea Nacional y no hay equilibrio político”.
A Cristina Araujo de Figueredo se le admira y se le estima, de manera absoluta, por su calidad humana, su inteligencia y su bondad. Es una dama distinguida, que ha disfrutado del cariño de gente de todos los sectores porque, siendo parte de una familia acomodada, pudiente, como decían antes, ha mantenido el encanto para transmitir amor a la gente.
Vinculada siempre al movimiento artístico de la ciudad, es creadora de una obra artística fundamental en la cerámica venezolana y es recordada por el encanto de su voz, que le permitió grabar cinco discos que marcaron una época en la historia musical de la ciudad.
Actualmente disfruta del cariño de sus hijos Angel, Eduardo y Aldo, nacidos en el matrimonio con Angel Ramos Giugni; y de siete nietos, para los cuales es como una hada madrina. Disfruta además de la vida espiritual, que se afianzó por su amistad con el padre Otto Lohner, recientemente fallecido III abad de la abadía San José de Güigüe.
A este Foro Dominical dimos un carácter intimista, por tratarse de una conversación entre dos amigos fraternos sobre temas que, pareciendo ligeros, son necesarios porque aportan detalles sobre una época dorada que vivió Valencia, de la cual ella fue protagonista. Pero son pocos los testimonios que están quedando.
“Hasta los ocho años nuestra familia, mi padre Lorenzo Araujo Ecarri y mi mamá Carmen Teresa Figueredo de Araujo, vivió en Agua Blanca, en un hermoso lugar lleno de árboles que surcaba un riachuelo. Luego fue vendido para construir la urbanización Santa Cecilia”, recuerda Cristina cuando conversamos sobre su infancia.
“Los domingos nos visitaban familias amigas y pasábamos el día de fiesta. Don Pancho Ottolina, que era un gran cocinero, siempre iba con Renny Ottolina, quien después fue el más famoso animador de televisión que ha tenido el país”.
“Cuando nos mudamos para la avenida Montes de Oca, en el centro de Valencia, me inscribieron en el Colegio de Lourdes, dirigido por la hermana Sor Luisa Victoria, de tan grata recordación. Allí se impartía una educación integral en un magnífico ambiente, donde ahora está el centro comercial Cedeño”.
“Hasta los años 70, Valencia era una población bucólica. La gente se visitaba a cualquier hora y había muy buen clima, por lo cual, desde la tarde, era necesario abrigarse”.
- ¿Tu gusto por el arte es innato o por influencia familiar?
- Llevo el arte en el corazón. Mi mamá era una artista, tenía un oído absoluto. Tocaba piano, acordeón, bandolín, ocarina, un instrumento antiguo. Mi abuelo era de apellidos Figueredo Boggio, familia directa de los pintores Emilio Boggio y Antonio Herrera Toro.
- Recuerdo que, siendo pequeñita, jugaba con mamá, con una arcilla rojiza que había en Santa Cecilia, y hacíamos muñequitos y figuras preciosas. Tanto me ha gustado el arte, que estudié, al mismo tiempo, ballet con Nina Nikanorova, y como al lado estaba la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, estudié Escultura con los maestros Eduardo Mimó y Cardona Villegas.
- ¿En ese tiempo también cantabas?
- Comenzando a destacarme como bailarina de danza clásica me detectaron un tumor en una pierna, por lo cual fui sometida a once operaciones. No pude bailar más, pero Dios me recompensó con el canto. Estando operada en Nueva York, el pintor Oswaldo Vigas y su esposa Jeanine fueron a visitarme y me llevaron una guitarra para que no estuviera triste. La experiencia fue muy bella, porque me dio fortaleza para vivir. Fue un renacer.
- Con la ayuda de mamá aprendí a tocar rápidamente la guitarra, y tocaba para los demás enfermos. De regreso a Valencia se me abrieron oportunidades para cantar en público, especialmente canciones latinoamericanas. Era una novedad a comienzos de los años 60, lo cual afianzó posteriormente Soledad Bravo. Uno de los primeros conciertos lo ofrecí en la Asociación Venezolana de Periodistas, invitada por nuestro gran amigo Oscar Carballo George, que era periodista. Me invitaron a Holanda y canté en La Haya, Amsterdam, Rotterdam, donde el público quedaba en silencio, fascinado con mis canciones. Algo increíble, tomando en cuenta que no era una cantante profesional.
Grabé cinco discos de larga duración y uno pequeño, con RCA Víctor, en 45, que no existe. Después, en 1998, Antonio Ortega y Carmelo Oñate me entusiasmaron para cantar como solista del grupo Tierra Firme, que integran miembros de la Orquesta de Cámara de la Universidad de Carabobo.
- ¿Cómo fue tu paso por la política?
- Muy buena, porque tuve la oportunidad de ser concejal de Valencia y realizar un magnífico trabajo con Conchita de Gallo, que era la presidenta del concejo municipal. Pero también fue una decepción porque en política, ayer como hoy, se cometen muchas injusticias.
- Miguel Bello, fallecido, organizó la agrupación “De Valencia para Valencia” y participamos en las elecciones municipales. Fuimos electos tres concejales: Miguel Bello, Juan Vicente Seijas y yo. Sin embargo, los partidos fuertes nos dejaron un solo concejal. Miguel fue el electo, pero él, con la generosidad que le caracterizó, prefirió que nosotros nos incorporáramos al ayuntamiento. (PARA LA HISTORIA: CRISTINA FUE LA CANDIDATA A CONCEJAL MAS VOTADA POR LOS REGISTROS ELECTORALES)-
¿Estás a favor o en contra del proyecto educativo que quiere imponer el gobierno en las escuelas públicas y privadas?
- Hay fallas muy grandes, por lo cual creo necesario un acuerdo para un programa adaptado a la educación del futuro y para que los profesores sean profesionales preparados. Porque tenemos el gran problema de que hay muchos que están dando clases y no están preparados para la función de educadores. Para ingresar a la universidad se necesita, obligatoriamente, una preparación básica. De lo contrario se va al fracaso estudiantil.
- No puede ser que el Estado pretenda graduar profesionales universitarios en dos años. Hay una falta de conciencia para hacer las cosas por impulsos, por imponer un sistema que perdió vigencia hasta en Cuba. En ese país y en China se está dejando a un lado el socialismo.
- Se pretende que los estudiantes ingresen a la universidad sin que haya una prueba, aunque sea fácil. A pesar de que los gradúan de bachilleres sin haber cursado materias tan fundamentales como matemática, química, física y castellano, porque no hay profesores.
- Es cierto que en diciembre del año pasado dimos el no a la reforma constitucional. Pero tenemos que estar alertas porque nos quieren imponer el comunismo a través de reformas a las leyes. A los profesores los están entrenando en la teoría socialista para aplicársela a los estudiantes.
- ¿A quién responsabilizas de la toma del Ateneo de Valencia por orden del gobernador del estado?
- El gobierno quiere apoderarse de todas las instituciones culturales para acabar con ellas. El Ateneo está tomado y convertido en oficinas de la gobernación del estado. Lo más triste es que hay gente que se presta para eso, por conservar un cargo en el gobierno. Hay que exigir que se demuestre que aún hay Estado de Derecho en Venezuela, porque se trata de una propiedad privada del pueblo de Valencia.
- ¿Existe la valencianidad?
- Se trata de un amor de verdad por Valencia, para conservarla, cuidarla y mantener los principios de solidaridad e intercambio cultural, de lo cual tenemos mucha tradición. El valenciano tenía miedo de perder todo esto. Pero no es como se piensa, que vemos a los demás por encima del hombro. Quien nos conoce, queda encantado porque encuentra que somos gente buena, que sabe convivir. Vivimos y dejamos vivir, como debe ser la regla en una sociedad civilizada.
Recuerdos
En los años 50, la vida social fue intensa. Los jóvenes nos reuníamos, especialmente los sábados en la tarde, en el Country Club. Hacíamos picoteos (se llamaban así, porque el equipo de sonido era el pick-up). Hubo suntuosos bailes de gala. Recuerdo que cuando vino a Valencia el presidente de Ecuador, Galo Plaza, trajeron un avión fletado con Los Chavales de España. Felícitas Acosta organizó la comparsa Fantasía Española, un acontecimiento que todavía se recuerda.
El 20 de diciembre de 1953 fue mi fiesta de quince años, que mi mamá volvió a poner de moda, porque era una costumbre que se había perdido. Al año siguiente, se multiplicaron las fiestas de quinceañeras: Carmen Elena Rojas, Elda Hidalgo, Paulina Rotondaro y Matilde Domínguez.
El Carnaval del Cuatricentenario, en 1955, fue inolvidable. La reina fue Maruja Cubillán, casada con Aroldo Mayaudón. ¡Qué mujer tan bella! Las damas de honor fuimos María Auxiliadora Iturriza, Lolita Figueredo, Elda Hidalgo y Olga Cubillán, hoy de Iturriza, y yo. El gran baile fue en el Centro de Amigos, adornado bellísimo, con una gran orquesta. Al día siguiente hubo desfiles con carrozas maravillosas, desde donde lanzábamos caramelos, serpentinas y papelillo.
Para el Cuatricentenario hubo el acontecimiento cultural de la Exposición Internacional, para la cual Oswaldo Vigas logró la participación de los pintores más importantes, incluyendo a Pablo Picasso. Recuerdo a Frida Añez, que presidía el Ateneo, con un enorme sombrero, acompañada por el presidente de la República, Marcos Pérez Jiménez, inaugurando esa exposición. Antes viajaba mucho a París, donde viví entre 1962 y 1963. Allí nació mi hijo Eduardo. Pero recuerdo intensamente un viaje que hice con mi adorada Morella (fallecida), antes de casarse con Eduardo. Ella estaba en Sevilla y yo en Granada. Sin tener idea de cómo llegar, nos fuimos a Marruecos en ferry, desde Algeciras, que nos llevó a Tanger. De allí emprendimos una aventura inolvidable. Años después me fui a Túnez para conocer el desierto del Sahara. Llegamos al pueblito de Tasseur, donde debimos permanecer ocho días, cuando regresó el avión procedente de París.
Había cumplido con un inmenso anhelo, porque el Sahara siempre ejerció en mí una fascinación. Por eso mis cerámicas tenían un esmalte que da la sensación de haber sido sacadas del fondo de las arenas del desierto. Estuve también en Egipto, donde hice un crucero por el Nilo y llegué montada sobre un burro a las pirámides.
- ¿Y la salud?
- Durante toda mi vida he tenido problemas de salud, pero los he aceptado con resignación, por el ejemplo de mis padres, por mi amor profundo por el arte y por mi confianza en Dios para encontrar la paz interior. Ahora, con el amor de mis hijos y de mis nietos, puedo afirmar como en la película: la vida es bella.
- ¿Fuiste feliz durante tu matrimonio con Angel Ramos Giugni?
- Compartimos demasiadas cosas; él era artista, yo también; los dos nos graduamos de abogados, a él le encantaba la poesía y a mi también.
- Teníamos grandes amigos; a nuestra casa llegaban los poetas Pepe Barroeta, Juan Sánchez Peláez, Héctor Mujica y Juan Liscano. Hacíamos reuniones en casa de la pintora Vanna Gabetti y Víctor Boggiano. Allá nos reuníamos con Braulio Salazar, Eduardo Moreno, Teófilo Tortolero, Eugenio Montejo y Oscar Carballo George. Después la convivencia se hizo difícil; nos separamos, pero siempre nos quisimos.
- ¿Tienes alguna afición en particular, en estos últimos tiempos?
- Con mi hijo Aldo, que también es abogado junto con Eduardo, hago lecturas de escritores místicos: Rudolf Steinder, Eckhard, San Juan de la Cruz, Santa Teresa y ponemos música. A mí me fascina Mozart, Händel, Bach, Vivaldi, Haydn, y las óperas de Verdi y Puccini, de las cuales escuchamos diferentes versiones. Es un disfrute enorme de la lectura, acompañada de buena música. Seguimos una vida hermosa y muy rica, ¡gracias a Dios!
En oriente la planta y la flor de Loto son divinizadas. El Loto es una flor ofrecida a los dioses, su valor espiritual es muy fuerte en las regiones indias.
Dentro de un estanque o fuera de él, cultivado en recipientes adecuados, la flor de Loto atrae por sus cualidades: flores erguidas con grandes tallos sobre el nivel de follaje, muy perfumadas las que se abren sin parar durante todo el verano. Los colores pueden ser blanco, rosados, rojos y bicolores, simples o dobles. En China se conocen más de 300 variedades. Todos florecen desde temprano en la mañana hasta la mediatarde durante 3 días consecutivosAl llegar la primavera el Loto desarrolla follaje rápidamente, las primeras hojas son flotantes, a los 30 días comienzan a surgir las primeras hojas aéreas. Poseen color verde glauco, son redondas y peltadas. Según la variedad las hojas pueden medir entre 15 y 60 cm. de diámetro y están cubiertas por una capa de cera que impide que se mojen con el agua. Eso fuiste tú, Morella, un loto entre tantas mujeres valencianas...
Los lotos mágicos se marchitan en las sombras
Marzo 26, 2007 por Josefina
LOS LOTOS EXISTEN…
Observando el horror de la vida cultural valenciana, sobre todo después que por una conjuntivitis tuve que dejar de leer prensa y libros, reduciendo mi espectro visual a observar mi alrededor y tomar clara conciencia de lo destruido de las instituciones en lo estructural y moral que se manifiesta en la falta de actividades gratas que sólo en la sede de El Carabobeño y gracias a Marisol Alemán y Esteban Simonetti podemos disponer cuando salimos del espacio hogareño donde nos nutrimos de prensa y libros como únicas posibilidades de enriquecimiento personal, aconteció la muerte de una gran amiga: MORELLA CANO DE RAMOS, muy joven, muy bella y sobre todo una mujer que sin tantas promociones personales menos aun conciencia excluyente de grupos, coordinó junto a su suegra, CRISTINA ARAUJO, una de las galerías “GALA”, que dio a la ciudad posibilidades de proyección de talentos regionales y de conocimiento del arte en sus expresiones de verdadera calidad. Gracias a Cristina y Morella conocimos a Javier Téllez, ya que la amistad de su padre, de Reynaldo Pérez So y ellas impulsó la promoción del muchacho que comenzaba a expresarse; Carlos Osorio nos entregó unas figuras en cerámica que para mi han sido inolvidables igual que las de Braulio Rivero y tantos que siguiendo la política de la Galería de establecer en la sala grande una exposición de pintura o escultura y en la pequeña, algun artista de las artes del fuego, Valencia se convirtió en eje nuevamente de la promoción del arte sin excepciones y sorprendentemente con la misma conciencia grupal que admiramos en 1955, cuando sin medir nombres ni intereses personales, se formó la Asociación de Galerías de Valencia, integrada por: Espacios Simonetti, Gala, Zeppia con sus dueños Inés Zerpa, atrevida ceramista y marchante de arte de nombres aun desconocidos totalmente, cuya acción fue extensiva a otros Estados del país, Luis Herrera y Beatriz de Schoeder, Galería Ascaso, Lozada & Lozano, cuyos dueños integraron Juntas Directivas que promovieron las artes como nunca se ha visto en el país, ya que es muy difícil unir intereses de galeristas privados con el único sentido de SERVIR a un público ahito de conocimientos, unos artistas desasistidos de los grandes circuitos comerciales y sobre todo, una verdadera conciencia de lo que reclama el verdadero espíritu de quien conoce y ama el arte. Hoy en día es imposible, cada caníbal se comería al otro de la tribu rival….
No podía dejar pasar esta fecha, que un poco tardíamente trata de rendir homenaje a la amiga sincera, a uno de esos lotos que mágicamente he conocido en Valencia que me han dado su mano y la han colocado en mi hombro en los momentos difíciles, su amor, su sincera opinión, y sobre todo, su generosidad y fidelidad al respeto que como seres humanos ambas desarrollamos en la relación amistosa que nos unió. De verdad me ha “pegado mucho” la muerte de Morella, creo que como ella pocos seres femeninos habitan esta ciudad tan extraña a la amistad continuada y “a pesar de todo”, a menos que no sea para formar conciliábulos donde los puñales se guardan para esgrimirlos en el momento necesario. Morella nunca tuvo un as bajo la manga para comentar o despotricar de nadie, menos engañar con palabras melosas, era de una sinceridad admirable. Me duele su ausencia y toda la semana no he podido dejar de pensar en sus hijos, en Eduardo que perdió una gran mujer, en Chipi, su mamá, y en Cristina. Esa época que viví cercana a ella fue luminosa como lo fue la Asociación de galerías valencianas de la que nadie habla, porque nadie es capaz de sentir aquello que movió a estas personas por tantos años en la década de los 80, lo mismo que los que lograron el milagro de proyectar a Valencia internacionalmente en 1955, gracias a Dios que una actividad salvó de la debacle el Día de Valencia: el homenaje a Don Oswaldo Feo Caballero… seres que son como dije antes, lotos que surgen en medio de las aguas estancadas y pútridas. Valencia ya no tiene la luz en los corazones de las nuevas organizaciones tan llenas de torcidos sentimientos, reconcomios viejos y momias entronizadas aunque se disfracen de nuevos nombres. Sabiduría no es envenenar a la gente con MOBBIBG actualizados o discursos superados, es hacer vida, para que la naturaleza se reponga de tanto castigo que le imprime el alma de los hombres de las sombras que han tomado la ciudad o se han infiltrado por los más increíbles y oportunamente utilizados resquicios tornando a la ciudad en un espacio muerto como el castillo de la Bella Durmiente. “Se nos fue Morella” me dijo Aldo, y de verdad en el hoy terrible estanque del Cabriales los lotos se van marchitando, las estrellas del cielo valenciano se apagan y solo las sombras de la maldad se mueven a sus anchas. Hasta pronto Morella, gracias por los años de amistad que me brindaste y me hiciste ver que aquí las amigas son contadas como los dedos de la mano, pero existen y de gran calidad humana. GRACIAS.
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